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Vol. 80/No. 42      7 de noviembre de 2016

 
(portada)

Trabajadores encaran crisis de salud y de Obamacare

 
POR EMMA JOHNSON
En su cuarto período de inscripción abierta, la Ley de Cuidado Médico Asequible del Presidente Barack Obama está comprobando ser cada vez más para millones de trabajadores la ley de la costosa carencia de cuidado médico. Los pagos de primas se dispararán en muchos estados en 2017, y por lo menos 1.4 millones de personas perderán las pólizas que han comprado a través de los mercados de seguros de Obamacare.

Para los 150 millones de trabajadores que tienen seguro médico a través de sus patrones, la situación también es precaria. Los copagos o deducibles —la suma que debe ser pagada por la persona antes de que el seguro comience a pagar— han aumentado casi seis veces más rápido que los salarios desde 2011. Muchos millones más están pagando una multa por no tener seguro.

Hillary Clinton dice que va a “arreglar lo que no este funcionando” de la ley, la cual ella apoya.

El republicano Donald Trump dice que va a desechar Obamacare, y que aumentará la competencia y bajará los costos mediante la suspensión de regulaciones a las compañías que venden seguros a nivel interestatal.

Ambos están comprometidos a mantener el cuidado médico como un negocio privado.

“El pueblo trabajador necesita cuidado de salud, y no seguro de salud”, dijo al Militante el 25 de octubre Alyson Kennedy, la candidata presidencial del Partido Socialista de los Trabajadores. “La clase trabajadora y el movimiento sindical tienen que luchar por el cuidado de salud de por vida y universal para todos, financiado por el gobierno.

“A través de nuestro trabajo, la clase trabajadora en este país y mundialmente produce más que suficiente riqueza para proveer educación, cuidado médico, vivienda y jubilación para cada ser humano en el planeta, de por vida”, dijo Kennedy. “Los trabajadores y agricultores en Cuba sentaron un ejemplo cuando tomaron el poder, retiraron el cuidado médico del mercado capitalista y lo reestructuraron basandose en los valores de la solidaridad humana”.

Los trabajadores que han comprado seguros en el mercado de intercambios de Obamacare pueden anticipar aumentos de un promedio de 25 por ciento el próximo año. Algunos estados, incluyendo Minnesota, Tennessee y Montana, han aprobado aumentos en el rango del 50 por ciento. Aunque para muchas personas este aumento será compensado por subsidios gubernamentales, alrededor de 6 millones de personas no los recibirán.

Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, desde la aprobación de Obamacare en 2010, la cantidad de personas sin seguro médico ha disminuido de 48 6 millones a 28 6. Más del 80 por ciento de las personas elegibles que tienen ingresos por debajo de 150 por ciento del nivel federal de pobreza han comprado seguros en los intercambios. Solo el 17 por ciento de los trabajadores elegibles con ingresos tres a cuatro veces el nivel de pobreza se han inscrito.

Para los magnates de las compañías de seguros esto es un problema. Las grandes compañías de seguros como United Health, Humana y Aetna se retiraron de algunos de los intercambios porque “contienen demasiados clientes enfermos que hacen reclamaciones, y no tienen suficientes clientes más jóvenes y saludables. Esto ha reducido las ganancias y en algunos casos ha llevado a las aseguradoras a las pérdidas”, reportó el Financial Times el 30 de agosto. United Health, la compañía de seguros más grande del país, se retiró de Obamacare en 27 estados después de perder 475 millones de dólares en ese negocio el año pasado.

De las 23 cooperativas de Obamacare organizadas por los gobiernos estatales, 17 han cerrado.

Cuatro de cada cinco trabajadores que reciben su seguro médico a través de sus patrones pagan deducibles, los cuales este año subieron cuatro veces más rápido que los pagos mensuales a un promedio de 1 500 dólares. Los trabajadores también están pagando una porción mayor de los pagos mensuales, con un promedio de 5 277 dólares por año para un plan familiar.

Un creciente número de compañías de seguros están limitando las opciones y los servicios, lo que hace que sea más caro ver a un médico fuera de la red del plan.

En los debates electorales y en los medios capitalistas se han mencionado varias propuestas para “arreglar” el sistema. Entre ellas se encuentran crear un seguro médico público para competir en los intercambios, imponer mayores límites en la cobertura, incrementar los subsidios para los más pobres, y castigos más severos para los que no compren seguros. Pero ninguno de estos resuelve el problema fundamental que representa el hecho de que el cuidado médico es una mercancía con fines de lucro bajo el capitalismo.  
 
 
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