Washington ha estado presionando para que se promulgue la constitución como parte de su objetivo de establecer en Bagdad un régimen relativamente estable y favorable al gobierno norteamericano. Funcionarios estadounidenses jugaron un papel influyente en la redacción del texto y las negociaciones para lograr un acuerdo entre las diferentes facciones.
Los árabes suníes en el comité redactor protestaron contra las disposiciones que convertirían Iraq en un estado federado permitiendo la creación de una región autónoma en el sur predominantemente chiíta así como en la región kurda del norte. También se opusieron a una disposición que proscribiría al Partido Baaz que antes gobernaba, argumentando que excluiría a muchos suníes de las funciones públicas.
El texto final negociado declara a Iraq como estado federal pero aplaza los detalles de su aplicación a una futura decisión de la Asamblea Nacional.
Dirigentes de la coalición gobernante, un bloque electoral de partidos dirigidos por kurdos y chiítas, dijeron que la proscripción del Partido Baaz se aplicaría solo a lo que denominaron el ala sadamista y no a los miembros del partido que eran críticos del anterior régimen encabezado por Saddam Hussein.
El régimen de Hussein se mantuvo en el poder gracias a las divisiones que fomentó entre los suníes árabes, los chiítas y los kurdos. Los últimos dos grupos sufrían discriminación, mientras que a los suníes les ofrecía empleos y otros privilegios relativos. Los árabes suníes ricos fueron los principales beneficiados de ese régimen capitalista y son ahora la base de financiamiento y organización de grupos que llevan a cabo ataques armados contra las tropas norteamericanas y las fuerzas de seguridad iraqíes.
Muchos políticos suníes dicen que harán campaña para derrotar la constitución en el referéndum del 15 de octubre. Esto requeriría un voto en contra del documento por parte de las dos terceras partes de los electores en tres de las 18 provincias de Iraq.
En el pueblo mayoritariamente suní de Tikrit, unas 2 mil personas se manifestaron el 29 de agosto para protestar contra la constitución. Se congregaron frente a la sede de la Asociación de Eruditos Musulmanes, un grupo de clérigos suníes que se opone a la ocupación norteamericana de Iraq. Algunos llevaban carteles con el retrato de Hussein y del líder religioso Muqtada al-Sadr, quien también se opone al proyecto de constitución.
El Gulf Daily News de Bahrein informó que 100 mil iraqíes se manifestaron en ocho ciudades para protestar contra la falta de electricidad, agua y otros servicios sociales, y para oponerse al proyecto de constitución. Unas 20 mil personas se manifestaron en Ciudad Sadr, un barrio obrero de Bagdad. Las protestas fueron organizadas por partidarios de al-Sadr, quien se opone a la constitución como parte de su pugna con partidos rivales por ganar influencia en la regiones predominantemente chiítas.
Las pugnas entre al-Sadr y los dirigentes del Consejo Supremo por la Revolución Islámica en Iraq (SCIRI), uno de los principales grupos chiítas representados en la Asamblea Nacional, desembocaron en conflictos armados a mediados de agosto. En varias ciudades, milicias leales a al-Sadr se enfrentaron a las organizadas por el SCIRI. En una conferencia de prensa el 25 de agosto, al-Sadr llamó a que se terminara el conflicto.
Entre tanto, el parlamento regional en Kurdistan iraquí aprobó, bajo presión de Washington, el proyecto de constitución, aunque no cumple del todo las demandas de los kurdos de incluir la región de Kirkuk, rica en petróleo, como parte de su región autónoma. Adnan al-Mufti, presidente del parlamento regional kurdo, dijo, Aunque el proyecto no responde a todas nuestras expectativas, representa un gran paso para nosotros en este periodo.
Los kurdos aprovecharon el debilitamiento del régimen de Hussein tras la guerra dirigida por Washington contra Iraq en 1991, estableciendo una región autónoma. Sin embargo, los principales partidos kurdos se han aliado con el gobierno de Estados Unidos a cambio de que Washington tolere cierto grado de autonomía. Una disposición que establece el islam como base de las leyes en Iraq no se aplicará en la región kurda, según informó el Washington Post.
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