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Vol. 81/No. 18      8 de mayo de 2017

 
(portada)

Trabajadores de planta de pavos Cargill en Virginia luchan por unión

 
POR JOSÉ M. PÉREZ
HARRISONBURG, Virginia — El problema más grande de los trabajadores de la planta de pavos de Cargill en Dayton es que no tienen una voz en el trabajo. Hay más de 1 200 empleados entre los dos turnos: africanos, árabes, hispanos, asiáticos, rusos y trabajadores nacidos en Estados Unidos. Es la empresa más grande en esta área del Valle de Shenandoah en Virginia, un centro para la industria pollera, que produce 7.4 millones de libras de producto cada semana.

Hay muchos compañeros lastimados. La empresa comete muchas injusticias contra los trabajadores. La señoría no existe y hay favoritismo con ciertos empleados. Lamentablemente, los supervisores hispanos son los más abusadores.

Los empleados han tomado conciencia y quieren luchar juntos para ver cambios por medio de un sindicato. Esta es la única esperanza para ponerle fin a estos faraones modernos.

Estamos usando los viernes camisas amarillas del Local 400 del sindicato de trabajadores de la comida UFCW, y si no se trabaja el viernes las usamos el jueves. La primera vez fue en febrero, con cinco de nosotros. Ahora ya somos más de 100 que llevamos la camisa cada viernes. Yo lo he proclamado “la fiebre amarilla.”

Pérez es miembro del comité para organizar el sindicato en la planta de Cargill en Dayton.  
 
 
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