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Vol. 79/No. 13      13 de abril de 2015

 
(especial)
‘Ninguna batalla librada por revolucionarios
termina con lo que alguna vez hicieron’

Cinco Cubanos a estudiantes: ‘Cuanto más
desinteresados sean, más felices y libres serán’

Los cinco revolucionarios cubanos que estuvieron recluidos durante años en prisiones norteamericanas por sus acciones en defensa de la Revolución Cubana han estado hablando casi a diario ante públicos por toda la isla desde el 17 de diciembre. Ese día tres de ellos —Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero— regresaron a casa y fueron recibidos como héroes después de más de 16 años de encarcelamiento en Estados Unidos. Se sumaron a Fernando González y René González, quienes habían sido excarcelados antes tras cumplir sus sentencias completas.

Uno de los muchos eventos en los que han participado se realizó el 19 de febrero en la principal universidad de ingeniería y ciencias de La Habana, conocida como la CUJAE. Allí Tony, René y Fernando entablaron un animado encuentro con 300 jóvenes y docentes.

En el evento, celebrado durante la Feria Internacional del Libro de La Habana, se presentó el libro Absueltos por la solidaridad, publicado por la editorial Pathfinder, con sede en Estados Unidos. El libro contiene reproducciones de 16 acuarelas que Guerrero pintó el año pasado cuando todavía estaba en la prisión federal de Marianna, Florida. Las obras ilustran el juicio político amañado que Washington orquestó contra ellos, en el cual recibieron sentencias de hasta doble cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

La tribuna también fue compartida por Mary-Alice Waters, editora de Absueltos por la solidaridad; Alicia Alonso, rectora de la CUJAE; y el profesor Julián Gutiérrez, organizador del evento, el cual fue el colofón de las muchas actividades celebradas mensualmente a través de los años como parte de la campaña por la libertad de los Cinco Cubanos.

Waters habló sobre el libro y cómo está siendo utilizado en Estados Unidos y alrededor del mundo. Luego Guerrero dijo unas palabras, y entonces él y sus dos compañeros de lucha respondieron a las preguntas del público. Los estudiantes se quedaron pegados a sus asientos durante las dos horas del intercambio. La edición del Militante del 16 de marzo publicó un reportaje sobre el evento y la presentación de Waters.

A continuación publicamos extractos de las palabras de Tony, René y Fernando.

De las palabras iniciales de Antonio Guerrero
Es un gran honor estar aquí y ver a los jóvenes, los profesores, los trabajadores. Después cuando vengan las preguntas les toca hablar a Fernando y a René.

Primero, queremos agradecerles a los compañeros de Pathfinder, quienes día a día, en condiciones que quizás ustedes no se pueden imaginar, defienden el socialismo dentro de Estados Unidos. Tuvimos el honor de conocer a estos compañeros durante nuestros años de prisión, desde que se dio a conocer nuestra situación en el 2001 y se pudo establecer comunicación.

Para nosotros los cubanos es fácil concluir que el socialismo es la única vía en que podemos crear un mundo mejor. Solamente en una sociedad con una mentalidad distinta —como la que hemos construido con tremendo sacrificio— se puede aspirar a que el mundo sobreviva las situaciones que estamos viviendo, como Fidel más de una vez nos ha alertado. En Estados Unidos es difícil hacer conciencia sobre eso. Es más fácil aquí en Cuba: por nuestra historia, por la revolución y la grandeza de esta obra, que por supuesto no es perfecta. Tenemos muchísimas cosas que aprender, corregir, cambiar. Pero cambiar desde adentro de nuestras propias condiciones, de nuestras propias ideas.

Cuando conocí a estos compañeros en persona hace unos días, me parecía que los conocía desde un montón de años ya. Ellos nos brindaron apoyo desde aquellos primeros días. Nos enviaron revistas, libros y periódicos constantemente, en español e inglés. Nos sirvió para establecer muchas relaciones con personas dentro de las prisiones. Empezamos a ganarnos la admiración de otros presos por el apoyo que recibíamos de afuera. Esos libros que ellos nos daban, los pasábamos a la gente, y otros presos decían, “Esto es una cosa interesante”.

