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Vol. 79/No. 40      9 de noviembre de 2015

 
(artículo principal)
Washington y Moscú
amplían guerra en Siria e Iraq

 
POR BRIAN WILLIAMS  
Después de casi un mes de intensos bombardeos, dirigidos mayoritariamente contra las fuerzas que se oponen al régimen dictatorial de Bashar al-Assad en Siria, Moscú está enviando tropas de operaciones especiales para coordinar de mejor manera los ataques terrestres conjuntos del ejército sirio, las tropas iraníes y las unidades de la milicia de Hezbolá del Líbano respaldada por Irán. El gobierno ruso dice que se está sumando a los esfuerzos de Washington y otros para combatir las fuerzas del Estado Islámico, pero la mayoría de sus bombardeos no han sido cerca del territorio ocupado por el EI.

A pesar de fuertes objeciones de Washington, Bagdad ha invitado a Moscú a llevar a cabo ataques aéreos en Iraq. Washington insiste que eventualmente Assad tendrá que irse, pero ha dirigido su campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Iraq y Siria. La gran mayoría de los 7 300 bombardeos de la coalición encabezada por Estados Unidos durante el último año han tenido lugar en Iraq.

Más de 3 300 tropas estadounidenses están estacionados como “asesores” a los militares iraquíes. El secretario de defensa Ashton Carter dijo el 23 de octubre que fuerzas estadounidenses de operaciones especiales llevarán a cabo redadas más agresivas contra el Estado Islámico en ese país.

Las raíces de la crisis en Siria e Iraq derivan de la dominación imperialista de la región. Tras el derrocamiento del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, Londres y Paris crearon nuevas fronteras nacionales artificiales y se repartieron el control entre sí. Los gobernantes imperialistas dividieron el territorio habitado por el pueblo kurdo entre Turquía, Irán, Iraq y Siria, y le negaron a los kurdos su propio estado.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Washington, la nueva potencia imperialista dominante, creó un nuevo “orden mundial”. Ahora, ese orden se está desmoronando.

El agotamiento político de las fuerzas nacionalistas burguesas que habían surgido por todo el Medio Oriente después de la Segunda Guerra Mundial, junto con las traiciones de las luchas de los trabajadores y agricultores por los partidos estalinistas de la región, allanaron el camino para la intervención de Moscú en Siria y el surgimiento del Estado Islámico. Con retórica de resonancia radical, el Partido del Renacimiento Árabe Socialista Baaz llegó al poder en Siria en un golpe de estado. La familia de Assad tomó el control en 1970, imponiendo un régimen capitalista brutal apoyado por Moscú y con frecuencia el Partido Comunista sirio.

En 2011, cientos de miles de sirios participaron en movilizaciones para exigir derechos políticos y el fin del régimen. Assad aplastó las protestas con el uso de bombas, armas químicas y represión sangrienta.

El Estado Islámico, una escisión terrorista de al-Qaeda, respaldada por comandantes militares que anteriormente habían servido a Saddam Hussein en Iraq, ocupó el vacío político creado por este evento. Se apoderaron de una considerable parte de Siria y luego partes del oeste de Iraq.

Al atacar a los combatientes de la oposición, los llamados bombardeos de precisión del gobierno ruso han cobrado un alto precio en la población civil. Por lo menos 120 mil personas que viven en las provincias de Aleppo, Hama e Idlib han sido desplazadas este mes, según informa la ONU, sumándose a los más de 11 millones ya expulsados de sus hogares por los casi cinco años de guerra civil.

Washington, Moscú confieren

El 23 de octubre el secretario de estado John Kerry asistió a lo que él llamó pláticas “provechosas” en Moscú, junto con funcionarios de los gobiernos de Arabia Saudita y Turquía, para discutir cómo poner fin a la guerra civil en Siria. Otra reunión está prevista dentro de poco que tal vez incluirá a Teherán. La administración de Barack Obama ha abandonado su anterior convocatoria por la destitución de Assad, llamando en cambio a un acuerdo político hoy que pueda llevar hacia la eliminación del gobierno de Assad durante un período de tiempo no especificado.

Ese mismo día Moscú llegó a un acuerdo con el gobierno de Jordania, el cual recibe alrededor de mil millones de dólares al año en asistencia de Estados Unidos, para coordinar las acciones militares en Siria. “No tenemos ningún problema en absoluto con esto”, dijo Kerry, “e incluso puede ayudar a asegurar que los objetivos sean los objetivos que deben ser”.

Moscú comenzó a operar un centro de inteligencia en Bagdad a finales de septiembre que los gobiernos de Irán y Siria también usan. El 23 de octubre el gobierno iraquí autorizó ataques aéreos rusos contra el Estado Islámico dentro de sus fronteras. La decisión fue tomada días después de que el general Joseph Dunford, presidente del Estado Mayor Conjunto, visitó Bagdad para buscar garantías de que se mantuvieran solo los bombardeos liderados por Estados Unidos.  
 
 
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