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Vol. 79/No. 47      28 de diciembre de 2015

 
(portada)

Venezuela: oposición gana en medio de grave crisis

 
POR SETH GALINSKY
 
Sacudidos por la crisis económica capitalista que asola el país, los venezolanos votaron abrumadoramente a favor de la coalición pro-imperialista que se opone al presidente Nicolás Maduro y su Partido Socialista Unido de Venezuela en las elecciones legislativas del 6 de diciembre.

La Mesa de la Unidad Democrática, la cual incluye alrededor de dos decenas de partidos capitalistas, ganó el 56 por ciento de los votos, obteniendo 112 de los 157 escaños en la Asamblea Nacional y con esto una mayoría calificada de dos tercios.

La coalición de oposición triunfó incluso en muchos distritos obreros que habían votado a favor de Maduro y su predecesor Hugo Chávez durante los últimos 17 años. Más del 74 por ciento del electorado participó en el voto.

Maduro asumió el cargo en 2013 tras la muerte de Chávez, quien fue electo por primera vez en 1998. Chávez fue muy popular entre los trabajadores por su defensa de cambios radicales, sus críticas de la arrogancia del imperialismo estadounidense hacia América Latina, sus promesas de entregas de tierra para campesinos, el aumento de los beneficios de bienestar social financiados con las ganancias del petróleo y el lanzamiento de programas con la ayuda de Cuba revolucionaria que mejoraron la atención de la salud y la educación para millones de personas en Venezuela.

Estas mismas medidas ganaron para Chávez y Maduro la enemistad de Washington. El gobierno estadounidense respaldó más de un intento para derrocar a Chávez, incluyendo un golpe de estado en 2002 que fue derrotado por la movilización de miles de trabajadores en las calles. En marzo de este año, la administración de Barack Obama impuso sanciones contra varios funcionarios y emitió una orden ejecutiva que declaró que Venezuela representaba una “amenaza a la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos”.

Desde el principio Chávez —y después Maduro— rechazaron la perspectiva de emular el ejemplo de la Revolución Cubana. En lugar de ello, se organizaron para administrar y controlar el capitalismo, llamando a su curso la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo 21 en vez de forjar un partido proletario capaz de movilizar a los trabajadores y agricultores de Venezuela para derrocar la dictadura del capital.

“Aceptamos los resultados”, dijo Maduro en un discurso el 6 de diciembre. Culpó del fracaso a la “guerra económica” librada por los capitalistas venezolanos y el imperialismo, acusando a las empresas de acaparar productos o de venderlos en el mercado negro para evitar los controles de precios y el racionamiento, además de crear escases para aumentar el descontento popular.

Agravamiento de crisis económica

La producción del petróleo, que representa el 95 por ciento de los ingresos de exportación de Venezuela, ha bajado por 350 mil barriles por día desde 2008. Tanto los partidarios como los opositores del gobierno atribuyen esto a la corrupción y la mala gestión. La economía se ha visto apaleada aun más por la caída mundial en el precio del petróleo, el cual cayó más de 60 por ciento solo en el último año, llegando a menos de 40 dólares por barril el 8 de diciembre. Esto ha dejado al gobierno con menos divisas para financiar los programas sociales.

Se estima que la inflación ha alcanzado hasta el 200 por ciento por año, la tasa más alta del mundo, y se proyecta que el producto interno bruto va a disminuir en un 10 por ciento este año.

Mientras que muchos artículos básicos incluyendo huevos, arroz, harina, aceite de cocina y detergente son regulados, los trabajadores tienen que hacer cola por horas para comprarlos al precio oficial —si están disponibles— o por el contrario comprarlos en el mercado negro por dos, tres o cinco veces más.

La nueva legislatura asumirá el 5 de enero. La oposición dice que intentará poner fin a los controles de precios y de divisas. También dicen que aprobarán una amnistía para los dirigentes de la oposición que fueron detenidos y acusados de realizar acciones violentas destinadas a derrocar al gobierno de Maduro en 2014.

No existe un consenso en la coalición opositora sobre qué tan lejos y qué tan rápido deben avanzar con sus medidas. Algunas facciones quieren lanzar una campaña para obligar a Maduro a abandonar su cargo.

Pero Henrique Capriles, quien perdió en las elecciones presidenciales de 2013, dijo al Wall Street Journal que la persecución de Maduro y sus partidarios “es lo peor que puede suceder”.

Al tiempo que aplaudió los resultados de la elección, el secretario de estado estadounidense John Kerry hizo un llamado al “diálogo entre todos los partidos en Venezuela”.

Hasta el momento la oposición se ha expresado vagamente sobre la cooperación que Venezuela ha mantenido con Cuba. Las misiones internacionalistas cubanas, en las que participan decenas de miles de trabajadores de la salud y maestros, son populares entre el pueblo trabajador venezolano. Los voluntarios cubanos proporcionan servicios médicos en los barrios más pobres y las regiones más aisladas, donde los médicos preparados en Venezuela no van. Antes de la llegada de los voluntarios cubanos los servicios médicos “apenas existían” en los barrios pobres de Caracas”, observó el diario El País de España. “Si los cubanos salen se desploma el sistema de salud de los sectores” más pobres.

La oposición ha dicho que quiere “revisar” Petrocaribe, el programa gubernamental que subsidia las ventas de petróleo, no solo a Cuba, sino a 17 naciones del Caribe y Centroamérica.

El asesor de seguridad nacional estadounidense Ben Rhodes dijo el 9 de diciembre que esos gobiernos no deben esperar ayuda de Estados Unidos. “No vamos a ser capaz de simplemente sustituir el petróleo estadounidense por el petróleo venezolano”, dijo.  
 
 
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