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Vol. 80/No. 8      29 de febrero de 2016

 
(especial)

Los 5 Cubanos: ‘Ofrecimos solidaridad y la recibimos’

Revolucionarios cubanos, trabajadores en prisiones de EEUU,
resisten sistema de ‘justicia’ diseñado para quebrarlos

 
“Son los pobres quienes enfrentan el salvajismo del sistema de ‘justicia’ en EE.UU.”: Los Cinco Cubanos hablan sobre su vida en la clase trabajadora norteamericana, es un nuevo libro de la editorial Pathfinder. Se basa en una entrevista de Mary-Alice Waters y Róger Calero con los Cinco Cubanos en La Habana en 2015. Los Cinco estuvieron encarcelados en Estados Unidos entre 14 y 16 años después de que el FBI les fabricó cargos por sus actividades en defensa de la Revolución Cubana. Este extracto titulado “Ofrecimos solidaridad a otros en la prisión y también la recibimos”, incluye la descripción de Fernando González sobre sus experiencias en prisión con Carlos Alberto Torres y Oscar López Rivera, luchadores independentistas puertorriqueños encarcelados durante décadas bajo cargos amañados por el gobierno de EE.UU. Torres fue puesto en libertad en julio de 2010, mientras que la lucha para liberar a López continúa hoy en día. Copyright © 2016 por Pathfinder Press. Reimpreso con permiso.

RENÉ GONZÁLEZ: La prisión fue un proceso de aprendizaje para nosotros. Nos pusimos la meta de salir más fuertes que cuando entramos.

Los carceleros quieren destruirte. Quieren quebrar tu integridad física, moral, mental. Tú lo percibes enseguida. Aprendes el primer día que tienes que resistir eso, y que la medida de la victoria va a estar en salir en mejor forma que cuando te metieron en la cárcel. Cada cual, según sus características, adoptó su propia estrategia para lograrlo. …

Para mí lo más difícil al principio fue percatarme que yo no podía reaccionar como ellos deseaban. No me tomó mucho tiempo. Un punto de inflexión fueron los 15 años de mi hija. Yo había guardado los minutos de la llamada semanal que nos otorgaban para llamarla ese día. Pero estábamos en el hueco y ellos se arreglaron para negármela.

Esa noche sufrí, pero al otro día cuando me desperté, ya era una persona diferente. Me di cuenta que no podía sufrir por las acciones de ellos. Cuando pude comunicarme le dije a mi esposa que a partir de ese momento, si yo la podía llamar, bien, y si no, también.

Comprendí que esos procesos los tenía que controlar yo, no ellos. Recordé que mi moral era muy fuerte y que ellos jamás la iban a cambiar. Como Ramón, me volqué mucho en el ejercicio físico —yo corría mucho— y en la lectura para cargar mi mochila intelectual. …

ANTONIO GUERRERO: Desde que fuimos sentenciados, el pueblo en Cuba empezó a enterarse del caso. Comenzaron a aparecer los carteles. La gente se enteró de los 17 meses en el hueco y los siete meses de juicio, que los enfrentamos con la mayor tranquilidad y dignidad.

Empezamos a recibir cientos de cartas, no solo de Cuba sino de Estados Unidos y de todo el mundo. Habían reportajes sobre nosotros en varias publicaciones. Todo eso se comenzaba a manejar a nivel de la prisión también. Además, los otros presos podían ver que éramos gente sencilla, autosuficiente. Ayudábamos a otros. Y claro, también teníamos nuestras opiniones.

RENÉ GONZÁLEZ: Primero, pienso que es por nuestra conducta. Nos ganamos respeto, incluso de cubanos y hasta de oficiales de la prisión, porque respetábamos a los demás. Si actúas así y si te mantienes fuera de ciertas actividades —el vicio, las drogas, el juego— los otros responden demostrándote respeto. …

RAMÓN LABAÑINO: Quiero agregar algo sobre esto de la solidaridad. En realidad no era exactamente solidaridad, eran los guardias. Generalmente, a cada lugar nuevo que llegábamos —yo estuve en todo tipo: máxima, mediana y baja seguridad— los guardias al principio nos cogían miedo. Habían leído nuestros expedientes, donde aparecía que habíamos sido condenados por “conspiración para cometer espionaje”. Tú notabas la tensión. Pero en la medida que nos iban conociendo, empezaba a cambiar nuestra imagen incluso entre los mismos oficiales.

