Los trabajadores hablaron gustosamente sobre la importancia de lo que habían logrado, y los próximos pasos para consolidar el sindicato dentro de la planta. Muchos señalaron que es el primer contrato que han forzado a la compañía a firmar desde los años 80, cuando los obreros perdieron una huelga y el sindicato fue descertificado.
El 56 por ciento de los 1 600 trabajadores que votaron aprobaron el contrato.
Los trabajadores enfrentaron la interferencia del gobierno a favor de los patrones, decretos judiciales que limitaron el derecho a mantener su línea de piquete, acoso por parte de la real policía montada, violencia por parte de matones y una compañía empecinada en derrotar al sindicato y mantener la producción con esquiroles y personal administrativo. En contra de estas fuerzas, unos mil huelguistas se mantuvieron firmes en las líneas de piquete, y obligaron a los patrones a aceptar la sindicalización de la planta, principal objeto de la huelga.
Durante la huelga, unos 600 obreros cruzaron la línea de piquete. La compañía trató de mantener la planta en funcionamiento con ellos y otros 300 empleados gerenciales y de oficina. Los trabajadores intentaron ganarse a los que cruzaban la línea de piquetes y fueron bastante exitosos, al convencer a decenas de obreros a que salieran y se unieran al sindicato.
Diecisiete se unieron al sindicato en los días antes del voto, dijo Kahlid Abdalla. Una vez que tenías la oportunidad de hablar con ellos, podías convencer a trabajadores de todas las nacionalidades de que se unieran.
La fuerza laboral en Lakeside es multinacional. La mayoría de los trabajadores provienen de Africa, mayormente de Sudán.
Nosotros buscábamos sindicalizar la planta , dijo Reuben Mayo, un electricista de mantenimiento que formó parte del comité de negociaciones del Local 401. Le mostramos a la compañía que podemos enfrentarlos por 23 días con 60 por ciento de la gente, apuntó.
Según Archie Duckworth, organizador del Local 401, un 10 por ciento de los partidarios del sindicato en la línea de piquete votaron en contra del contrato porque creían que el contrato no se aproximaba lo suficiente a una propuesta anterior hecha por el árbitro de la Junta Laboral de Alberta. Los trabajadores habían aprobado esa propuesta, pero la compañía la rechazó. También muchos de los esquiroles votaron en contra, dijo Duckworth.
El contrato estaba muy flojo, explicó Zacharia Ibrahim, quien trabaja el segundo turno en la procesadora. Solo pudimos verlo recién cuando íbamos a votar. Pero tampoco era mucho mejor que la propuesta anterior de la compañía.
Sin embargo, muchos trabajadores dijeron que fue un logro el poder forzar a los patrones a reconocer el sindicato y firmar el contrato. Captamos a unas 100 personas al sindicato porque tenemos necesidad de un sindicato, dijo Chan. No vamos a volver con las manos vacías.
Los miembros del Local 401 ahora continúan la lucha dentro de la planta. El 13 de noviembre, 35 nuevos delegados nombrados por el local se reunieron en la sede del sindicato por primera vez para debatir los desafíos en la implementación del contrato.
Cindy Montour, una antigua minera del carbón que trabaja en el procesado, manifestó su alegría de ser electa delegada. Mientras esperaba que empezara la asamblea, dijo al Militante que la huelga fortaleció a todos. La unión siempre fue la prioridad. Dentro de cuatro años, podremos lograr más de las cosas que necesitamos, agregó, aludiendo al plazo de vencimiento del contrato.
Una semana después del fin del paro, la compañía quedaba corta de personal porque cientos de trabajadores habían renunciado durante la huelga, dijo Peter Jany, un delegado y uno de los dirigentes de los trabajadores sudaneses que ayudaron a iniciar la campaña de sindicalización en la primavera de 2004. Algunos de los esquiroles han sido provocadores, dijo Jany. Pero estamos hablando a la gente acerca de la unión. Y ahora los jefes no nos gritan como acostumbraban gritarnos antes de la huelga.
Natalie Doucet contribuyó a este artículo.
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