Gracias a la preparación que nos dio nuestro país, podíamos sentarnos a discutir abiertamente con cualquier persona sobre cualquier tema. Era frecuente que me preguntaran, “¿Qué cosa es el comunismo, qué cosa es el socialismo?” Eso para nosotros es fácil de explicar. Pero además teníamos un arma muy importante: estos libros. También nos enviaban un periódico que se llama el Militante, y que viene en ambos idiomas. Otros presos también se interesaban por leerlo.

Empezamos a hacer algunas tareas en conjunto con estos compañeros. Ellos se interesaban por demostrar la parte humana de los Cinco, como aspecto importante para denunciar la injusticia contra nosotros. Uno de los proyectos más grande que realizamos fue el libro anterior de las 15 acuarelas …

Estos compañeros —que no son muchos, son gente sencilla, pero son aguerridos con sus medios— llevaron exhibiciones de estas acuarelas hasta lugares donde menos pudieran imaginarse. Entonces nos escribieron estudiantes, niños, jóvenes de todo Estados Unidos. Me acuerdo que cuando llegaba el Militante cada semana, ellos ponían la lista de las exposiciones. Decía: “Yo me muero como viví” será mostrada en esta y esta ciudad. Y la semana que viene, yo leía: Ya la tenemos aquí, aquí y aquí.

De Nueva Zelanda unos estudiantes de secundaria me mandaron unas hermosas cartas y fotos. Eso también era por el trabajo de ellos.

Estas exposiciones de las acuarelas sobre el “hueco” se convirtieron en un arma bastante efectiva. Las gráficas te llaman, quedan en la mente. Abajo de cada imagen siempre había algo que la explicaba.

Entonces después de que pusieron esta exhibición en Miami, decidí pintar unas nuevas acuarelas. Me vi un poco apretado de tiempo. Presentar el tema del juicio era más complejo. Pero para el 12 de septiembre ya tenían en sus manos las 16 acuarelas, “Absueltos por la solidaridad”. Se expusieron en Washington.

Los compañeros de Pathfinder me escribieron una carta y me enviaron una maqueta de lo que iba a ser un nuevo libro con estas acuarelas. Tenían planificado publicarlo para el 1 de enero. Ya estaba anunciado en el Militante, su periódico. Y de repente, el 17 de diciembre, nosotros tres estábamos de regreso aquí.

Llevábamos aquí dos meses y algo, y estábamos en actividades, actividades, actividades; yo ni siquiera tenía tiempo para preguntar qué había pasado con el libro de las acuarelas. Y hace unas semanas, me llama un compañero del Ministerio de Relaciones Exteriores y me dice, “Tengo una cosa para ti que te trajo nuestro embajador ante Naciones Unidas. Te la mandan los compañeros de la Pathfinder”. Era este libro.

No sé como describir la emoción. En ese corto tiempo ellos habían actualizado el libro. Y la calidad que tiene, con imágenes del regreso nuestro y otros materiales escritos por mis hermanos. Da una claridad de lo que es el título de ese libro, Absueltos por la solidaridad: la solidaridad, la victoria que se logró gracias al jurado de millones.

La batalla no termina aquí. Ninguna batalla librada por revolucionarios termina con algo que tú hiciste. Lo que haces, ya lo hiciste. ¿Vas a vivir de lo que hiciste? No, tienes que vivir de lo que haces cada día.

Todos los días hay que pensar en las tareas, en el deber que tenemos. En el futuro: el futuro de la revolución. El futuro de ustedes no está solamente en que estudien y saquen sus exámenes y le digan a la gente, “Mira, aquí tengo un título de que soy ingeniero”. Está en comprender qué representa ese título y lo que ustedes tienen hoy.

Cuando yo era estudiante como ustedes —yo estudié en la Unión Soviética— siempre decía, “Todo esto que yo tengo se lo debo a la revolución”. Y creo nunca me he equivocado en ese pensamiento.

