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Vol. 81/No. 35      25 de septiembre de 2017

 
(portada)

Trabajadores necesitamos nuestro propio partido

 
POR DAN FEIN
CHICAGO—Los trabajadores están enfrentando una crisis económica, social y política sin precedentes, mientras que los patrones y su gobierno buscan restablecer sus tasas de ganancias a expensas nuestras.

Como Carlos Marx explicó en el Manifiesto Comunista, los ataques incesantes de los patrones llevan a los trabajadores a unirse, a organizar sindicatos y a luchar para defenderse. A medida que estas luchas se entrelazan, dijo, se convierten en una lucha de clases y “toda lucha de clases es una lucha política”.

Esto es algo clave para la clase trabajadora. ¿Cuál es el camino hacia una acción política de los trabajadores capaz de triunfar?

Los sindicatos en Estados Unidos son débiles y el número de afiliados ha caído. Actualmente sólo el 6.4 por ciento de los trabajadores de la industria privada están sindicalizados. La cúpula sindical ha atado al movimiento obrero a los partidos de los patrones, especialmente al Partido Demócrata. En lugar de organizar a los trabajadores para depender de nosotros mismos y de nuestros aliados para combatir los ataques de los patrones y su gobierno, nos dicen que debemos confiar en que los “amigos de los trabajadores” en el Partido Demócrata velarán por nosotros. Los resultados son claros: un desastre.

El problema es que el Partido Demócrata —al igual que su gemelo, el Partido Republicano— es un partido capitalista que defiende los intereses de la clase patronal. Los dos partidos toman turnos en el gobierno, pero independientemente de cual esté en el puesto, los patrones son los que mandan.

Los funcionarios del sindicato de empleados de servicio SEIU, anunciaron en Labor Day (Día del Trabajo) que utilizarán a los 2 millones de afiliados y 100 millones de dólares, para “una amplia campaña” para cambiar las cosas. ¿Cómo? Con una campaña para elegir a más políticos demócratas en 2018.

Los estados hacia los que los funcionarios del SEIU apuntan incluyen Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, donde los trabajadores votaron a favor de un cambio con Barack Obama en 2008 y 2012, pero no lo obtuvieron. Así que en 2016 votaron por Donald Trump, porque estaban hartos de ambos partidos, los cuales no hacen nada para tratar de resolver el empeoramiento de las condiciones que enfrentan los trabajadores. Los trabajadores intentaron demostrar su enojo, encontrar una forma de exigir un cambio, de “drenar el pantano”. Millones, hastiados, ni siquiera se molestaron en votar.

Demócratas liberales, demócratas “socialistas”, demócratas “amigos de los trabajadores”, todos hacen lo mismo. Digan lo que digan, su meta es mantener a flote el sistema capitalista de lucro. Ellos equilibran el presupuesto a expensas de la clase trabajadora, libran guerras imperialistas que parecen no tener fin, privan a los trabajadores de la atención médica a un precio asequible, y nos dicen, como le dijeron a los trabajadores en Houston cuando se acercó el huracán Harvey, “van por su cuenta”.

Scott Courtney, vicepresidente ejecutivo del SEIU, resumió su plan en un comentario del 4 de septiembre en el Washington Post titulado, “El Partido Demócrata tiene que convertirse en un partido de los trabajadores”.

“No es difícil entender por qué tantas personas dicen que la política ya no tiene nada que ofrecerles”, admitió Courtney.

“Si la única opción en las urnas es entre el menor de dos males”, dice, “al final se quedan con un mal.”

De acuerdo. Entonces, ¿no deberíamos nosotros los trabajadores depender de nosotros mismos y usar nuestra capacidad de lucha para enfrentar a los patrones y su gobierno? ¿Y no deberíamos romper para siempre con el juego de los dos partidos de los patrones y forjar un partido político de la clase trabajadora independiente de los patrones, un partido con una perspectiva política revolucionaria como el Partido Socialista de los Trabajadores?

Courtney no dijo nada sobre cómo organizarnos para formar sindicatos, ni sobre la importancia de apoyar huelgas o luchas sociales en defensa de nuestros intereses. Los dirigentes de los sindicatos usarán los millones de dólares que controlan para llevarnos de vuelta al Partido Demócrata. “Para que los trabajadores de este país empiecen a avanzar, el movimiento obrero debe forzar a los candidatos demócratas a apoyar a los sindicatos, el derecho a organizar sindicatos, salarios más altos para los trabajadores y atención médica universal”, dijo Courtney. Esto “ofrecerá a los votantes una razón para hacer cola en las urnas nuevamente”.

Los funcionarios del SEIU hicieron que esto fuera el enfoque de las protestas por 15 dólares en Chicago en Labor Day —donde yo trabajo en Walmart— y en otras partes donde demócratas liberales se postulan en Iowa, Illinois, Wisconsin, Florida y Michigan.

Pero este colaboracionismo de clase es lo que ha llevado al movimiento obrero al desastroso lugar en el que estamos. No podemos atar nuestro futuro a promesas de un Partido Demócrata “más progresista”.

Los trabajadores tienen que reconocer lo que sabemos por experiencias amargas: que hay dos clases bajo el capitalismo, la de los patrones y la de los trabajadores, y los capitalistas tienen dos partidos y nosotros no tenemos ninguno. Nuestros sindicatos deben romper con el Partido Demócrata, organizar nuestro propio partido que pueda movilizar a millones de trabajadores no sindicalizados y desempleados, depender en el poder de nuestra clase y sus aliados para declararnos en huelga y protestar en las calles contra la catástrofe social que enfrentamos.

Dicho partido puede luchar por un programa de obras públicas con fondos federales para proporcionar millones de empleos a escala sindical reconstruyendo los estados de Texas y Florida y el Caribe, incluyendo las colonias de Puerto Rico y las Islas Vírgenes, asolados por el sistema capitalista, que deja a los trabajadores vulnerables a los huracanes y otros “desastres naturales”. Podemos luchar para que se expropien los monopolios farmacéuticos y hospitalarios para convertir la atención de la salud en un derecho humano, no algo con fines de lucro.

Y podemos luchar para unificar a la clase obrera, exigiendo amnistía para los inmigrantes indocumentados, protestando contra los ataques por policías racistas, en defensa del derecho de la mujer al aborto y en oposición a las guerras de Washington.

Este es el camino hacia la construcción de un partido revolucionario de la clase trabajadora que pueda dirigir la lucha para quitarle el poder político a los capitalistas, establecer un gobierno de trabajadores y agricultores, y unirse a la lucha por un mundo socialista.  
 
 
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