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Vol. 80/No. 36      26 de septiembre de 2016

 
(portada)

Acuerdo en Colombia abre espacio político
para trabajadores

 
POR MAGGIE TROWE
El gobierno de Colombia y el grupo guerrillero las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron el 24 de agosto que después de casi cuatro años de charlas, han llegado a un “acuerdo definitivo”, poniendo fin a más de 50 años de hostilidades, el conflicto armado de mayor duración en América Latina.

El gobierno revolucionario de Cuba fue instrumental en asistir en las negociaciones, que tuvieron lugar en La Habana, con Cuba y Noruega como países “garantes” y Chile y Venezuela como países “acompañantes”. El dirigente cubano Fidel Castro fue partidario de negociaciones para poner fin al conflicto por décadas.

El acuerdo pone al pueblo trabajador colombiano en mejor posición para defender sus intereses sin el obstáculo de la guerra, que frecuentemente le sirvió al gobierno de excusa para imponer restricciones a los derechos políticos y sindicales.

Alrededor del 80 por ciento de los 220 mil muertos como consecuencia de la guerra fueron civiles, la gran mayoría a manos de grupos paramilitares derechistas, o de soldados del gobierno o policías. Más del 10 por ciento de la población colombiana de 47 millones de habitantes quedó desplazada.

Aunque en los últimos cinco años el número de personas que han muerto a manos de los grupos paramilitares y el ejército ha bajado dramáticamente, más de 110 sindicalistas fueron muertos desde 2009, según Human Rights Watch.

Como parte del acuerdo, se le permitirá a la FARC formar un partido político después de entregar sus armas en la misión de Naciones Unidas. El nuevo partido tendrá garantizados cinco escaños en el senado en las elecciones de 2018 y 2022, independientemente de los resultados de la votación.

Los que cometieron crímenes “políticos” recibirán amnistía. Aquellos que sean condenados por “crímenes de guerra” o “crímenes contra la humanidad” serán detenidos por un tiempo en centros especiales, no en prisiones. El gobierno acordó no extraditar a guerrillas desmovilizadas, lo que impedirá que Washington los traiga a Estados Unidos para juzgarlos por supuestos crímenes de narcotráfico. El 2 de octubre se celebrará un plebiscito para votar sobre el acuerdo. .

Una gran mayoría del senado colombiano votó el 29 de agosto a favor del referéndum. El ex presidente Álvaro Uribe está haciendo campaña en contra.

En los 1960s, las luchas de los campesinos por tierra y su resistencia a la represión y las masacres de los gobernantes capitalistas colombianos con el apoyo de Washington, resultaron en la creación de varios grupos guerrilleros. Hoy día, un 0.4 por ciento de la población es dueña del 62 por ciento de las mejores tierras y el 83 por ciento de los agricultores carecen de maquinaria agrícola.

Las FARC se convirtieron en el grupo más grande. Fue fundada en 1964 por el dirigente campesino Manuel Marulanda, en ese entonces miembro del Partido Comunista de Colombia, que se inspiraba políticamente en el régimen estalinista de la Unión Soviética. Las FARC se separaron del PC en 1993.

En su clímax las FARC organizaban a más de 10 mil combatientes y ocupaban gran parte del campo colombiano, pero tras las ofensivas del gobierno perdieron terreno .

Bajo el Plan Colombia, iniciado bajo la administración del Presidente William Clinton, desde el año 2000 Washington envió a Colombia casi $10 mil millones de dólares en ayuda militar, supuestamente para eliminar la coca y las guerrillas.

FARC no pretendía tomar el poder

A diferencia de Cuba, donde el Ejército Rebelde dirigido por Fidel Castro comenzó a organizar una reforma agraria, campañas de alfabetización y otras medidas revolucionarias en las zonas controladas por los rebeldes aún antes de derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista, las FARC y otros grupos guerrilleros dejaron intactas las relaciones económicas y sociales capitalistas en las zonas que controlaban.

Aunque los grupos guerrilleros negaron las acusaciones de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia de que estaban involucrados en el narcotráfico, defendieron la colecta de impuestos de los que participaban en el narcotráfico al igual que lo hacían con otras empresas capitalistas.

Los dirigentes guerrilleros nunca concibieron la lucha armada como un camino para aumentar la autoconfianza, conciencia de clase y disciplina de los trabajadores y campesinos para rápidamente conquistar el poder. Marulanda “concebía una larga y prolongada lucha”, explicó Castro en el libro La paz en Colombia, publicado en 2008. Castro también criticó los métodos de las guerrillas colombianas de tomar como rehenes tanto a civiles como a soldados.

El Primer Frente Armando Rios, la unidad de 200 combatientes de las FARC famosa por mantener como rehén a la candidata presidencial Ingrid Betancourt por seis años, anunció el 6 de julio que no va a abandonar sus armas. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), otro grupo guerrillero, ha dicho que está dispuesto a negociar con el gobierno.  
 
 
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