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Vol. 79/No. 40      9 de noviembre de 2015

 
(especial)
¡Alto al embargo de 55 años
contra la Revolución Cubana!

Fidel Castro: A EEUU le preocupa nuestro ejemplo
 
POR SETH GALINSKY  
El 19 de octubre marcó el 55 aniversario de la imposición del embargo económico de Estados Unidos contra Cuba y la guerra económica a gran escala con la meta de derrocar la Revolución Cubana.

Errando completamente en su apreciación del temple revolucionario de Fidel Castro y los cuadros del Movimiento 26 de Julio, que dirigieron la revolución del primero de enero de 1959 contra la dictadura de Fulgencio Batista, respaldada por Washington, los dirigentes estadounidenses esperaban que con un poco de presión e incentivos financieros, Castro y sus compañeros verían la luz. Nuevos personajes tomarían el poder pero la isla permanecería bajo el dominio imperialista de Washington.

Las esperanzas de Washington se fueron esfumando a medidas que los revolucionarios cubanos implementaban el programa revolucionario que habían prometido durante la lucha contra Batista, y continuaban movilizando y dirigiendo a los trabajadores y campesinos cubanos para tomar control de su país. En mayo de 1959 se aprobó la primera reforma agraria, expropiando grandes latifundios, incluso muchos que pertenecían a capitalistas estadounidenses, eliminando el sistema de rentas e hipotecas, y entregando la tierra a aquellos que la trabajaban.

Para finales de 1959 Washington estaba apoyando de manera no tan secreta a contrarrevolucionarios cuya meta era derrocar al nuevo gobierno.

A principios de junio de 1960, tres compañías que dominaban la importación, refinación y distribución del petróleo en Cuba —Esso y Texaco, basadas en Estados Unidos, y Shell, basada en Inglaterra y Holanda— se negaron a refinar el petróleo que Cuba había obtenido de la Unión Soviética. Movilizaciones masivas de la clase trabajadora acompañaron a la toma de las refinerías por el gobierno.

Como represalia, el presidente Dwight Eisenhower canceló la cuota de exportación de azúcar cubana de ese año a Estados Unidos.

El mes siguiente Castro anunció la expropiación de 26 compañías norteamericanas en una concentración de miles de trabajadores que lo celebraron. Al amanecer del 17 de agosto, un gran número de trabajadores se concentraron frente a la Compañía Cubana de Teléfonos y la Compañía Cubana de Electricidad, ambas de propietarios estadounidenses, quitaron los carteles y las tomaron.

Un artículo en Granma del 15 de octubre explica que los primeros pasos que tomó el gobierno revolucionario para expropiar compañías estadounidenses y de otros países “no ocasionaron grandes afectaciones a los intereses privados de la industria” de capitalistas cubanos.

Pero para fines de 1959 y comienzos de 1960 “la mayoría de los grandes propietarios sabotearon la producción”, dijo Granma. “Tras retirar cuantiosas sumas de dinero de los fondos operativos, muchos de ellos emigraron al extranjero dejando a la deriva sus negocios … otros propietarios hicieron causa común con los enemigos de la Revolución y se dedicaron a financiar a los grupos subversivos que venían proliferado para apoyar a los planes de agresión que Estados Unidos gestaba contra Cuba”.

El 13 de octubre de 1960, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó leyes que nacionalizaron 382 compañías cubanas, incluyendo 105 ingenios azucareros, 60 fábricas de textiles y ropa, 18 destilerías, 16 procesadoras de arroz, 13 centros comerciales y ocho compañías ferroviarias, así como la mayoría de los bancos.

Estas medidas fueron muy populares entre el pueblo trabajador de Cuba, pero no con Washington que intentó debilitar las movilizaciones revolucionarias acusando a los dirigentes cubanos de comunistas.

Castro confrontó estas acusaciones en el programa televisado “Ante la Prensa” el 15 de Octubre. Él relató las preguntas que le hicieron a un grupo de personas que fueron enjuiciadas por unirse a las acciones contrarrevolucionarias en Santa Clara que estaban desorientados por la propaganda de Washington.

En el juico les preguntaron “¿Quieren que le quieten la tierra al los campesinos y se la demos otra vez a los latifundistas?” ”Ah, no, no, ¡no!” “Entonces ustedes quieren que les quitemos los maestros nosotros?” “No”. ‘¿Ustedes quieren que le alcemos otra vez el alquiler a la gente?” “No, no no”. “¿Ustedes quieren que las playas las cerremos y las volvamos privadas?” “No.” “En todo están de acuerdo”.

“Si están de acuerdo con la Revolución y ustedes dicen que somos comunistas,” Castro relató que les dijeron, “entonces también ustedes son comunistas” a las risas de la audiencia en la estación de televisión.

A los gobiernos imperialistas no les interesa “tanto por lo que numéricamente puedan significar los millones que han perdido esos intereses,” a causa de las medidas revolucionarias”, señaló Castro, “ sino por cuanto pudiera significar de ejemplo para los demás pueblos” de América Latina y el mundo.

El 19 de octubre de 1960, Eisenhower impuso oficialmente el brutal embargo económico, prohibiendo todas las exportaciones a Cuba excepto comestibles, medicinas y equipo médico.

Este embargo sigue vigente hasta ahora a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Pero no ha doblegado a Cuba revolucionaria y el ejemplo del pueblo trabajador en el poder y su solidaridad internacionalista inspiran a los pueblos trabajadores de todo el mundo.

El 27 de octubre la Asamblea General de Naciones Unidas votó a favor de exigir que Washington ponga “fin al bloqueo económico, comercial y financiero” contra Cuba, como lo ha hecho por 24 años consecutivos. Los 191 votos a favor de la resolución representan el margen más grande hasta ahora. Solo los gobiernos de Estados Unidos e Israel votaron en contra. El año pasado, Palau, Micronesia y las Islas Marshall se abstuvieron. Este año votaron a favor de condenar el embargo.  
 
 
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