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Vol. 79/No. 3      2 de febrero de 2015

 
(portada)
Washington forja alianza
alrededor de política bélica

 
POR MAGGIE TROWE
En los últimos años de su presidencia, Barack Obama está implementando un curso para la política exterior de Washington que se aproxima cada vez más al curso que desea y necesita la clase capitalista. Esto no quiere decir que les guste Obama, sus pretensiones meritocráticas de sofisticación, su intelecto o empatía o la manera como gobierna. Pero en gran parte concuerdan con lo que Washington tiene que hacer en el mundo actual.

Es un curso que se aleja de las invasiones con “botas en el terreno”, las conquistas y la “construcción de naciones”, intentadas por el presidente anterior George W. Bush en Iraq y Afganistán. Ese curso no logró obtener estabilidad, suscitó nuevas divisiones y conflictos, y debilitó las relaciones con otras potencias imperialistas.

De su viraje hacia la contención de China hasta su curso de involucramiento limitado en Siria e Iraq así como en Ucrania y Rusia, Obama busca construir una nueva coalición internacional para defender el dominio y explotación imperialistas con el mínimo uso de tropas de combate. Actualmente los capitalistas norteamericanos no ven que exista algún enemigo que presente una amenaza inmediata y requiera una intervención militar significativa.

Un ala importante de políticos conservadores en el Partido Republicano comparten esta perspectiva. Y su candidato presidencial en el 2016 abogará a favor de este curso, o tendrá poca probabilidad de ganar.

Obama está buscando forjar alianzas políticas y militares con gobiernos representantes de los capitalistas de Europa, Japón, Australia y de un número creciente de países semicoloniales, que con el tiempo generen más estabilidad en el Medio Oriente, más inversiones en Latinoamérica, y la contención de China. Al mismo tiempo, los capitalistas cuentan con que no haya un aumento en las rebeliones obreras contra los efectos de la crisis mundial de producción y comercio capitalistas y que no se den explosiones revolucionarias contra el dominio imperialista mundial.

Sanciones y bombas, no tropas
En Siria e Iraq, Washington y sus aliados no han movilizado una presencia militar significativa, asumiendo correctamente, que el tiempo está a su favor para destruir al Estado Islámico. Washington puede enfocarse en bombardeos selectivos, drones y envíos ocasionales de armamentos a sus aliados, mientras que las tropas de Iraq, las fuerzas que combaten al régimen dictatorial de Bashar al-Assad en Siria y las fuerzas kurdas en la región avanzan en el terreno, sufriendo muchas bajas a lo largo de un conflicto prolongado.

La decisión del Estado Islámico de establecer un califato dictatorial, un estado islamista bajo la ley Sharia, no tiene futuro en el siglo 21 y está perdiendo apoyo. No hay cantidad de decapitaciones y de opresión que pueda obligar a los millones de trabajadores en la región a someterse a tal régimen.

La administración Obama también está obteniendo resultados en la contención de las agresiones militares del presidente ruso Vladimir Putin contra Ucrania sin involucrarse en el combate. Muchos republicanos, desde el senador de Arizona John McCain hasta el senador Marco Rubio de Florida, criticaron a Obama por no responder con amenazas unilaterales más fuertes después que el gobierno ruso ocupó Crimea y fabricó su adhesión a la Federación Rusa por medio de un falso referéndum en marzo de 2014.

Pero el éxito de Obama en ganarse el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel y otros dirigentes europeos para imponer sanciones económicas contra Rusia, asistido por el impacto de la caída de los precios del petróleo sobre un país que depende de las exportaciones de combustibles, ha tenido un impacto lento pero devastador en la economía rusa, especialmente entre los trabajadores, los más golpeados. Washington pretende obligar a los capitalistas rusos a que presionen a Putin —quien en última instancia debe cumplir sus deseos— a que de marcha atrás.

A largo plazo, Washington le ofrece a Moscú un “reinicio” como un aliado de Estados Unidos y la Unión Europea contra un enemigo común: la expansión y competencia china.

La masiva producción de petróleo a través de la fracturación hidráulica, cambia la correlación de fuerzas entre Estados Unidos y los gobernantes del Medio Oriente, Rusia y otros países, reduciendo los ingresos de los que dependen estos gobiernos.

En el continente americano, la decisión de la administración de Obama de liberar a los Cinco Cubanos a cambio de que Cuba excarcele a espías estadounidenses y el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el inicio de negociaciones entre los dos países cuenta con el respaldo de los capitalista en Estados Unidos. Elimina un gran obstáculo para la capacidad de los capitalistas estadounidenses de maniobrar en América Latina de una manera que no han podido en décadas.

Durante más de 50 años, el devastador embargo económico contra Cuba ha azotado a los trabajadores y agricultores cubanos. Ha creado dificultades económicas, y con la ausencia de un auge de luchas revolucionarias en el mundo, ha abierto el camino a la erosión de la consciencia revolucionaria en una capa de los trabajadores. Las medidas de Washington para crear aperturas para el comercio y propaganda estadounidenses en Cuba buscan aprovechar el éxito del embargo para intervenir más directamente en las relaciones de clase en la isla, con el propósito de socavar las bases de la revolución socialista en Cuba.

Obama no asumió su cargo con un plan para efectuar estas medidas. Pero ha crecido en el cargo de ejecutivo en jefe de los capitalistas. El renunciar al uso de tropas en el terreno para depender de alianzas más amplias, el poder económico, , el uso de drones, bombardeos selectivos y expediciones ocasionales de fuerzas especiales es lo que necesita la clase dominante.

La clase obrera puede aprovechar el tiempo que esta situación proporciona para organizar resistencia a los esfuerzos de los patrones de hacer que los trabajadores paguen por la crisis de su sistema capitalista, ganar experiencia y confianza, y aprender de la política de la clase obrera.  
 
 
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