Una gran parte de eso se debió a la solidaridad que empezó a llegar de todas partes. Recibimos periódicos —como el Militante— con artículos en primera plana sobre los Cinco y libros con nuestras fotos. No puedes imaginarte cómo nos ayudó esto. Nos daba un aval de solidaridad por todo el mundo. …

MARY-ALICE WATERS: Fernando, en diferentes ocasiones tú estuviste en la cárcel con Oscar López y Carlos Alberto Torres, los independentistas puertorriqueños.* Eso habrá sido toda una experiencia.

FERNANDO GONZÁLEZ: En las dos prisiones donde pasé la mayor parte del tiempo tuve la oportunidad de compartir tiempo con dos personas de conciencia política, dos revolucionarios que cumplían condenas por razones políticas. Me considero un privilegiado.

En la prisión federal de Oxford, Wisconsin, durante más de cinco años llegué a conocer a Carlos Alberto Torres. Con Oscar López Rivera compartí casi cinco años y medio en la prisión de Terre Haute, Indiana. Mi vínculo con ellos fue diferente que con los otros prisioneros. Uno puede establecer una buena relación con mucha gente, pero Oscar y Carlos Alberto se convirtieron en mis compañeros y hermanos.

MARY-ALICE WATERS: ¿Compartieron la celda?

FERNANDO GONZÁLEZ: En el caso de Carlos Alberto, compartimos la misma unidad, pero no la celda. Con Oscar compartí la celda durante un buen tiempo.

El nivel de conciencia y de interés en los temas políticos de la mayoría de los presos es relativamente bajo. Pero con estos dos compañeros uno podía tener conversaciones de otro tipo. Son compañeros bien informados, con una formación política sólida. Conversábamos sobre muchos temas, incluso acontecimientos cotidianos.

Cuando llegué a la prisión, Oscar y Carlos Alberto ya llevaban largo tiempo allí, y yo me beneficié de su experiencia. Su visión de la vida en la prisión no era la que encuentras en un preso normal.

Por eso digo que me siento un privilegiado. No solo por haberlos conocido personalmente, sino por el tipo de seres humanos que son: extremadamente humanos, solidarios hacia los demás. Con un conocimiento sólido de la historia de Puerto Rico. Y ambos se mantenían muy informados sobre Cuba.

Oscar es una persona ya de más edad. Con una experiencia de las luchas de los años 60 y 70 en Estados Unidos. No solo del independentismo puertorriqueño, sino de las luchas de los afroamericanos, los chicanos y otros que fueron parte de la izquierda radical.

RÓGER CALERO: Oscar dice que su visión política se vio profundamente impactada por sus experiencias cuando de joven fue reclutado por el ejército norteamericano para cumplir servicio en Vietnam, durante la brutal guerra de Washington en ese país.

FERNANDO GONZÁLEZ: Cuando me encontré con Oscar por primera vez en la prisión, lo fui a saludar. Lo primero que me dijo fue: “Sí, yo sé quién tú eres”. Ten en cuenta que nunca nos habíamos visto personalmente. Pero él sabía de nuestro caso, conocía los nombres de los cinco, la historia de nuestra lucha, y estaba bien informado sobre Cuba.

Carlos Alberto y Oscar tenían conocimiento político de lo que representaba nuestra causa. Por la educación política que había recibido en Cuba sobre la historia de Puerto Rico —que es bien cercana a la nuestra— yo podía comprender perfectamente las circunstancias en que estaban ellos. En la medida de mis posibilidades pude contribuir a la campaña para su liberación.

MARY-ALICE WATERS: La lucha por la libertad de Oscar está tomando impulso, especialmente con la creciente ira entre los puertorriqueños por la crisis económica que golpea la isla tan duramente a causa de su situación colonial. Hay un notable aumento en la amplitud de las fuerzas que reclaman la excarcelación de Oscar. El año pasado él recibió un reconocimiento oficial en el Desfile Puertorriqueño en Nueva York, y también este año hubo una agrupación grande que marchaba por su libertad.

FERNANDO GONZÁLEZ: Si hay algo que se pueda llamar los mejores años de uno en la prisión —si se pudiera usar esa expresión, porque la prisión yo no se la deseo a nadie— tendrían que ser los años que compartí con Oscar. Fue una experiencia especial.
 
 
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