Los tiempos han cambiado. Alguna gente en nuestro país ha comenzado a pensar primero en sí misma. No estoy hablando de ustedes sino en sentido general. El egoísmo ha salido a relucir. Y yo nomás les digo una cosa. En la medida que sean menos egoístas, van a ser más felices. Y van a ser mejores revolucionarios, mejores hombres y mujeres. [Aplausos]

De las preguntas y respuestas
PREGUNTA: ¿Podrías explicar cómo se puede ser más feliz siendo menos egoísta?

TONY: Cuando se habla de altruismo, el primero en que pienso es Carlos Manuel de Céspedes.1 Pienso en la gente que pudiera haberlo tenido todo y lo dejó todo —hasta la vida— por algo que tiene más valor que las cosas materiales. Es algo que uno tiene que interiorizar. Cuando nos arrestaron, yo pensaba mucho en [el héroe nacional cubano José] Martí y en Che [Guevara]. Todo el mundo sabe que Martí podría haber sido lo que él quisiera. Y el Che también: era médico, ¿no? Entonces te empiezas a nutrir de estas cosas.

La única forma de estar preparado

¿Por qué mantuvimos la felicidad en la prisión? Miren, todos los días cuando te levantas, es un momento crítico en tu vida, una nueva oportunidad. Pero hay momentos que son más críticos, que te definen. Mientras más trates de ir por el camino correcto cada vez que te levantes, que te levantes con el pie y con las ideas claras, cuando llegue ese momento decisivo estarás preparado.

La única manera de estar preparado es haber interiorizado esta libertad, estos ejemplos, este altruismo. Tiene que ir más allá de un lema o de algo que leíste. Es algo ya dentro de ti. Y te deja poner la cabeza en la almohada y dormir tranquilo contigo mismo.

Vamos a poner el ejemplo de nosotros, la situación en la que nos encontramos cuando nos arrestaron en 1998. Te ponen adelante un tipo que te está pidiendo reconocer una cosa que no hiciste. Te dice que si te vas del bando del tipo, tienes la opción de volver a tener todas las cosas materiales que tenías, de no perder la vida normal.

La alternativa que te ponen adelante es que empieza a ponerse bien duro. El hombre te dice, “Mira, te vamos a dar una sentencia tan larga que te vas a morir en la cárcel”.

Entonces tienes que estar preparado. Tienes que haber ya formado dentro de ti ese ser que sabe lo que hacer en un momento determinado. Una vez que pasaste la prueba y dijiste no, te empiezas a dar cuenta que eres más feliz que los que te rodean. La gente te ve y dice “¡Coño! ¿Por qué tú todos los días te ríes? ¿Por qué estás tan feliz?”

Algunos de los presos habían vendido drogas y habían tenido dinero para poseer el carro del año y otras cosas. Sufrían porque ya no tenían todo aquello. A algunos les habían puesto sentencias de cinco o 10 años —menos que nosotros— y no lo podían soportar. Cuando salían para la calle, volvían a hacer lo mismo, un círculo vicioso. Entonces, uno tiene la opción.

Hoy tú puedes tener esas cositas, como ese abrigo bonito. Pero mañana a lo mejor ya no lo puedes tener.

Cuando empezó el Periodo Especial, Fidel dijo a las mujeres algo que no se nos olvida. Les dijo, “Mírense esa ropa que tienen, porque con esa van a tener que echar unos cuantos años”. Eso le dijo al pueblo, ¿no es verdad?

Y hubo algunos que dijeron, “No, yo voy a buscar allá al norte, como quiera que sea, una ropa nueva”. ¿A cambio de qué?

FERNANDO: Yo me voy a atrever a decir unas palabras sobre este tema. Comparto lo que decía Tony. Los seres humanos evolucionamos del reino animal y tenemos dentro de nosotros ese instinto de la lucha por la subsistencia. Pero nos desprendemos del resto del reino animal. Somos animales conscientes, aunque ese instinto egoísta está en nosotros.

La humanidad ha atravesado diferentes sistemas económicos. El capitalismo, que hoy predomina, es un sistema que busca incentivar el egoísmo en nosotros.

En cambio, el socialismo triunfará en la medida que sea capaz de generar una cultura diferente, incluso poder entregarse a algo más grande que uno mismo como individuo. Aun en respeto a la individualidad, lo más importante, como decía José Martí, es hacer algo por la sociedad, por la humanidad.

