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Vol. 81/No. 13      3 de abril de 2017

 
(portada)

Maniobras de EUA en Corea agravan tensiones en Asia

 
POR JIM BRADLEY
El rechazo de Washington de la propuesta hecha por el gobierno chino el 8 de marzo de suspender las maniobras militares conjuntas de fuerzas estadounidenses y surcoreanas a cambio de que Corea del Norte ponga fin a su programa de misiles y armas nucleares —una propuesta hecha anteriormente por Pyongyang— ha aumentado las tensiones en la península de Corea.

Unas 3 600 tropas estadounidenses y 300 mil soldados surcoreanos están participando en las maniobras anuales conocidas como “Foel Eagle” y “Key Resolve”, que incluyen practicar la eliminación de la dirección de Corea del Norte.

“Los dos bandos son como dos trenes en aceleración que van a chocar de frente sin que ninguno esté dispuesto a ceder”, dijo el canciller chino, Wang Yi. “La pregunta es, ¿Están ambos lados realmente listos para una colisión frontal? Dada la situación, nuestra prioridad inmediata es encender la luz roja y aplicarle los frenos a ambos trenes”.

Nikki Haley, embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, respondió que entablar pláticas con Pyongyang era imposible porque el presidente norcoreano Kim Jong Un no es una persona “racional”. “No estamos descartando nada”, dijo, amenazando a Corea del Norte, “y estamos considerando todas las opciones”.

Seúl y Tokio, siguiendo los pasos de Washington, también rechazaron la propuesta de Beijing. El gobierno japonés está empeñado en modernizar la capacidad combativa de sus fuerzas militares, y ha aumentado su presupuesto bélico para 2017 por quinto año consecutivo. El gasto de 44 mil millones de dólares, el más alto desde la Segunda Guerra Mundial, se justifica dadas “las crecientes tensiones con China en torno a las disputadas islas del Mar de la China Oriental y las pruebas de misiles de Corea del Norte que se acercan cada vez más a las costas de la nación”, informó UPI.

Detrás de las tensiones en el Lejano Oriente está la competencia entre el creciente poder económico de Beijing, y el declinante poder de Washington, el cual continúa siendo la potencia imperialista dominante en el mundo.

La rivalidad es particularmente fuerte por el control de las rutas comerciales en el Mar de China Meridional en las que transitan 5 billones de dólares de comercio marítimo al año. Todos los regímenes capitalistas de la región —desde Japón a Vietnam y las Filipinas— están compitiendo por un puesto en la mesa.

En respuesta a las maniobras militares, el 6 de marzo Pyongyang lanzó cuatro misiles que, según ellos, tendrían la capacidad de alcanzar siete bases militares estadounidenses en Japón, donde están estacionadas 54 mil efectivos norteamericanos. Los misiles cayeron a 200 millas de la costa japonesa.

El mismo día Washington comenzó a desplegar un sistema antimisiles de elevada altitud THAAD a 45 millas al sur de Seúl. Beijing exigió que se detuviera la instalación, diciendo que su alcance ponía en peligro la soberanía de China.

Como represalia, Beijing, el principal socio comercial de Seúl, cerró una cadena de tiendas propiedad de surcoreanos y amenazó con medidas adicionales.

La inestabilidad en la región se profundizó cuando la Corte Constitucional de Corea del Sur confirmó la decisión de la legislatura de destituir a la presidenta Park Geun-hye vinculado a un escándalo sobre corrupción.

Cientos de miles de surcoreanos se habían manifestado semana tras semana a favor de su destitución. Un alto funcionario de Samsung, la corporación más grande del país, ha sido instruido de cargos en el escándalo.

Moon Jae-in, dirigente del partido opositor, el Partido Democrático, lleva la delantera en las encuestas sobre quién será elegido presidente. Se opone al sistema THAAD diciendo que este “ha arrastrado al país a una peligrosa y creciente rivalidad entre Washington y Beijing”, según el New York Times del 9 de marzo.  
 
 
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