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Vol. 80/No. 44      21 de noviembre de 2016

 
(portada)

Acuerdo tentativo en huelga de transporte

 
POR JANET POST
FILADELFIA—Unos 4 700 miembros del Local 234 del Sindicato de Trabajadores del Transporte (TWU) volvieron al trabajo después de que negociadores del sindicato y la Autoridad del Transporte del Sudeste de Pennsylvania (SEPTA) anunciaran un contrato provisional de cinco años el 7 de noviembre.

El sindicato se declaró en huelga el 1 de noviembre, parando los autobuses, trenes y tranvías en toda la ciudad, después de que los patrones del tránsito se negaran a echarse atrás en sus exigencias de concesiones.

Los gerentes de SEPTA y los políticos municipales y estatales del Partido Demócrata trataron de provocar que la clase trabajadora se opusiera a los huelguistas, quejándose de que su huelga haría más difícil que los trabajadores votaran el 8 de noviembre. Hillary Clinton se encontraba en una contienda apretada en Pennsylvania, intentando obtener muchos votos en Filadelfia para compensar el apoyo de Donald Trump en otras partes del estado.

“Quieren hacer que las elecciones sean más importantes que la huelga”, dijo el conductor de autobuses Brother Bernie al Militante en el depósito de autobuses Midvale el 6 de noviembre.

“La lección es luchar por lo que uno quiere y no echarse atrás”, dijo el conductor Samill Peterson.

Los patrones solicitaron una orden judicial el 4 de noviembre en el Tribunal de Demandas Comunes de Filadelfia para poner fin a la huelga, la cual tacharon como una “amenaza clara y presente” a la salud, la seguridad y el bienestar públicos. Dijeron que la huelga mantendría a los niños fuera de la escuela, obstaculizaría el tratamiento médico y privaría del derecho de votar a los votantes. La administración demócrata de la ciudad presentó una segunda petición exigiendo una orden judicial para obligar a los huelguistas a regresar de nuevo al trabajo el día de las elecciones.

Destacados demócratas, “amigos de los trabajadores” —entre ellos el alcalde Jim Kenney, el presidente del consejo municipal Darrell Clarke y el congresista Bob Brady, antiguo funcionario del sindicato de carpinteros— presionaron para que la huelga terminara antes de las elecciones.

SEPTA argumentó que tenía disponible un “fondo fijo”, y que el sindicato tenía que decidir cuáles de sus reivindicaciones iba a retirar.

La compañía exigía un aumento de 352 dólares al mes a los trabajadores del tránsito en pagos por la atención médica.

Los huelguistas explicaron las condiciones de trabajo difíciles que enfrentan e intentan cambiar, incluyendo solo nueve horas de recuperación entre turnos, un descanso inadecuado de cinco minutos entre recorridos de autobuses y solamente 10 minutos para presentarse y realizar la inspección de seguridad de su autobús.

“Esto es una cuestión seria de cansancio y seguridad, incluso para los pasajeros”, dijo Peterson.

Un asunto que da rabia a los huelguistas es que sus pensiones están limitadas, mientras que las pensiones de los gerentes no tienen tope.

Osborne Hart, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para vice-presidente de Estados Unidos, se unió a las líneas de piquetes del TWU en varios lugares. “Los patrones hacen todo lo que pueden para calumniar a los trabajadores que salen en huelga, para proveer la imagen de que somos codiciosos y egoístas, y para usar a los tribunales y la policía para que limiten la eficacia de nuestras huelgas”, dijo Hart a los huelguistas el 6 de noviembre. “Temen nuestra capacidad de luchar, de atraer solidaridad y de vencer”.

Chris Hoeppner contribuyó a este artículo.  
 
 
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