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Vol. 81/No. 19      15 de Mayo de 2017

 
(portada)

Encuentro en Filipinas exige fin a política de Washington contra Cuba

 
POR RON POULSEN
Y JANET ROTH
MANILA, Filipinas —“A veces se piensa erróneamente que, ya que Estados Unidos y Cuba reanudaron los lazos diplomáticos, se acabó el bloqueo económico contra Cuba. Pero el bloqueo se mantiene”, dijo Ibete Fernández, embajadora de Cuba en Filipinas. Se dirigía a los participantes del VIII Encuentro Regional Asia-Pacífico de Solidaridad con Cuba, celebrado aquí del 8 al 9 de abril.

Los 120 delegados de 19 países abordaron cómo impulsar la campaña internacional para exigir que el gobierno estadounidense cese su guerra económica y sus programas subversivos contra la Revolución Cubana, y se retire de Guantánamo, territorio cubano ocupado por las fuerzas armadas norteamericanas por más de un siglo.

Más adelante Fernández se refirió a la victoria lograda en 2014 cuando Washington liberó a los últimos tres de los cinco revolucionarios cubanos que habían pasado hasta 16 años presos en Estados Unidos por sus acciones para proteger a Cuba de ataques violentos de contrarrevolucionarios basados en Estados Unidos.

“Si algún día se acaba el bloqueo”, dijo, “será gracias a la Revolución Cubana y a los esfuerzos de ustedes. Si pudimos ganar la lucha por el regreso de nuestros cinco héroes, entonces ustedes y nosotros ganaremos esta lucha también”.

Los delegados representaban organizaciones solidarias con Cuba de toda Asia y el Pacífico. Decenas de participantes eran de Filipinas. Otros procedían de Japón, Corea del Sur, Corea del Norte, China, Mongolia, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Timor Oriental, Nepal, India, Bangladesh, Sri Lanka, Australia y Nueva Zelanda, además de Estados Unidos. Entre los invitados especiales había otros dos embajadores a Filipinas, Capaya Rodríguez de Venezuela y Mun Song Mo de la República Popular Democrática de Corea.

El encuentro, iniciado por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), fue patrocinado por la Asociación Cultural y de Amistad Filipinas-Cuba y la Asociación de Amistad Filipinas-Cuba. Un tercer comité de solidaridad con Cuba, Amistad, dirigido por partidarios del Partido Comunista de Filipinas/Frente Democrático Nacional, no respaldó el evento.

“Nos reunimos cada dos años para renovar nuestro apoyo a Cuba y coordinar nuestros esfuerzos en defensa de su revolución socialista”, dijo Francisco Nemenzo, presidente del comité organizador de la conferencia, al inaugurar el encuentro. Nemenzo, presidente de la Asociación Cultural y de Amistad Filipinas-Cuba, es un ex presidente de la Universidad de Filipinas y un conocido socialista aquí.

‘Fidel nos inspiró’
Nemenzo rindió homenaje al dirigente revolucionario cubano Fidel Castro, quien murió en noviembre pasado. Al señalar el profundo impacto de la victoria revolucionaria cubana de 1959 en los jóvenes que se radicalizaban entonces, Nemenzo dijo: “Fidel Castro inspiró a los filipinos de mi generación a cuestionar lo que nuestros mayores daban por sentado. Si los cubanos habían sido capaces de hacer frente al imperialismo estadounidense, ¿por qué no nosotros?”

Desde que las fuerzas norteamericanas le arrebataron Filipinas a España en 1898, los filipinos han luchado contra la dominación de Washington y regímenes proimperialistas, pero ¿por qué estas luchas no han llevado a una exitosa revolución socialista? preguntó Nemenzo. “Desde luego, no puede haber revolución sin la participación de las masas. Pero también debemos reconocer un hecho histórico. Para que un movimiento haga una revolución, debe producir dirigentes como Fidel Castro y Lenin”.

