Vol. 78/No. 45      15 de diciembre de 2014

El 18 de noviembre, James Ladino, de 40 años de edad, de Edmonton, murió cuando una maquina lo golpeó en la cabeza.

El 20 de noviembre un trabajador de 60 años de edad, murió aplastado por una pared mientras instalaba una puerta en un muelle de carga.

El 21 de noviembre un trabajador murió al caer de una escalera.

El 25 de noviembre otro trabajador murió aplastado entre bloques de cemento y un tractor mientras desmantelaba un puente temporal, en Carseland cerca de Calgary.

“La mayoría de estos accidentes son prevenibles”, dijo Jaimie Loewen, un obrero de la construcción que vive en el barrio donde murió Ladino.

En julio, Chris Lawrence, de 15 años de edad, murió en una gravera cerca de Drumheller, a una hora y media de Calgary. Él estaba trabajando para la compañía de construcción Arjon cuando su ropa quedó atrapada y fue arrastrado por la maquinaria. Según las leyes de Alberta es legal que Lawrence estuviera trabajando en la construcción.

Alberta “es el mejor lugar en Canadá para que los patrones se salgan con las suyas manteniendo condiciones peligrosas de trabajo, y continua siendo uno de los lugares más peligrosos para ser trabajador en Canadá”, dijo Gil McGowan, presidente de la Federación Laboral de Alberta en una ceremonia en Edmonton el 28 de abril durante un día de duelo dedicado a las muertos y lesionados en el trabajo.

Ladino estaba trabajando para Insituform Technologies, la cual tiene el doble del promedio de lesiones incapacitantes reportadas en esta industria en la provincia. Aún así recibió del gobierno un certificado por cumplir con las normas de seguridad en el trabajo.

Alberta tiene el índice más bajo de sindicalización en Canadá con 23.5 por ciento en 2012. En Canadá el promedio es de 31.5 por ciento. El movimiento obrero aquí quedó debilitado durante una ofensiva contra los sindicatos de la construcción en los años 1980. Aprovechándose de una severa crisis económica, los empleadores realizaron el 16 de junio de 1984 un cierre patronal contra todos los gremios de la construcción y recibieron la ayuda del gobierno de Alberta para abolir los convenios laborales. Las muertes recientes en la construcción demuestran cómo los trabajadores de la provincia continúan pagando con sus vidas.
 
 
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