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Vol. 81/No. 3      16 de enero de 2017

 
(portada)

Delegado de Namibia elogia papel de Fidel Castro

 

A continuación publicamos un extracto del discurso de Linda Scott, hablando en nombre del gobierno de Namibia en el evento especial en la ONU el 20 de diciembre, en conmemoración de Fidel Castro.

Scott fue una de los 30 oradores representando los gobiernos y organizaciones internacionales y regionales de más de 100 países, que rindieron homenaje a Castro y al internacionalismo de la Revolución Cubana. Peter Thomson, embajador de Fiji y presidente de la Asamblea General, fue moderador del evento. La gran mayoría de los participantes eran de África, Asia y América Latina.

Namibia ganó su independencia de Sudáfrica en 1990. En 1988, en la batalla de Cuito Cuanavale en el sur de Angola, el ejército del apartheid fue derrotado por las fuerzas conjuntas de internacionalistas cubanos, luchadores por la libertad de Namibia y soldados angolanos. Esta derrota preparó el camino para el desmantelamiento del régimen supremacista blanco de Sudáfrica, la independencia de Namibia y la puesta en libertad de Nelson Mandela.

Hage Geingob, presidente de Namibia y Sam Nujoma, presidente fundador del país, hablaron en una concentración de miles en honor a Castro en Windhoek, la capital del país, el 6 de diciembre.

La solidaridad forjada por los internacionalistas cubanos en las trincheras de los campos de batalla del sur de Angola es una solidaridad con la que Namibia estará siempre en deuda. Nos damos cuenta que no hay familia cubana que no haya sido tocada por la guerra por la independencia de Namibia, que no haya sido impactada por el sacrificio requerido y que no haya perdido al menos a un familiar o amigo.

Namibia sufrió bajo los mismos horrores del apartheid que nuestros hermanos y hermanas del otro lado de la frontera en Sudáfrica. Una realidad diaria impuesta con el látigo adicional del colonialismo. Muchos namibios huyeron y se refugiaron en la vecina Angola. El 4 de mayo de 1978, hubo un ataque al campamento de refugiados en Cassinga, Angola, dos días después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas discutiera la situación allí. Esta agresión resultó no solo en la muerte de más de mil namibios ese día, sino también de soldados cubanos que estaban en camino para ayudar en el campamento.

Este incidente provocó la respuesta inmediata de un solo país, la República de Cuba. Y de solo un líder mundial, Fidel Castro. Él ordenó que los niños que sobrevivieron fueran traídos a Cuba donde se establecerían escuelas para ellos. Otros niños namibios se les unirían más tarde. Y así fue que se establecieron dos escuelas en la Isla de la Juventud para que estudiaran los niños namibios.

Esta historia se cuenta una y otra vez en nuestro país. Muchos de esos niños han sido luego líderes en Namibia; desde médicos y geólogos hasta economistas y maestros.

También recordamos la batalla de Cuito Cuanavale, en la que soldados cubanos también dieron su vida y que llevó a la implementación de la Resolución 435 del Consejo de Seguridad de la ONU y a las exitosas elecciones e independencia de las que Namibia está tan orgullosa.

Amigo o enemigo, uno debe reconocer que Fidel Castro era una persona extraordinaria. Porque quién otro que Fidel Castro podía imaginarse el hacer frente al ejército de Batista con 13 hombres armados, y de ahí seguir hasta organizar la Revolución Cubana. A Fidel lo motivaba el servir a los oprimidos y la auto-determinación de las Américas y África.

De él aprendimos que uno puede transigir en todo menos en los propios principios. Esto lo sabemos porque los soldados cubanos volvieron a su patria sin beneficiarse económicamente de los países africanos donde pelearon.

Estos eran los principios de los que nosotros, como namibios, fuimos testigos; lo que nos dio esperanza y determinación. El pueblo cubano continuó de pié frente a la retirada de los soviéticos de su país y a la hambruna que sobrevino para la población debido al bloqueo del país por los Estados Unidos de América.

Habiendo estado entre los que inauguraron la Misión de Namibia en Cuba en ese tiempo, puedo dar fe de las grandes dificultades que el pueblo enfrentó.

Al reunirnos aquí en honor de esta vida bien vivida, nos mantenemos erguidos como países soberanos en gratitud a un hombre cuya huella en este planeta permanece en las vidas de los niños namibios que nacen libres.  
 
 
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