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Vol. 81/No. 3      16 de enero de 2017

 
(portada, editorial)

¡Alto a la dominación colonial de Washington en Puerto Rico!

 
Durante décadas Washington ha afirmado que Puerto Rico es un territorio “autónomo” y no una colonia. Esta mentira quedó desenmascarada una vez más por la “junta de control fiscal” de Washington, cuando ésta le ordenó al gobierno colonial de la isla que apretara al máximo a los trabajadores para pagar la deuda de 70 mil millones de dólares a los tenedores de bonos y fondos de cobertura. Despedir a más trabajadores públicos; expulsar a la gente de la asistencia social; privatizar los puertos (es decir, venderlos baratos a los capitalistas de Estados Unidos); recortar los salarios, las pensiones, el cuidado médico. Esas eran sus demandas.

Es crucial para los trabajadores de Estados Unidos unirse a nuestros hermanos y hermanas en Puerto Rico contra estos ataques y exigir el fin de la súper explotación colonial de Puerto Rico. Esa ha sido la posición del Partido Socialista de los Trabajadores desde su fundación. El PST “apoya la independencia inmediata e incondicional de todos los territorios, colonias y dependencias de Estados Unidos y la retirada de todas las tropas de ellos”, dice la Declaración de Principios de 1938 del partido. “Las revoluciones en las colonias, semicolonias y esferas de influencia del imperialismo norteamericano están íntegra y recíprocamente relacionadas con la lucha revolucionaria contra ese imperialismo en el país”.

Son los capitalistas de Estados Unidos quienes se benefician de mantener a Puerto Rico como una colonia. Las compañías farmacéuticas y otras empresas estadounidenses han acumulado grandes ganancias con salarios bajos y exenciones fiscales especiales. Las compañías navieras estadounidenses se embolsan miles de millones porque Washington no permite acceso a los buques que no sean de Estados Unidos a los puertos de Puerto Rico. Debido al funcionamiento de la dominación colonial, la una vez autosuficiente isla se ve obligada a importar alimentos de las grandes corporaciones agrícolas estadounidenses.

Bajo el impacto de la profunda crisis, tantos están saliendo de la isla, que el número de personas de origen puertorriqueño que vive en Estados Unidos —y se convierte en parte de la clase trabajadora estadounidense— es casi el doble de los que viven en Puerto Rico. Los capitalistas no se dan cuenta de que están creando sus propios sepultureros.

Los trabajadores de Estados Unidos y Puerto Rico se enfrentan al mismo enemigo, la clase capitalista estadounidense que está obligando a los trabajadores a pagar por la crisis capitalista.

El recién elegido gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló, afirma que la solución es que Puerto Rico se convierta en el 51o estado de Estados Unidos. Los gobernantes estadounidenses solo considerarían esto si temieran una creciente lucha por la independencia que amenazara su lucrativa dominación de la isla.

Oscar López, preso político puertorriqueño encarcelado en Estados Unidos durante más de 35 años, señala un rumbo diferente. “Cuba revolucionaria ha podido dar un ejemplo de la importancia del desarrollo del recurso humano, de la solidaridad y de la necesidad de defender la justicia y las causas nobles”, escribió en 2015. Hace unas semanas le dijo a un reportero que Puerto Rico necesita “un gobierno que represente los intereses de los puertorriqueños, de los trabajadores”.

Eso va a requerir una lucha, una lucha en interés de la clase trabajadora en Estados Unidos y Puerto Rico. Decimos, ¡Libertad para Oscar López ahora! ¡Cancelación de la deuda! ¡Alto al dominio colonial de Estados Unidos!  
 
 
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