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Vol. 81/No. 3      16 de enero de 2017

 
(portada, comentario)

‘Marcha de la Mujer’ busca promover al
Partido Demócrata

 
POR NAOMI CRAINE
Todo avance que logra la clase trabajadora se hace en las calles. Cada golpe contra el racismo, cada logro por la emancipación de la mujer, cada fortalecimiento de los sindicatos se ha ganado a través de la movilización independiente de millones de trabajadores y sus aliados.

La Marcha de la Mujer programada para el 21 de enero en Washington apunta en la dirección opuesta. Su objetivo es comenzar de inmediato a hacer campaña para reinstalar al Partido Demócrata en el congreso y en la Casa Blanca.

Este curso político ha permitido la erosión por más de cuatro décadas del derecho de la mujer a elegir el aborto, lo que representa hoy el frente del asalto contra los logros sociales y económicos de la mujer.

La Marcha de la Mujer en Washington fue convocada inmediatamente después de que el republicano Donald Trump ganara las elecciones presidenciales y fue organizada para el día posterior a la inauguración del nuevo presidente. La proclamación inicial de la marcha decía que “demostraría nuestra desaprobación del nuevo presidente y sus valores”.

El evento fue convocado en el contexto de una histeria en círculos liberales y de izquierda en torno a la elección de Trump y un amplio debate sobre cómo “arreglar” el quebrado Partido Demócrata. La defensa del derecho de la mujer a elegir el aborto ni siquiera es mencionada, aunque una importante concentración anual en contra del aborto esta convocada en Washington sólo seis días después.

Estos mal dirigentes que pretenden hablar a favor de los derechos de la mujer tienen un largo historial de repliegue y de negarse a movilizar para defender el derecho de la mujer a elegir el aborto. Su línea es no hacer nada que “altere la calma” y que lo que hay que hacer es “elegir a los partidarios de la mujer”, ellos nos protegerán.

Como Roe contra Wade limitó logros

Desde la decisión de la Corte Suprema de despenalizar el aborto en 1973, la dirección de la Organización Nacional de la Mujer, afín al Partido Demócrata, y otros grupos feministas han tratado de llevar la lucha fuera de las calles y hacia el campo electoral. Este curso se ha visto asistido por el carácter y contenido de la decisión de Roe contra Wade, que no se basó en el derecho de la mujer a la igualdad “de protección ante la ley” garantizada por la enmienda 14 de la constitución, sino en criterios médicos y decisiones tomadas por los médicos de las mujeres embarazadas, y no por las mujeres mismas.

“Los enemigos de los derechos de la mujer han aprovechado de los criterios ‘médicos’ de la Corte Suprema desde el principio”, escribió Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, en El historial antiobrero de los Clinton: Por qué Washington le teme al pueblo trabajador. “Y han aprovechado al máximo el hecho de que la decisión judicial en 1973 fue emitida antes de que se produjera un debate acalorado y que lo hubieran librado y ganado las fuerzas que insistían en que la decisión de la mujer a optar por este procedimiento médico está protegida por los derechos constitucionales que nos han costado tanto conquistar”.

Las victorias que ganaron millones de personas en las calles en los años 50 y 60 en la lucha proletaria por los derechos de los negros sirvieron de impulso a un movimiento creciente por la igualdad de la mujer. La demanda de que se eliminaran las leyes contra el aborto surgió porque la capacidad de controlar cuándo y si tener hijos es fundamental en todos los aspectos de la vida de una mujer.

Al reducir, estado por estado las movilizaciones en las calles, las cuales eran necesarias para conquistar el derecho al aborto como un derecho de la mujer, Roe contra Wade de hecho limitó estos avances. Casi desde el primer día el acceso al procedimiento estuvo bajo ataque, sujeto a crecientes restricciones que afectan principalmente a las mujeres de la clase trabajadora y a las que viven fuera de las grandes ciudades.

La entonces senadora Hillary Clinton impulsó el mensaje de apoyar al Partido Demócrata y señaló a las urnas electorales como el camino a seguir cuando habló en la Marcha por la Vida de la Mujer en 2004, convocada para oponerse a la reelección de George W. Bush. “No tuvimos que marchar durante 12 largos años porque teníamos un gobierno que respetaba los derechos de la mujer”, dijo, refiriéndose a la presidencia de Bill Clinton de 1993–2001.

No mencionó, por supuesto, que el derecho al aborto había sufrido restricciones durante los años de Clinton. Y no dijo nada sobre el logro principal de la administración de su esposo: la eliminación de la Ayuda a las Familias con Hijos Dependientes, que tuvo efectos devastadores para millones de mujeres de la clase trabajadora. Al igual que Roe contra Wade, puso un límite a los avances claves que había ganado la clase obrera en sus luchas, y gradualmente han sido reducidos aun más por los gobernantes capitalistas en las últimas dos décadas.

Luchar contra ataques a la mujer

Alentados por los ataques bipartidistas contra el derecho al aborto, Operación Rescate lanzó una campaña nacional a principios de la década de 1990 cerrando fisicamente las clínicas de aborto. Movilizaron a miles de cuadros derechistas para sitiar las tres clínicas de Wichita, Kansas, en el verano de 1991. Los líderes de las principales organizaciones de defensa de los derechos de la mujer argumentaron en contra de una contra movilización, diciendo que se debe permitir que la policía y los tribunales “hagan su trabajo”. El resultado fue que los derechistas lograron cerrar las clínicas durante semanas.

Muchos defensores de los derechos de las mujer aprendieron lecciones de esa derrota. En abril de 1992, cuando Operación Rescate trató de organizar un sitio de clínicas en Buffalo, Nueva York, los derechistas fueron recibidos por 1 500 defensores de los derechos de la mujer que acudieron diariamente desde las 5 de la mañana para mantener las clínicas abiertas. Al final de la segunda semana, la mayoría de las tropas de Operación Rescate habían abandonado la ciudad, desmoralizadas. Defensores del derecho al aborto también confrontaron a Operación Rescate en Houston y otras ciudades, derrotándola.

Esta es la dirección que debemos buscar hoy, no el callejón sin salida de confiar en los mismos partidos capitalistas que han organizado el asalto contra los derechos de los trabajadores y nuestro nivel de vida durante décadas.

Los partidarios del PST asistirán a la acción del 21 de enero, no para construirla, sino para conocer a los participantes y presentarles un camino alternativo e independiente para la clase trabajadora.  
 
 
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