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Vol. 79/No. 16      4 de mayo de 2015

 
(editorial, portada)
¡Únase a la creciente lucha
contra la brutalidad policíaca!

 
Durante décadas, la policía ha tratado de forma brutal a los trabajadores —y de forma desproporcionada a los trabajadores que son negros— y lo ha hecho con impunidad. Lo hacen como parte de lo que los capitalistas tienen que hacer para mantener su control sobre los millones de trabajadores que su sistema explota y oprime.

El problema no es que haya policías “brutales”, dijo Jack Barnes, el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, al referirse a los policías de Los Angeles que golpearon a Rodney King en 1991. “Se trata de un fenómeno social”, dijo Barnes, “el producto de una política que entrena a los policías, los vuelve rudos y hace que les sea beneficioso infligir castigos tan brutales”.

Pero hoy soplan nuevos vientos. Las protestas contra los asesinatos y golpizas de la policía han forjado una creciente alianza de sindicalistas y activistas por los derechos de los negros entre otros, que salen a protestar cada nuevo ataque. Las protestas alientan a otros a actuar, ganan una solidaridad más amplia, aumentan la confianza de los que luchan, refuerzan las luchas que están en marcha y ganan fuerza de la creciente resistencia obrera contra la agobiante ofensiva de los patrones para hacernos pagar por la crisis del sistema capitalista.

Los trabajadores que luchan por 15 dólares la hora y un sindicato o los que participan en la huelga nacional de obreros del petróleo ven los vínculos entre sus luchas y las de sus hermanas y hermanos que luchan contra la violencia policíaca. Y viceversa.

Cuando los manifestantes salieron a las calles tras la muerte a sangre fría de Walter Scott en North Charleston, Carolina del Sur, y un transeúnte valiente entregara a la familia el video que había tomado mostrando al policía Michael Slager disparar ocho balas a la espalda de Scott mientras huía desarmado, la noticia se divulgó por todo el mundo. Las autoridades no encontraron otra alternativa que arrestar y despedir al policía y presentar cargos en su contra.

Eso no quiere decir que la lucha haya terminado. Como dijo el estibador sindicalista Leonard Riley, “Estamos preocupados de que realicen un enjuiciamiento verdadero.”

La función de la policía en una sociedad capitalista es de servir y proteger a los gobernantes capitalistas e intimidar y dividir a la clase obrera. Ellos apuntan su fuego desproporcionadamente contra las capas de la clase obrera que tienen un historial de resistencia.

Desde la Guerra Civil a la Reconstrucción Radical y el movimiento proletario masivo que derribó a Jim Crow en las décadas de 1950 y 1960, así como en la construcción del movimiento sindical industrial en la década de los 30 y desde entonces, los trabajadores negros han estado entre los luchadores más comprometidos en las batallas de clase en Estados Unidos.

La participación en la batalla contra la brutalidad policíaca es una cuestión de importancia central para la clase trabajadora. Es nuestra lucha. Es parte de despertarnos a nuestra humanidad, a nuestro propio valor, como dijo Malcolm X. Es parte de la construcción de un movimiento revolucionario proletario que pueda derrocar la dictadura del capital y desenraizar la violencia y opresión capitalistas.

Debemos estar listos para ir a Charleston, a Ferguson, a Staten Island o donde quiera que estalle la resistencia contra la brutalidad policíaca.  
 
 
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