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Vol. 81/No. 39      23 de octubre de 2017

 
(portada)

Alemania: Resultado de las elecciones refleja
crisis política

 
POR TERRY EVANS
La coalición gobernante en Alemania de la canciller Angela Merkel —la Unión Demócrata Cristiana y el Partido Social Demócrata— perdieron escaños en las elecciones del 24 de septiembre a la recién formada Alternativa para Alemania (AfD). Los demócrata-cristianos y los socialdemócratas, quienes han compartido o se han alternado el gobierno desde la división del país en 1949, recibieron el voto más bajo de su historia.

La AfD ganó el 13 por ciento de los votos, y tendrá 94 escaños en el Bundestag (Parlamento), convirtiéndolo en el tercer partido más grande. Los votos a favor del partido demócrata cristiano de Merkel bajaron del 41 al 33 por ciento.

Los comentaristas de los medios de comunicación y los políticos liberales sostienen falsamente que la AfD es un partido fascista.

Y como en Estados Unidos con la elección del presidente Donald Trump, dicen que votos para la AfD muestran que los trabajadores en Alemania se están volviendo más racistas y reaccionarios.

A pesar de su posición dominante en la Unión Europea (UE) ante sus rivales, Alemania no es inmune a la crisis política que está ocurriendo en otros países capitalistas. A medida que se agrava la crisis económica, social y moral que azota a la clase trabajadora, millones de trabajadores, en busca de una salida, han votado en contra de los partidos que han compartido el poder durante el período en que se ha agudizado la crisis.

Alexandra Heil, una trabajadora de 43 años que recibe beneficios por discapacidad, dijo al Washington Post que no estaba segura de la AfD porque “son un poco como Hitler, y no quiero eso”. Pero votó por ellos porque “quería que algo cambiara”, y le complació ver a los políticos tradicionales “mojándose los pantalones un poco” ante los resultados.

La tasa oficial de desempleo en Alemania ha disminuido, pero esas cifras ocultan la realidad de muchos trabajadores. Una gran cantidad de trabajadores son considerados desempleados de larga duración. Los trabajadores empleados en los llamados mini trabajos que pagan menos de 540 dólares al mes han aumentado de 2.2 millones en 2003 a 7.8 millones en 2016.

El desprecio del gobierno hacia los trabajadores y sus problemas fue mostrado gráficamente cuando el secretario general del partido demócrata cristiano Peter Tauber se disculpó en julio después de decir que quienes se habían esmerado estudiado no iban a quedarse atrapados en los mini trabajos.

Más de un millón de alemanes han recurrido a los bancos de alimentos para tener suficiente que comer, y las cifras siguen aumentando. Cuando una trabajadora de la limpieza de Bochrum desafió a Merkel diciéndole que a un mayor número de pensionistas no le alcanzaba para sobrevivir, Merkel le dijo que no podía “cambiar nuestro sistema de pensiones en este momento”, y le sugirió que comprara una pensión privada.

Algunos comentaristas afirman que la creciente “amenaza fascista” es congénito de los alemanes, como lo señaló el columnista del New York Times, Roger Cohen, en un artículo titulado “El retorno del Volk alemán”. Dice que la gente que votó por la AfD es “violenta” y “derechista, nativista, nacionalista”, simplemente “reaccionaria”.

Los resultados de las elecciones demostraron la respuesta que millones de trabajadores y otros están dando al impacto en Alemania de la misma catástrofe mundial que llevó a millones de personas en Estados Unidos a elegir a Donald Trump. Fue una forma de registrar a través de las urnas su oposición a lo que los partidos principales de la política burguesa les han estado haciendo para defender los intereses de los propietarios capitalistas alemanes.

AfD crece donde crisis es más grave

AfD obtuvo el mayor porcentaje de los votos en el este de Alemania, donde los trabajadores enfrentan condiciones de depresión más profundas. El muro de Berlín fue derribado hace más de 25 años por las luchas del pueblo de Alemania Oriental contra el régimen estalinista. A raíz de la reunificación alemana, Berlín anunció un “Pacto de Solidaridad”, que supuestamente elevaría las condiciones de vida en el este al nivel de las del resto del país.

Pero el desempleo en el este sigue siendo mayor, los salarios y las pensiones más bajos, los servicios públicos más deficientes y peores condiciones de vida en general. Entre 1990 y 2015, el 15 por ciento de la población de los cinco estados orientales de Alemania se ha ido de la región.

La AfD hizo campaña con una plataforma a favor de la salida de Alemania del euro, restricciones a los trabajos de agencias temporales, oposición al despliegue de tropas alemanas en el extranjero y mayores restricciones a la inmigración de las que han sido propuestas por Merkel.

Los logros de los patrones alemanes en aumentar la productividad a la vez que han mantenido los salarios reales bajos y han asestado golpes a las condiciones de vida de los trabajadores han ayudado a Berlín a mantener su supremacía en la Unión Europea. La UE se encarga de promover los intereses de los capitalistas alemanes contra sus competidores más débiles. El producto interno bruto per cápita de Alemania ha aumentado un 20 por ciento comparado al de Italia en la última década, mientras que el de Grecia disminuyó más del 20 por ciento.

La UE nació con una contradicción fatal. Los gobernantes capitalistas de cada estado-nación en Europa tratan de defender sus industrias, sus bancos, sus beneficios y su poder contra los de sus “socios” en la UE. Y a medida que la crisis capitalista mundial de producción y comercio avanzan, las tensiones aumentan y se acentúan. Y en todas partes los trabajadores y los agricultores cargan con el mayor peso.  
 
 
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