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Vol. 80/No. 23      13 de junio de 2016

 
(portada)

Luchadores contra brutalidad policial en EEUU visitan Cuba revolucionaria

 
POR RÓGER CALERO
Y JACOB PERASSO
LA HABANA—“Si viviéramos en Cuba mi hijo aun estaría vivo”, dijo Andree Penix-Smith a dirigentes de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) aquí el 3 de mayo. La policía en Tulsa, Oklahoma, mató a su hijo, Justin Smith Jr., en 1998. Ella y otros familiares de personas muertas por la policía en Estados Unidos visitaron Cuba para aprender de primera mano sobre los logros alcanzados por los trabajadores en este país mediante su revolución socialista, y para hablar sobre la continua lucha contra la brutalidad policial en Estados Unidos.

La Federación de Mujeres Cubanas y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) fueron los anfitriones de la gira de una semana, en la que participaron luchadores contra los abusos de la policía de Nueva York, Detroit, Chicago y Oakland, California.

La Secretaria General de la FMC Teresa Amarelle Boué recibió a la delegación en la sede de la organización. Ella describió la desigualdad social y económica que existía en Cuba antes del derrocamiento revolucionario en enero de 1959 de una dictadura que contaba con el respaldo de Washington, , y los logros que han alcanzado las mujeres, los negros y los trabajadores con la revolución. Durante el intercambio de dos horas, miembros de la delegación de Estados Unidos describieron las circunstancias en que sus seres queridos fueron muertos y sus esfuerzos de muchos años para exigir que se enjuicié, condene y encarcele a los policías responsables por estas y otras muertes.

Su lucha conmovió a muchas de las personas con las que hablaron. La valentía de las madres cubanas cuyos hijos fueron asesinados bajo el régimen militar de Fulgencio Batista antes de 1959 forma parte de su herencia revolucionaria. Muchos cubanos conocen de la brutalidad policial en Estados Unidos a través de las noticias y por las experiencias de sus familiares que viven allá.

La visita comenzó con la participación de la delegación en el desfile en La Habana de centenares de miles de trabajadores y estudiantes cubanos para celebrar el Primero de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, una movilización anual en apoyo de la revolución. Centenares de contingentes desfilaron por la Plaza de la Revolución con carteles coloridos hechos a mano que identificaban su sindicato y centro de trabajo coreando consignas, cantando y bailando.

“¡Nunca he visto algo como esto! Trabajadores marchando sin ser rodeados por policías”, dijo Juanita Young al final de la masiva celebración. A su hijo, Malcolm Ferguson, lo mató la policía de Nueva York en el 2000. Durante la marcha, muchos cubanos se acercaron a la delegación para preguntar sobre sus luchas, darles la mano y tomarse fotos.

Miembros de la delegación hablaron en una conferencia internacional de solidaridad con Cuba el día siguiente, y desplegaron pancartas que habían traído consigo que decían “Mothers Cry for Justice” (Grito de Madres por Justicia), y “Familias contra la Brutalidad Policial en EE.UU. en Solidaridad con Cuba: Cese el bloqueo de EE.UU. contra Cuba”. Recibieron una ovación de los más de 1 600 delegados presentes de una veintena de países.

Felicitando al pueblo cubano por construir una sociedad en la que los trabajadores son lo más importante, Iris Báez dijo a la concurrencia que “las muertes de nuestros hijos en Estados Unidos” deben parar y “el capitalismo no está a favor de los trabajadores”. Su hijo Anthony Báez fue muerto por un policía de Nueva York, Francis Livoti, en 1994. Otros tres miembros de la delegación —Juanita Young, Anita Wills y Nellie Bailey— también se dirigieron al encuentro.