La delegación cubana en la conferencia incluyó a Alicia Corredera, vicepresidenta del ICAP para Asia, África y el Medio Oriente, y Yexenia Calzado, también del departamento de Asia del ICAP. La delegación estaba encabezada por la reconocida periodista y escritora revolucionaria Marta Rojas.

En 1953 Rojas, con 23 años de edad, informó como reportera sobre el juicio a Fidel Castro y a otros revolucionarios que habían asaltado el cuartel Moncada de la dictadura de Batista en Santiago de Cuba. En 1965 fue la primera corresponsal de guerra latinoamericana en visitar a los combatientes por la libertad en el sur de Vietnam durante la guerra que Washington libró en Indochina, y ha regresado a Vietnam varias veces desde que se liberó de la dominación norteamericana en 1975. Sus artículos y libros sobre estos y otros sucesos históricos son muy conocidos en Cuba.

A nombre de la delegación cubana, Rojas agradeció a los conferencistas por su trabajo en defensa de la Revolución Cubana durante los últimos dos años desde el último encuentro regional de Asia-Pacífico celebrado en Hanoi. Informó que hay grupos solidarios con Cuba en 20 países de Asia y el Pacífico y en 153 países a nivel mundial.

Guerra económica contra Cuba
Rojas subrayó que hoy el trabajo en defensa de la Revolución Cubana debe “centrarse en la lucha por el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, por la devolución del territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo y contra los programas de subversión política del gobierno norteamericano”.

El gobierno cubano “siempre estará dispuesto a negociar con Estados Unidos, pero como iguales, y jamás hará concesiones que afecten nuestra soberanía e independencia”, dijo. El pueblo cubano y su dirección revolucionaria están decididos a “seguir luchando para preservar los logros políticos y sociales de nuestra revolución” y “continuar nuestra solidaridad con otras naciones del mundo”.

Instó a los delegados a participar en la brigada de solidaridad del Primero de Mayo en Cuba, así como en una brigada internacional del 1 al 15 de octubre, llamada “Por los caminos del Che”, en honor al dirigente revolucionario cubano-argentino Ernesto Che Guevara por el 50 aniversario de su caída en combate en Bolivia. Ambas brigadas están patrocinadas por el ICAP.

En la sesión del segundo día de la conferencia, Rojas agradeció a los delegados por sus homenajes a Fidel Castro. Dijo que a lo largo de los años, los medios imperialistas habían “matado a Fidel muchas veces” antes de su fallecimiento por causas naturales el 25 de noviembre. Esa noche, dijo Rojas, cuando escuchó al presidente cubano Raúl Castro anunciar en la televisión nacional que Fidel, a los 90 años, había muerto, “Me dije, ¡Fidel ganó!” Sus enemigos intentaron matarlo un sinnúmero de veces pero no pudieron.

Inquietud por conflictos del Pacífico
Una de las inquietudes de los delegados en el encuentro Asia-Pacífico, reflejada en discusiones informales y en algunos comentarios de los que tomaron la palabra, eran las recientes medidas diplomáticas y militares de Washington para presionar a China y Corea del Norte, así como la los crecientes conflictos en torno a la expansión militar china en el Mar de China Meridional.

En la sesión de clausura, Nemenzo dijo que las protestas contra las políticas hostiles de Washington contra la Revolución Cubana deben ir acompañadas de protestas contra la expansión de la presencia militar de Washington en el Pacífico. A propuesta de uno de los delegados de India, el encuentro acordó incluir este punto en su declaración final.

En los debates y las actividades informales de la conferencia de Manila, uno de los hilos subyacentes eran los criterios divergentes entre los delegados filipinos sobre el gobierno de Duterte electo el año pasado.

Rodrigo Duterte, alcalde por muchos años de Davao —la ciudad más grande de la isla sureña de Mindanao—, se postuló como candidato “anti-establishment”, hasta calificándose de “socialista”. Sus ataques verbales sin tapujos contra Washington, la Unión Europea, la OTAN, el Papa y otras instituciones del dominio imperialista han sido populares. Prometió luchar contra las bandas criminales de narcotraficantes, combatir la corrupción y cuidar a los pobres.