Tuvimos que escoger

RENÉ: Nosotros tuvimos momentos muy críticos, como fue la mañana del 12 de septiembre de 1998. Cada uno de nosotros había desarrollado su tipo de vida. Contábamos con nuestros seres queridos. Contábamos con un modo de vida superior al de aquí en Cuba, porque estábamos trabajando en un país que está en el centro del mundo imperialista. Cada uno tenía su automóvil, una casa que supuestamente era propiedad de nosotros, aunque sabíamos que todo eso era una falacia. La historia nos lo demostró después, cuando Olguita perdió la casa después de mi arresto. Pero hay que decir que teníamos una vida cómoda.

De pronto, la mañana del 12 de septiembre tuvimos que tomar una decisión, como decía Antonio. Sabíamos que de un tirón nos podían quitar todo aquello que poseíamos. Pudimos haber hecho lo otro. Sabíamos que teníamos que escoger entre traicionar a Cuba y hacer lo que querían el fiscal y el FBI.

Escogimos no traicionar a Cuba. Y a partir de ese momento cuando nos llevaron al Centro Federal de Detención en Miami, empezamos a comprender que tendríamos que quitarnos de un tirón todo lo que habíamos tenido por seguro hasta ese momento. Todo lo material que uno acumula durante años de trabajo: esta ropita, el carrito, la casita que la pusiste bonita.

Luego vino la lucha por la sobrevivencia como seres humanos. Ellos primero fueron detrás de nuestra dignidad, y contra ella lanzaron toda su fuerza. Unido a eso fueron tras nuestra felicidad.

Pero poco a poco uno se va dando cuenta de que es posible defender la felicidad en esas condiciones. Forma parte de la resistencia que estás haciendo al chantaje, a la arrogancia, a los abusos de los fiscales.

Había otra gente aún más infeliz que los presos durante el proceso: los fiscales. Nosotros convertimos a esos fiscales en los tipos más infelices que vimos en esos siete meses.

Cuando llegaban a la corte, los fiscales eran objeto de burla de toda el mundo, incluso de la gente que nos custodiaba. Eran objeto de burla de la traductora, del estenógrafo Richard, que se hizo amigo nuestro; de Elizabeth, la secretaria de la jueza; de otra gente.

Para nosotros aquel proceso, que empezaba todos los días a las 4:30 de la madrugada, era un gozo que cuando nos íbamos a dormir estábamos esperando para volver a hundirlos más al día siguiente.

Los fiscales lo tenían todo. Se levantaban, supongo, a las 6:30 o 7:00 de la mañana. Desayunaban lo que querían. Se montaban en esos vehículos suyos de 16 cilindros que consumen la mitad del petróleo de la CUJAE. Se ponían la ropa que querían; la fiscal, pobrecita, tenía un mal gusto tremendo, pero bueno, ese era su gusto. [Risas]

Esas gentes eran de las más infelices que uno podía observar. Cuando yo saque el “diario” del juicio y vean las caricaturas de Gerardo, van a ver lo que estoy diciendo. Aquellas caricaturas circulaban entre los guardias que nos cuidaban, entre el estenógrafo, entre todos los que trabajaban en la corte.

En resumen, uno aprende a luchar por esa felicidad propia. La felicidad nuestra está adentro. Mientras más lejos la buscas, menos la vas a encontrar. [Aplausos]

PREGUNTA: ¿De dónde sacaron la fuerza para crear arte y las otras cosas que hicieron en la cárcel: las pinturas de Antonio, las caricaturas de Gerardo, todas las cartas que respondieron, de miles de personas alrededor del mundo?

PREGUNTA: Otros dirigentes que han estado presos, como Nelson Mandela y Fidel, han desempeñado un papel histórico. Nosotros contamos con ustedes hoy y en el futuro como dirigentes.

PREGUNTA: ¿Cuáles son algunas de las lecciones que aprendieron de los años que estuvieron en Estados Unidos?