Valores diferentes

La gira incluyó una visita a la Escuela Primaria Orlando Pantoja, un centro de orientación comunitario dirigido por la FMC y proyectos comunitarios que organizan actividades y trabajan estrechamente con los residentes, especialmente los adolescentes y ancianos. También visitaron el Museo de la Alfabetización y tuvieron un encuentro con estudiantes estadounidenses en la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde se han preparado más de 23 mil estudiantes de todas partes del mundo, incluyendo de Estados Unidos, sin costo alguno.

Los dirigentes de los programas comunitarios describieron la atención que prestan las organizaciones de masas como la Federación de Mujeres Cubanas y los comités de barrios a cuestiones sociales como la violencia doméstica, el cuidado prenatal, la atención a los niños que se retrasan en la escuela y la prevención del crimen. “En Cuba socialista nuestra prioridad es el ser humano”, dijo la directora del Centro Comunitario Pogolotti, ubicado en uno de los más antiguos barrios obreros de La Habana, fundado en 1911 para obreros del tabaco y portuarios. “Desde muy pequeños se nos enseña a respetar, compartir y cuidar a los demás”.

Víctor Dreke, un dirigente de la Revolución Cubana durante más de 50 años que luchó en el Ejército Rebelde y al lado de Che Guevara en el Congo en 1965, se reunió con varios de los delegados. Dreke describió cómo en su adolescencia se integró al movimiento revolucionario que derrocó un régimen caracterizado por su brutalidad, corrupción y servilismo a los intereses del imperialismo norteamericano y de los capitalistas y terratenientes cubanos.

“Muchos dirigentes sindicales y jóvenes fueron asesinados por la dictadura de Batista”, dijo Dreke. “El presidente Barack Obama nos pidió durante su reciente visita que olvidáramos el pasado, pero ¿cómo podemos olvidar? Sería como pedirle a ustedes que olviden a sus hijos”.

En el Museo de la Alfabetización la delegación vio exposiciones de fotos y otros objetos de la campaña de 1961 en la que más de cien mil voluntarios, principalmente adolescentes, fueron al campo a alfabetizar. En aquel entonces, el analfabetismo, especialmente entre las mujeres, frecuentemente estaba por encima del 50 por ciento. En un año los voluntarios redujeron el analfabetismo a nivel nacional de un 30 por ciento al 4 por ciento.“¿Qué inspira a personas tan jóvenes a salir de su casa y participar en algo con un carácter moral tan alto y que requería tanta disciplina?”, preguntó Young.

“La revolución nos transformó”, respondió Olga Santos, quien participó en la campaña de alfabetización cuando tenía 13 años. “La gente estaba inspirada a participar, era una forma de contribuir a la revolución.

“La disciplina vino del compromiso de cumplir con la tarea encomendada”, agregó Santos.

Apoyo a los Cinco Cubanos

Un momento destacado de la visita fue el encuentro con Fernando González, uno de los cinco revolucionarios cubanos encarcelados por Washington bajo un caso amañado en 1998 por su trabajo para monitorear a los grupos contrarrevolucionarios cubano-americanos en Florida para prevenir ataques violentos contra Cuba. Actualmente González es el vicepresidente del ICAP.

“He seguido su caso durante años”, dijo Young. “Perdí a mi hijo asesinado por la policía, y no podía dejar de pensar en lo que estaban pasando las madres de los Cinco Cubanos “.

La idea de que familiares de víctimas de la brutalidad policial visitaran Cuba nació en octubre de 2014 cuando Báez y Young hablaron en un evento en Nueva York para extender su apoyo a la lucha por la liberación de los Cinco. Young dijo en esa ocasión que ella y otras madres deberían visitar Cuba y conocer a las madres de los Cinco Cubanos. El año siguiente, Báez auspició un acto en su iglesia en el Bronx, donde parientes de personas muertas por la policía en Nueva York, Nueva Jersey y Pennsylvania participaron en un panel con Maritzel González de la FMC.

