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Vol. 80/No. 10      14 de marzo de 2016

 
(portada)

Declaración de la campaña del PST

 
La siguiente declaración fue emitida el 1 de marzo por Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de Estados Unidos, y Osborne Hart, candidato del PST para vicepresidente.

Nos unimos a los participantes en las marchas en Washington, Chicago y otros lugares el 2 de marzo en defensa del derecho de la mujer a elegir un aborto. Esta lucha favorece los intereses de todos los trabajadores.

El derecho a decidir si o cuando tener hijos es fundamental para el derecho de la mujer a controlar su propia vida y lograr una plena igualdad social, económica y política. Es esencial para romper las divisiones fomentadas por los patrones y su gobierno y para unir a la clase trabajadora.

El caso que está discutiendo la Corte Suprema el 2 de marzo —Whole Woman’s Health v. Hellerstedt— desafía una ley reaccionaria de Texas que impone restricciones innecesarias y onerosas a los practicantes de abortos. Lo que ha obligado el cierre de muchas clínicas en el estado. Si el alto tribunal ratifica estas restricciones, solamente permanecerán abiertas 10 clínicas de abortos en el estado.

Si y cuándo obtener un aborto debe ser decisión de la mujer, no del gobierno, un médico, un familiar o cualquier otra persona. Es una cuestión de igualdad de derechos para las mujeres, que se basa en las conquistas hechas a través de la segunda revolución norteamericana y que fueron codificadas con la “igual protección bajo la ley” garantizada por la Enmienda 14 a la Constitución de Estados Unidos.

Esta lucha está siendo emprendida por mujeres y la clase trabajadora a nivel mundial. Los gobernantes capitalistas desde Alemania a Irlanda y gran parte del mundo semicolonial restringen o totalmente prohíben el derecho de la mujer al aborto.

Desde el resurgimiento de la lucha por los derechos de la mujer en los años 70 y la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos despenalizando el aborto en 1973, funcionarios de gobiernos estatales y federales han impuesto restricciones cada vez más onerosas sobre su disponibilidad incluyendo el negar que el Medicaid y seguros médicos cubran abortos, la reducción del tiempo en que se puede obtener el procedimiento, exigir el consentimiento de los padres, exigir asesoramiento obligatorio y períodos de espera, requerir ecografías, y como en Texas, exigir que las clínicas cumplan con normas de construcción como las que se usan para hospitales, todas las cuales impactan más a las mujeres de la clase trabajadora y a las de zonas rurales.

El pueblo trabajador está pagando el precio por el hecho de que los funcionarios sindicales y los de las más prominentes organizaciones que defienden los derechos de la mujer se han negado durante muchos años a organizar una campaña de acción pública para hacer valer el amplio apoyo que existe para el derecho de la mujer a elegir el aborto. En su lugar, dicen que se debe elegir y confiar en políticos capitalistas que son “pro-derecho a elegir”.

Hoy en día, más trabajadores están buscando maneras de luchar para defender sus empleos, sus vidas y sus condiciones de vida. Los trabajadores de comida rápida se están movilizando a favor de un salario de 15 dólares la hora y por la sindicalización. Acciones en las calles contra la brutalidad policial —desde Salt Lake City a Council, Idaho— han obligado a los gobernantes capitalistas a empezar a poner freno a sus policías. Las mujeres que luchan para defender el derecho al aborto encontrarán muchos aliados dispuestos a unirse y marchar con ellas.

¡Únasenos a esta lucha!
 
 
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