TONY: ¿Cómo tuvimos fuerza para crear arte? Martí dijo que debemos ser cultos para ser libres. Cuando hoy hablamos de cultura, estamos hablando de lo que la revolución trajo a nuestro pueblo. ¿Cuánto analfabetismo había aquí en Cuba antes de la revolución?, ¿Cuántas universidades existían?, ¿Quién iba a pensar que sin revolución iba a haber una CUJAE como esta?

Cuando yo venía caminando en el transcurso aquí, venía preguntándole a un compañero sobre las condiciones en que está la escuela. Me gustó ver los pasillos bien limpiecitos con las plantas. Pero sé que hay algunos problemitas aquí, como los hay en todo el país, sobre todo por la batalla económica que hemos estado dando desde 1990. Ha sido dura, dura.

Y yo le decía: Bueno, los capitalistas lo resuelven de una manera. En Estados Unidos te dicen, “Yo te cobro 30 mil dólares para que tú puedas ingresar aquí. Pero como no los tienes, tendrás que sacar un préstamo del banco. Ellos se ingresan ese dinero y sí, aquí tendrás un buen sistema de aire acondicionado y otras cosas en esas universidades. Es el sistema de ellos.

Lo que logramos es por la revolución

¿Quién nos da lo que tenemos aquí en Cuba? La revolución: los trabajadores, el que corta la caña, el que trabaja. Tenemos una cosa distinta, y hay que entenderla bien antes de empezar a quejarse o hacer comentarios críticos. Tienes que tratar de buscar el fondo, no quedarte en la superficie. Ir a la raíz de las cosas.

Cuando hablé en la [escuela preuniversitaria] Lenin, les decía a los estudiantes que el primer deber suyo es cuidar la escuela y tratar de embellecerla, y no criticar todo el tiempo. ¿Que piensen cómo lo obtuvieron, de dónde salió?

Ahora, la pregunta sobre la fuerza para crear arte cuando estábamos presos. Está en la cultura que nos dio nuestro pueblo, la preparación que recibimos de forma gratuita desde que éramos niños.

Cualquiera puede escribir un poema. Pero pasar 17 meses en el hueco y 16 años de prisión y que no haya una sola obra que destile el mínimo odio, sino más bien optimismo, amor y libertad, eso es diferente. Eso es algo que pudimos hacer gracias a la revolución. Que después cuando te ves en la cárcel, esa formación y preparación sale a flote y te hace crear.

FERNANDO: Para nosotros la creatividad era una forma de libertad. Recuerden que ninguno de nosotros es artista de profesión. Vino de la capacidad de resistir, como hizo Tony con sus pinturas y sus poemas. Como hizo Gerardo con sus caricaturas. Como hizo Ramón con su poesía y René con sus escritos. Cada cual a su manera. Ese espíritu de resistencia es posible por la cultura que explicaba Tony.

TONY: Un compañero aquí hablaba del papel histórico nuestro. Caballero, no nos hagamos muchos cuentos de los papeles históricos. Pensemos nada más en el Che. ¿Él hizo eso? Aquí no se trata de lo que tú hiciste. Se trata de lo que tú hagas. Aquí todo el mundo es importante. Que nadie venga a querer hacerse el imprescindible, el bárbaro de la película, ¿está claro?

Así lo vemos nosotros. Incluso tenemos un plan entre nosotros cinco, un compromiso de hermanos, que si mañana vemos que a uno de nosotros se le subieron un poquito los humos a la cabeza —que no le va a pasar— lo llamamos y le decimos, “Oye, me parece que no te pareces a la persona que yo conocí”. Nos sentaríamos a discutirlo, porque es lo que se hace entre compañeros.

Lo que quiero decir es que las tareas por delante son obra de todos, no una obra de tres, cuatro gentes. Los culpables de que nos tocara esta situación fueron los que nos metieron en la cárcel. De ahí vino la gran batalla de la solidaridad.

Pero el trasfondo de todo esto no es la figura de nosotros como individuos, sino el pueblo de Cuba que nosotros representamos. Lo que representa este prestigio es la resistencia de nuestro pueblo. Sí, nosotros estábamos allí, pero pudiera haberle tocado a otros compañeros que teníamos allí.