Además de los siete familiares, participaron en el viaje Jacob Perasso y Róger Calero del Partido Socialista de los Trabajadores, quienes trabajaron con las organizaciones anfitrionas en Cuba y con Mothers Cry for Justice en Nueva York para coordinar aspectos de la gira; Alyson Kennedy, quien ha participado en luchas contra las muertes y tortura a manos de la policía de Chicago y es la candidata para presidente de Estados Unidos del PST; y Nellie Bailey de la Coalición 26 de Julio, y del Consejo de Inquilinos de Harlem en Nueva York. La gira fue un proyecto de la Coalición 26 de Julio de Nueva York, y recibió el apoyo de grupos de solidaridad con Cuba de varias ciudades, así como de participantes en la lucha contra los abusos policiales.

“He estado luchando contra el gobierno en Estados Unidos por 20 años para obtener justicia para mi hijo, y todavía no he visto el fin de la brutalidad policial en nuestro país”, dijo Arnetta Grable a González. “Me he unido a muchas otras madres por todo el país para que podamos, en solidaridad, poner fin a esta terrible brutalidad que sufren nuestros jóvenes”. A uno de sus hijos, Lamar Wayne Grable, lo mató la policía de Detroit en 1996 cuando iba a su casa después de una fiesta en una iglesia local. Su otro hijo, Aaron, ha estado activo en la lucha contra la brutalidad policial y también participó en la visita a Cuba.

Muchos de los miembros de la delegación participan en el National Stolen Lives Families Tour (Gira nacional de familias por las vidas arrebatadas) —un proyecto conjunto de Mothers Cry for Justice y The Adam Project, Inc. dirigido por el reverendo Jerome McCorry con sede en Dayton, Ohio— a través del cual ofrecen solidaridad a familias que han perdido a seres queridos a manos de la policía por todo el país. Báez es también fundadora de la Fundación Anthony Báez, que igualmente extiende apoyo a víctimas de la brutalidad policial y sus familias.

Stolen Lives Families Tour recientemente organizó visitas a Cleveland y Chicago donde participaron en protestas con los parientes de Tamir Rice, de 12 años, muerto por la policía de Cleveland en 2014; Justus Howell, muerto por la policía de Zion, Illinois en 2015; y otros.

“Nos enfocamos en la policía, pero estamos conscientes de que detrás de la policía hay todo un sistema”, dijo Wills, señalando cómo el gobierno, los tribunales y el sistema penitenciario funcionan contra el pueblo trabajador, de manera desproporcionada contra los que son negros, latinos e indígenas americanos. Wills, quien tiene un hijo en la cárcel, participa en la lucha en California en contra del confinamiento solitario en las cárceles estadounidenses.

“Los años que pasé en la cárcel me dieron la oportunidad de estar con afroamericanos encarcelados injustamente en Estados Unidos”, dijo González. “Aprendí sobre la realidad de sus comunidades, la realidad de Estados Unidos, la cual no es la misma que vemos en la televisión”. Agradeció a los parientes de su parte y “sus cuatro hermanos por su apoyo hacia nosotros y por luchar”.

“Es un honor estar acá hablando con usted”, dijo Joshua López. “Es un héroe no solo aquí en Cuba, sino que es un héroe para muchos en Estados Unidos”. Al tío de López, John Collado, lo mató un policía encubierto de Nueva York en septiembre de 2011. Él estaba tratando de separar a dos personas que estaban peleando, sin saber que uno de ellos era un policía.

“Esto va a continuar en Estados Unidos, no importa quién sea elegido presidente. Si queremos que estos horrores desaparezcan va a ser necesario una revolución y un verdadero liderazgo como el de Fidel y Raúl”, dijo López.

“En Cuba lucharon y lucharon hasta que consiguieron un cambio”, dijo Juanita Young al Militante después del viaje. “Sin este viaje nunca hubiera conocido otra manera de vivir. En Estados Unidos el valor se mide en cosas materiales y causa un estrés constante. No hacen eso en Cuba. Ahora que estamos de vuelta queremos hablar de lo que aprendimos en nuestro viaje”.  
 
 
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