El Militante (logo)  

Vol. 81/No. 41      6 de noviembre de 2017

 
(portada)

Fidel Castro: Hombres ‘como Che existen por millones’

La revolución, objetivo de calumnias contra líderes cubanos

 
POR TERRY EVANS
Este año se conmemora el 50 aniversario de la muerte de Ernesto Che Guevara, asesinado el 9 de octubre de 1967, mientras encabezaba una lucha revolucionaria contra la dictadura militar en Bolivia.

Aún antes de que Guevara se fuera a Bolivia, los opositores a la Revolución Cubana se esmeraban para promover el mito de que Fidel Castro y Guevara tuvieron un descuerdo en medio de “diferencias irreconciliables”. Dijeron que Fidel estaba desilusionado con el aventurismo de Che, y que prefería la “coexistencia pacífica”. Después de la muerte de Guevara, dijeron que Castro lo había enviado a una misión suicida para quitárselo de en medio.

Estas calumnias se siguen promoviendo hoy día. Su propósito es menoscabar a la Revolución Cubana que Che ayudó a dirigir y fomentar el cinismo. Después de todo, si Fidel Castro, el principal dirigente de la revolución y Che eran traidores y asesinos, ¿qué sentido tiene luchar para cambiar el mundo y estudiar las lecciones de la Revolución Cubana?

En 1955, Guevara, de origen argentino, se unió al Movimiento 26 de Julio, dirigido por Castro. Formó parte de la expedición del yate Granma en 1956, en la cual Castro y otros combatientes regresaron a Cuba para dar inicio a la revolución.

Castro forjó cuadros revolucionarios que fueron capaces de dirigir a millones de personas para derrocar la dictadura de Batista apoyada por Washington en enero de 1959, establecer un gobierno de trabajadores y campesinos y expropiar a los capitalistas y terratenientes estadounidenses y cubanos. Según Fidel, Che se convirtió en un hábil estratega y combatiente, y fue el primero que Castro pro movió a comandante.

El imperialismo estadounidense nunca perdonó al pueblo revolucionario cubano por ser un poderoso ejemplo para millones por todo el mundo.

Para muchas agrupaciones liberales y estalinistas, la Revolución Cubana es un obstáculo para su desprecio hacia la clase trabajadora y su curso de reformar el capitalismo.

Tras la muerte de Castro en 2016, el New York Daily News repitió las calumnias que Castro “había abandonado a su viejo camarada para que muriera” en Bolivia.

Cuando Guevara se unió a las fuerzas revolucionarias cubanas, me pidió una cosa, Castro le dijo al periodista Ignacio Ramonet en el libro Cien horas con Fidel, que “por razones de Estado no me prohíban ir a la Argentina para luchar por la revolución”.

“De acuerdo”, le dijo Castro.

Guevara salió de Cuba en 1965, para tratar de expandir la revolución internacionalmente, para ayudar a crear “uno, dos, tres Vietnam”, un curso en el que él y Castro estaban plenamente de acuerdo. A petición de los combatientes revolucionarios en el Congo fue primero a ese país para ayudar a la lucha antiimperialista, y luego fue a Bolivia.

‘Compartíamos las opiniones de Che’
En 1965, luego de que circularon falsos rumores por su ausencia sobre divisiones en el Partido Comunista, Guevara envió una carta a Castro. “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba”, escribió Guevara.

Cuando Castro se enteró de los planes de Guevara de ir a Bolivia, “le planteamos que hacía falta tiempo, que no se impacientara”, dijo Castro a Ramonet. Que se esperara a que se crearan mejores condiciones.

Pero Guevara argumentó que la situación prerrevolucionaria en el Cono Sur exigía una acción oportuna. Castro lo persuadió para que regresara a Cuba para que pudieran trabajar juntos para maximizar las posibilidades de éxito.

“Sí, cooperamos con el Che, compartíamos sus puntos de vista. Che tenía razón en aquel momento. Entonces se habría podido extender la lucha”, dijo Castro. Esta evaluación quedó confirmada en los años posteriores a la muerte de Guevara cuando estallaron explosivas luchas obreras en Argentina en 1969 y Bolivia en 1970.

Mientras estuvo en Cuba, Guevara —con la ayuda de Castro— personalmente seleccionó a los veteranos combatientes cubanos a los que pidió que se ofrecieron como voluntarios para Bolivia.

Después de llegar a Bolivia, cuando Guevara y el núcleo guerrillero habían empezado su entrenamiento, Mario Monje, el jefe del estalinista Partido Comunista Boliviano, los traicionó. Monje dijo que su partido dejaría de apoyar el esfuerzo guerrillero si no le daban a él el mando del grupo. Y el PC se negó a dar más apoyo.

“Fidel hizo todo lo que pudo por los combatientes en Bolivia como lo hizo por nosotros en el Congo y como lo ha hecho para los combatientes internacionalistas cubanos en todas partes”, dijo Víctor Dreke en una gira de conferencias en Estados Unidos en 2002. Dreke sirvió como segundo al mando de Guevara en la misión de combate en el Congo en 1965. “Es uno de los hombres más nobles, más extraordinarios y más desinteresados que he conocido”, dijo Castro a Ramonet, “lo cual no tendría importancia si uno no cree que hombres como él existen por millones y millones y millones en las masas”.

Eso es lo que hace que sea realista hoy luchar para hacer una revolución como la de Cuba en Estados Unidos.

“Che pensó y actuó como internacionalista”, escribió la dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, Mary-Alice Waters, en su introducción al Diario del Che en Bolivia. Sabía que “solo las nuevas victorias revolucionarias en otros lugares, especialmente nuevos avances socialistas en las Américas, cambiarían la relación de fuerzas de clase a nivel internacional y romperían el aislamiento que pesaba tanto sobre Cuba”.

Eso sigue siendo cierto hoy. En el mundo de hoy asolado por crisis, un número cada vez mayor de trabajadores y jóvenes se sentirán atraídos por la Revolución Cubana, y discutirán cómo emular el ejemplo de Castro y Guevara.
 
 
Artículos relacionados:
Proteste el 1 de nov. contra embargo de EUA a Cuba
Oscar López: Cuba es el mejor ejemplo de resistencia
 
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto