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Vol. 80/No. 21      30 de Mayo de 2016

 
(portada, Comentario)

Reino Unido: Lo que está en juego en el debate sobre el odio antijudío

 
POR JONATHAN SILBERMAN
LONDRES—El alza en el odio antijudío a medida que se profundiza la crisis capitalista, y las calumnias antisemitas repetidas por la izquierda durante años —frecuentemente bajo el pretexto de brindar apoyo a la lucha palestina— está provocando disturbios en el seno del Partido Laborista británico.

Ken Livingstone —miembro del ejecutivo del partido y el ex alcalde de Londres— fue suspendido del partido el 28 de abril por “desacreditar al partido” usando declaraciones antisemitas. También fue suspendido el diputado laborista Naz Shah. Alrededor de 50 miembros del Partido Laborista han sido disciplinados.

El dirigente laborista Jeremy Corbyn declaró que su partido se opone a “tolerar el antisemitismo en cualquiera de sus formas”. Ha puesto en marcha una investigación, pero afirma que no hay un problema de antisemitismo en el partido. Len McCluskey, dirigente del sindicato Unite, acordó, atacando lo que llamó un “cínico intento de manipular el antisemitismo con fines políticos”. Los periódicos de izquierda, entre ellos Morning Star, Socialist Worker y Socialist, se han unido a aquellos que niegan que existe un problema de antisemitismo.

“Desde que Jeremy Corbyn fue elegido”, dijo Livingstone el 28 de abril, “la prensa alborota todas estas cuestiones, que son cuestiones secundarias”.

Opositores políticos de Corbyn, tanto dentro del Partido Laborista como en otros partidos burgueses, han aprovechado esta oportunidad para atacarlo. Y el odio antijudío dentro de la clase gobernante en el Reino Unido no se limita al Partido Laborista.

Pero el antisemitismo no es “asunto secundario”. Y los disturbios en el seno del Partido Laborista no son producto de una campaña difamatoria en su contra, sino de su tolerancia durante años de las calumnias antisemitas y la promoción de antisemitas declarados, además de la demonización de Israel y las campañas a favor de la destrucción de Israel.

En su página de Facebook Shah dijo en 2014: “La solución para el conflicto Israel-Palestina: trasladar Israel a Estados Unidos” . El posting de Facebook decía que el “costo del transporte” sería menos que el costo de tres años de asistencia financiera de Washington para los gastos de defensa de Israel.

Shah fue víctima de una “campaña bien orquestada por el lobby israelí”, afirmó Livingstone. Aunque dijo que el mensaje de Facebook era “demasiado”, agregó que “un verdadero antisemita no solo odia a los judíos en Israel, sino que también odia a sus vecinos judíos” en Londres.

La calumnia del ‘dinero judío’

El pasado octubre, el diputado laborista Gerald Kaufman dijo que “el dinero judío, las donaciones judías” eran responsables de la política del gobierno del Reino Unido hacia Israel. Y el prominente diputado laborista de izquierda Tam Dalyell afirmó en 2003 que el papel central del Reino Unido en la guerra de Iraq se debió a la influencia de una “cabalá judía” sobre el gobierno.

El asociar a los judíos y el dinero con las supuestas conspiraciones judías son las calumnias clásicas de los antisemitas.

Hoy en día, la campaña Boicot anti-israelí, Desinversión y Sanciones refuerza esa mentira —independientemente de cuales sean las intenciones de los que participan en ella— a través de sus protestas contra tiendas de propietarios judíos, supuestamente por su apoyo a Israel. Para cubrir su antisemitismo a menudo dicen “sionista” y “sio”, cuando lo que realmente quieren decir es “judío”.

Dirigentes del Partido Laborista como Corbyn a menudo han acogido a dirigentes de Hamas, quienes dicen hablar en nombre del pueblo palestino. El gobierno de Hamas de Gaza llama a la destrucción de Israel, una postura compartida por gran parte de la izquierda.

“Cualquier persona que tenga un cuchillo, una porra, un arma, o un coche, y que no lo utiliza para atacar a un judío o colono, y no lo utiliza para matar a decenas de sionistas, no pertenece a Palestina”, declaró el portavoz de Hamas, Fawzi Barhoum, en agosto de 2014.

El antisemitismo bajo el pretexto del apoyo a la lucha palestina socava la lucha palestina por derechos nacionales, incluyendo la lucha por una Palestina viable y contigua.

‘Antisionista’: código para antijudío

Livingstone dice que el no es antisemita, sino “antisionista”. Le dijo a la BBC que el antisionismo no es antisemita porque Hitler “apoyaba al sionismo … antes de que se volviera loco y terminara asesinando a 6 millones de judíos”.

El Holocausto no fue el resultado de que Hitler se volviera loco, sino de medidas calculadas para hacer de los judíos chivos expiatorios para la crisis del capitalismo y para destruir al movimiento obrero en Alemania.

Igualar a los “sionistas” con los nazis ha sido característico de la política de Livingstone. Cuando era el alcalde de Londres, le dijo a un reportero judío que estaba actuando como un “guardia de un campo de concentración”. Cuando era dirigente del Consejo de Gran Londres en 1981 y editor del Labour Herald, el periódico publicó una caricatura que representaba al primer ministro israelí Menachem Begin como un nazi.

El odio antijudío es producto del capitalismo en decadencia. Su objetivo ulterior es desviar a los trabajadores de una lucha militante unida mediante la promoción de la mentira venenosa de que el problema no es el capitalismo, sino los malvados capitalistas judíos. Y va de la mano con el fascismo, que proclama de que la solución no es el internacionalismo y la toma del poder por los trabajadores y el reemplazamiento de la dictadura del capital a través de la lucha revolucionaria, sino el “socialismo nacional”, la antítesis de la trayectoria defendida por los comunistas desde los tiempos de Marx y Engels.

A medida que se profundiza la crisis capitalista mundial, seguirá estallando el odio antijudío. Trabajadores con conciencia de clase deben oponerse al odio antijudío dondequiera que asome la cabeza.

 
 
 
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