La campaña antidrogas de Duterte, con ejecuciones callejeras de miles de consumidores y traficantes de drogas por la policía y escuadrones extrajudiciales, ha recibido el apoyo de amplias capas del pueblo trabajador, aunque muchos están perturbados por el carácter extrajudicial de las ejecuciones, que también se han usado para resolver disputas políticas y rencillas personales.

El gobierno también está participando en conversaciones con el Partido Comunista de Filipinas y su Nuevo Ejército Popular para poner fin a la guerrilla librada por este grupo maoísta-estalinista, que lleva ya casi 50 años.

En su política exterior Duterte ha asumido una retórica antiamericana y antiimperialista, pretendiendo oponer a Washington y Beijing entre sí a fin de ganar más espacio para los intereses de la clase dominante filipina.

Entre los oradores principales en la plenaria inaugural estuvo la ministra de salud Paulyn Rosell-Ubial. A insistencia de Duterte, tras ser nombrada el año pasado, ella encabezó una delegación a Cuba para aprender de su sistema de salud pública.

“La ventaja de la atención médica en Cuba son sus recursos humanos”, dijo. “Tienen un médico por cada mil habitantes. ¡En Filipinas, hay un médico por cada 33 mil!” Cuando ella trabajó como médico en una zona rural del país, dijo, tenía entre 120 y 150 pacientes al día. “Les pregunté a los médicos en las clínicas cubanas cuántos pacientes atendían. Dijeron que solo 10 a 15 por día”.

En contraste con Cuba, donde todo el mundo recibe un chequeo médico anual y se da prioridad a la atención preventiva, “aquí, el 30 por ciento de los filipinos mueren sin haber visto jamás a un médico”, dijo Rosell-Ubial.

El alcalde de Manila, Joseph Estrada, auspició una cena y actividad cultural para los delegados al final de la primera jornada, con música y danzas tradicionales.

Estrada fue presidente de Filipinas entre 1998 y 2001, y después fue encarcelado bajo cargos de corrupción en lo que él calificó como un ataque políticamente motivado.

El alcalde presentó las llaves de la ciudad a Ibete Fernández, embajadora cubana en Filipinas con residencia en Malasia. Ella informó más tarde que se está discutiendo la reapertura de la embajada cubana en Manila.

Ganar solidaridad más amplia
Después de la primera sesión plenaria, los conferencistas se dividieron en dos comisiones para debatir más concretamente el trabajo de solidaridad con Cuba. Las discusiones continuaron de manera informal durante todo el encuentro, a medida que los delegados fueron conociéndose, compartiendo experiencias y debatiendo la política más amplia.

Una comisión abordó las estrategias para desarrollar la solidaridad con Cuba en la región. La otra se centró en el uso de los medios de difusión para difundir los hechos sobre la Revolución Cubana.

Robert Corpuz, presidente de la Asociación de Amistad Filipino-Cuba y egresado de la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, habló en la primera comisión sobre eventos recientes en Manila y otras ciudades para “promover un mayor conocimiento de la realidad cubana”.

En Filipinas “hay un excedente de proyectos de vivienda, pero la gente no puede pagarlas y siguen viviendo en barrios marginales, en las riberas de los ríos o bajo los puentes”, dijo Corpuz. “Los estantes de los supermercados están llenos de productos alimenticios, pero muchos pasan hambre. Este es el verdadero rostro del capitalismo”. En cambio, dijo, la revolución socialista cubana “ha dignificado al pueblo cubano” y es un ejemplo para el pueblo trabajador en otros países.

Ana María Nemenzo, miembro de la Asociación Cultural y de Amistad Filipinas-Cuba, señaló que Cuba y Filipinas tienen una historia común como ex colonias de España. Los filipinos y los cubanos combatieron el dominio colonial a finales del siglo XIX y “en 1898 nos robaron la independencia y nos pasaron a manos del gobierno colonial de Estados Unidos”.

