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   Vol. 69/No. 35           September 19, 2005  
 
 
Desastre social en Costa del Golfo
de EE.UU. tras huracán Katrina
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
Las secuelas del huracán Katrina, que azotó las zonas costeras de Louisiana, Mississippi y Alabama el 29 de agosto, se han convertido en un desastre social. La catástrofe es de proporciones masivas en Nueva Orleans, una ciudad con medio millón de habitantes, y en las zonas aledañas. Las muertes podrían ascender a miles de personas, y casi un millón de personas han quedado sin vivienda.

La autoridades, demostrando su indiferencia hacia el sufrimiento de los trabajadores que quedaron atrapados en la ciudad de Nueva Orleans, declararon un estado de emergencia, desplegando más policías y un vehículo blindado para arrestar a “saqueadores”. Se trata en su mayoría de trabajadores que se han quedado sin comida o agua potable y que, al no recibir ayuda del gobierno, están buscando bienes básicos para sobrevivir.

Antes de que arremetiera Katrina, las autoridades instaron a la población a evacuar la ciudad, y después dijeron que la evacuación era obligatoria. Muchos de los que dependían del transporte público se quedaron atorados. Más de 20 mil personas se refugiaron en el estadio Superdome y miles más quedaron atrapados en sus casas.

Los que tenían autos y suficiente dinero para pagar el combustible abandonaron la ciudad: un 80 por ciento de los habitantes de Nueva Orleans. Pero cada quien tenía que arreglárselas para encontrar dónde alojarse. Muchos no encontraron habitaciones libres en los hoteles o se les estaban agotando los fondos.

“No hay adonde ir, nada. No hay donde comer, conseguir gasolina o alojarse”, declaró a un reportero del Miami Herald Robert Smith un camionero. Smith, con los seis miembros de su familia, se quedó atorado en la carretera interestatal 10, cerca de Gulfport, Mississippi.

Según la gobernadora de Louisiana , Kathleen Blanco, quien fue entrevistada en el programa “Larry King Live” de la CNN, las aerolíneas comerciales dejaron de volar a Nueva Orleans un día antes de que azotara Katrina porque iban a perder ganancias, ya que nadie iba a viajar a Nueva Orleans, aunque podrían haber enviado aviones durante 24 horas más para ayudar a evacuar a los habitantes. Ni el gobierno federal ni el estatal tomaron medidas para continuar el uso de vuelos comerciales ni usaron aviones militares en su lugar.

El impacto más severo del huracán fue en los barrios obreros en el este de Nueva Orleans. Se calcula que en la Parroquia de St. Bernard se inundaron unas 40 mil casas. Al subir el agua, la gente se vio forzada a refugiarse en los áticos y en los techos de las casas.

La ciudad de Gulfport en Mississippi prácticamente desapareció y Biloxi sufrió daños severos. Se estima que más de 100 personas murieron en estas dos ciudades. Sin embargo, se piensa que la cifra de muertos será mucho mayor una vez que se descubran cadáveres que están bajo el agua o quedaron enterrados en los escombros.

El día después de que azotó Katrina, se derrumbaron dos diques en Nueva Orleans, sumergiendo el 80 por ciento de la ciudad en un pantano de agua sucia. Estos diques no fueron construidos lo suficientemente fuertes para aguantar el impacto de un huracán de mucha fuerza.

Más de un millón de personas en Louisiana, Mississippi y Alabama están sin electricidad, y las compañías predicen que podría tardar hasta dos meses restaurar plenamente el servicio. En Nueva Orleans se le ha dicho a los residentes que no tomen el agua. El agua que inunda las calles está contaminada con fugas químicas y de gases, así como cuerpos de animales y personas.

Al cierre de esta edición, unas 3 mil personas habían sido rescatas por bote o avión. El número de muertos en esta ciudad aún es desconocido ya que los botes de rescate no están recogiendo los cadáveres que flotan en al agua en aras de llegar a los miles que todavía están atrapados en sus casas, áticos y techos. “Dijeron los funcionarios que puede tardar semanas, o hasta meses, antes de que la mayoría de los evacuados puedan regresar”, informó el Washington Post.

Los que se refugiaron en el Superdome han tenido que soportar calor y condiciones insalubres, con hoyos en los techos, carencia de electricidad y aire acondicionado, y una falta de excusados adecuados. El 31 de agosto la gobernadora Blanco ordenó la evacuación del Superdome, que ahora está rodeado de un metro de agua. Según el Houston Chronicle hay un plan para transportar a los 23 mil damnificados de allí al estadio Astrodome en Houston.

Gran parte de los esfuerzos del gobierno van dirigidos a minimizar “los saqueos”.

El 30 de agosto el Pentágono envió cinco barcos de la Marina y ocho brigadas marítimas de rescate a la costa del Golfo. El barco de ataque anfibio Bataan con seis helicópteros Sea Stallion y Sea Hawk está en camino desde Texas. Un centro de mando especial se ha establecido en el campamento Shelby en Mississippi para coordinar las actividades de rescate y de “mantenimiento del orden” del Pentágono. Se ha enviado a Louisiana una fuerza de 4 mil efectivos de la Guardia Nacional del ejército y de la fuerza aérea.

En Mississippi se han desplegado 1 600 miembros de la Guardia Nacional. El gobernador de Mississippi Haley Barbour declaró, “He instruido a la patrulla de carreteras y a la Guardia Nacional que trate a los saqueadores sin piedad”.

Los patrones y el gobierno están aprovechando la catástrofe para tratar de que se acepten precios del combustible aun más elevados. El precio del petróleo subió a más de 70 dólares el barril a fines de agosto, y los precios de la gasolina han alcanzado casi 3 dólares el galón. El huracán paralizó la mayoría de las operaciones petroleras en el Golfo, lo que representa casi la tercera parte de la producción nacional de petróleo y un quinto de la producción de gas natural.

La respuesta de las autoridades federal y estatales ante el huracán Katrina contrasta dramáticamente con la del gobierno de Cuba, que ha tenido mucho más éxito en organizar evacuaciones de masas y minimizar el costo humano durante huracanes y otros desastres naturales. En septiembre de 2004, en preparación para el huracán Iván, que azotó esa isla caribeña, el gobierno cubano evacuó y alojó a casi dos millones de personas. No hubo ni un solo muerto en Cuba a consecuencia de ese huracán.

El huracán Dennis, de categoría 4, como Katrina cuando azotó Louisiana, arremetió contra Cuba en julio. Se evacuaron un millón y medio de personas a sitios más seguros; murieron 16 personas a consecuencia de ese huracán.  
 
 
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