Vamos a trabajar de conjunto

Y ya eso pasó. Ahora el cubano empieza a medir la vara: “¿A ver, cuándo vas a empezar a trabajar?, ¿Qué tarea haces?, ¿Te proyectas bien, haces bien?

No vamos a venir a hablar aquí lo mismo 37 veces. Mi trabajo no puede ser venir aquí todos los días a dar un teque.2 Voy a tener responsabilidades. René y Fernando las tienen. Vamos a trabajar como todo el mundo, de conjunto. [Aplausos]

En cuanto a las lecciones aprendidas en Estados Unidos. Cuando me arrestaron, el FBI buscó infructuosamente a gente que fuera a testificar en contra mía. No pudieron traer ni una sola de donde yo vivía en Cayo Hueso. Fueron a ver a la gente donde yo trabajaba. Presionaron a mi pareja, Maggie. La hicieron ir a las oficinas del FBI una pila de veces. Buscaron y buscaron pero no encontraron a nadie.

Al contrario. Yo tenía una lista como de 20 y pico de personas que conocía, y algunos fueron a testificar a mi favor. Hubo personas que me escribieron desde el primer día. Había una señora en Cayo Hueso, la que me consiguió mi primer trabajo, que todas las semanas me mandaba una postal.

Cuando venía de regreso a Cuba, yo les dije [a los funcionarios norteamericanos]: “Ustedes me quitan la ciudadanía estadounidense porque Obama lo puso como condición para que yo saliera. Pero lo que no me van a quitar es el cariño hacia el pueblo estadounidense que cultivé”. Allí pudiéramos decir, como Martí, que conocí al monstruo porque viví en sus entrañas. Pero el monstruo no es el pueblo estadounidense.

RENÉ: Si yo aprendí algo en Estados Unidos, es que todos los seres humanos tenemos mucho más en común de lo que nos separa. Estados Unidos es una sociedad con bases completamente distintas a las nuestras; esa historia tiene sus consecuencias, igual que la nuestra. Pero cuando uno conoce a alguien, persona a persona, las diferencias tienden a disolverse. Lo que nos separa es este aparato, que ha sido refinado por necesidades de clases a través de miles de años. Nos ha estado lanzando siempre los unos contra los otros, ya sea enarbolando la religión, la raza, o las divisiones políticas.

Yo no sé si el papel que nosotros vamos a jugar en Cuba será histórico. Esas cosas las dice la historia. Como bien decía Antonio, la historia nuestra ahora es pasado. Nosotros somos cinco cubanos, como cualquiera de ustedes, que ocuparemos una trinchera. Y como todos ustedes, seremos juzgados por el trabajo que hagamos.

En las condiciones actuales se presentan peligros por los que tenemos que estar alerta. Nos van a tratar de corromper, de comprar. Van a tratar de aprovecharse de los problemas que tenemos. Van a introducirse por los intersticios que puedan abrir entre nosotros. Van a tratar de crear una clase en Cuba, la clase que nosotros por suerte pudimos expulsar del país en 1959. La van a tratar de crear de nuevo aquí. Ya se habla de empezar a estimular ciertos sectores de la economía cubana y de la sociedad con ese propósito.

Eso implica que va a haber una serie de tareas, y vamos a tener que asumirlas entre todos. Yo diría que la victoria la van a hacer más ustedes que nosotros. Ustedes son los que empiezan su vida laboral en estas nuevas circunstancias.

Nosotros vamos a incorporarnos a trabajar en estas circunstancias en la medida de nuestras posibilidades. A lo que podemos aspirar es que, con nuestro trabajo, seamos capaces de mantener ante ustedes este prestigio que nos ha dado este episodio.

En cuanto a la historia, me conformo con que cuando yo muera, mis hijas estén orgullosas de mí. Y si alguno de ustedes dice que yo hice algo bueno, entonces habré sobrecumplido. [Aplausos]


1 El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes, un hacendado cubano rico, liberó a sus esclavos y dio inicio a la primera guerra cubana de independencia contra España.

2 En Cuba la expresión popular teque se refiere a una retórica que suena revolucionaria pero que pierde el sentido y se vuelve tediosa por tanta repetición mecánica.  
 
 
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