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Vol. 80/No. 5      8 de febrero de 2016

 
(portada)

Apoyo a Trump, Sanders muestra
descontento de trabajadores

 
POR NAOMI CRAINE
La merma en los empleos, los salarios y las condiciones de vida de la clase trabajadora por todo Estados Unidos está alimentando el descontento y la ira a niveles que no se han visto desde la década de 1930. Los trabajadores en la ciudad y el campo, están buscando explicaciones de por qué las cosas están como están y qué se puede hacer para remediar la situación. Y están cada vez más hartos con los políticos tradicionales de la clase gobernante, a quienes consideran responsables en parte de la crisis que están viviendo.

Es la razón por la que los candidatos más demagógicos que vienen “de afuera” y presentan un mensaje populista —el demócrata Bernie Sanders y el republicano Donald Trump— están atrayendo mucha atención e interés. Y es también la razón por la cual los trabajadores están más interesados y más abiertos a considerar un programa y curso obrero revolucionario.

Hay una creciente preocupación entre los políticos republicanos de que Trump gane la nominación del Partido Republicano. En la replica del Partido Republicano al discurso sobre el estado de la unión del presidente Barack Obama en enero, la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dijo que los republicanos deben “resistir la tentación” de responder al “canto de sirena de las voces más enojadas”, sumándose a los que atacan al magnate de bienes raíces.

Al contrario de lo que afirman los medios liberales, la atracción y la fuente de la demagogia de Trump sobre el detener la inmigración no es racismo. “Sus partidarios son personas, no caricaturas”, escribió Kaddie Abdul, una musulmana que llevaba el hijab cuando asistió a un mitin de Trump en Nevada, en el periódico el Guardian el 13 de enero. No la hostigaron, y dijo que las personas con las que habló “se sienten marginadas económica, política y socialmente; ellos perciben un mundo diferente del que creen que debería existir”.

Trump atrae cuando dice que va a restaurar la grandeza de “América”, para que un “nosotros”, sin distinción de clase, tomemos el control, y él será la voz para lograr este objetivo. Sus eventos atraen a decenas de miles de trabajadores, incluyendo algunos africano-americanos y latinos.

Como Sanders, Trump se dirige a los trabajadores que se oponen al involucramiento de Washington en nuevas guerras.

En crisis demócratas y republicanos

Aunque el senador de Vermont se autodenomina “socialista demócrata”, su campaña no tiene nada que ver con el socialismo. Más bien, él se postula como la voz de las protestas de “Ocupar Wall Street” de 2011 y 2012. Su demagogia sobre la “masiva desigualdad de riqueza e ingresos” y la “codicia de Wall Street” se concentra en llamados a dividir los grandes bancos, subir los impuestos a los ricos y otras reformas destinadas a apuntalar el orden capitalista y protegerlo de una rebelión de la clase trabajadora.

La campaña de Hillary Clinton, quien apenas hace un mes parecía estar segura de ganar la nominación demócrata, ahora se ve sin brillo.

En un debate de los candidatos demócratas el 17 de enero en Carolina del Sur, Clinton identificó su campaña con el récord de Barack Obama. “El presidente Obama sacó a nuestro país de la Gran Recesión”, dijo, pero “el senador Sanders lo llama débil, decepcionante”.

“Bernie hizo pedazos a Hillary”, dijo el columnista conservador John Podhoretz al día siguiente. La meta de Clinton era “dejar claro que ella es la candidata seria y sobria y que Bernie Sanders es un fantasioso que sueña con castillos en el aire”, escribió. Pero “el país está enfurecido, tanto demócratas como republicanos, como resultado del fracaso de nuestras políticas y el estancamiento de la clase media. Hillary no puede encontrar la manera de aprovecharse de eso —pero aprovechar eso es lo único que Sanders hace”.

Los dirigentes del Partido Demócrata están empezando a sentir pánico. Si la campaña de Clinton continúa tropezándose, sugirió Joe Scarborough, el presentador de MSNBC-TV, es posible que otras figuras del partido como el secretario de estado John Kerry o el vicepresidente Joe Biden se arrojen a la contienda primaria.

Figuras destacadas en los dos partidos se quejan de que los vehículos políticos gemelos de los capitalistas se están desintegrando, frecuentemente culpan a los hombres “menos educados” de la clase trabajadora, especialmente los que son caucásicos.

El descontento sin precedente de los trabajadores caucásicos y de toda la clase trabajadora, lejos de ser un viraje hacia la derecha, está dirigido a encontrar una forma de luchar contra las agobiantes condiciones de depresión que enfrentan los trabajadores.

Y bajo el primer presidente negro, el único progreso que han logrado los trabajadores que son africano-americanos fue el logrado a través de protestas populares que han obligado a los gobernantes a tomar medidas para frenar a su policía.  
 
 
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