“En Filipinas seguimos luchando por la verdadera independencia”, agregó. “Pero Cuba ganó su auténtica independencia con su revolución. Hacemos actividades para explicar cómo Cuba ganó su soberanía y otros logros”.

Peter Weitzel, de la Asociación de Amistad Australia-Cuba en Sydney, dijo que es necesario brindar datos para explicar cómo Washington continúa sus sanciones económicas contra Cuba. Por ejemplo, dijo, se recaudaron fondos en Australia para enviar ayuda a Cuba para los damnificados por los huracanes, pero debido a las leyes norteamericanas, esos fondos fueron congelados en los bancos estadounidenses donde habían sido depositados. Los delegados de otros países señalaron que en los países asiáticos muchas personas no saben que Washington ocupa territorio cubano en Guantánamo, y eso es parte del trabajo educativo que se necesita.

Tissa Vitarana, delegado de Sri Lanka, habló en la segunda comisión sobre el papel de las redes sociales y dijo que en su país hay más teléfonos celulares que personas. Pallub Sengupta, de la Organización de Paz y Solidaridad de Toda India, respondió que, si bien los medios de comunicación social pueden ser una vía útil, “los medios digitales no llegan a la mayoría de la población en la India. Debemos llevar el movimiento más allá de las clases educadas y medias, hacia los campesinos y la clase trabajadora, que necesitan saber acerca de Cuba”.

Mary-Alice Waters, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos, también habló en este panel. “El objetivo del gobierno norteamericano no es ‘normalizar’ sus relaciones con Cuba”, explicó. Si fuera así, simplemente saldrían y dejarían a Cuba en paz. “Cuando el presidente Barack Obama anunció la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Cuba, dijo que la política de Washington no había logrado su objetivo, y que por tanto ‘era hora de intentar algo diferente’ ”.

“Normalización” para los gobernantes estadounidenses “simplemente significa usar métodos nuevos para lograr el mismo objetivo: socavar la revolución socialista”, dijo.

En la sesión de clausura, Waters, quien es presidenta de la editorial Pathfinder, ofreció a los organizadores de la conferencia una donación de libros de Pathfinder, muchos de ellos sobre la Revolución Cubana, para ser utilizados por los grupos de solidaridad con Cuba en Filipinas.

Un delegado de Corea del Sur, Seok Yeol Hur, informó que una delegación de sindicalistas coreanos participarán este año en la marcha del Primero de Mayo en La Habana.

Hur dijo que “en Corea combinamos la campaña de oposición a las sanciones económicas contra Cuba con la campaña de oposición a las sanciones económicas de Estados Unidos contra la República Popular Democrática de Corea”. Las medidas bélicas de Washington apuntan contra el pueblo coreano de ambos lados de la frontera impuesta por Washington, y señaló que el ejército estadounidense ha mantenido miles de soldados en el sur desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La Declaración Final aprobada por el encuentro Asia-Pacífico hace un llamado a que se organicen actividades coordinadas en toda la región cuando sea posible para exigir que Washington ponga fin a sus sanciones económicas contra Cuba, su ocupación de Guantánamo y sus programas de “cambio de régimen” contra la Revolución Cubana.

La declaración rindió tributo a Fidel Castro. Afirmó: “Esta conferencia rechaza las vanas ilusiones de los imperialistas y otras fuerzas reaccionarias de que la Revolución Cubana ahora puede ser revertida con la pérdida física del Comandante Fidel”.

Los delegados acogieron con satisfacción la noticia de que Fernando González, uno de los cinco héroes cubanos, ha sido nombrado presidente del ICAP. Reconocieron el trabajo de Kenia Serrano, presidente saliente del ICAP, por ayudar a “ampliar y fortalecer el movimiento internacional de solidaridad con Cuba”.

Se anunció que el movimiento de solidaridad con Cuba en Nepal se ha ofrecido a ser anfitrión del próximo encuentro Asia-Pacífico, a celebrarse en 2019.  
 
 
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