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   Vol. 70/No. 3           23 de enero de 2006  
 
 
ˇSindicalizar las minas!
Trabajadores responden a desastre en mina Sago en Virginia del Oeste
(portada/principal)
 
POR BRIAN WILLIAMS
Y MARTY RESSLER
 
SAGO, Virginia del Oeste—La muerte de 12 personas tras una explosión en la mina en este pueblo el 2 de enero ha provocado discusiones entre trabajadores en las comunidades mineras de este estado. Están comentando las violaciones patronales de las normas de seguridad, la culpabilidad de la ICG —propietaria de la mina no sindicalizada— por las muertes y la necesidad de sindicalizar las minas.

El 10 de enero murió otro minero más, esta vez en el condado Pike de Kentucky, cuando se derrumbó el techo en una mina de la Maverick Mining Co.

El minero Jimmy Burgoyne, de 24 años, es miembro del Local 1501 del sindicato UMWA en la mina Robinson Run de la empresa Consolidated Coal, la mina sindicalizada más cercana a Sago. Antes había trabajado en la mina Sycamore Número 1. “Algunos de los viejos que solo han trabajado en la Robinson Run creen que esta mina es poco segura, pero yo he trabajado en minas con y sin sindicato, y pienso que es más seguro aquí”, dijo el 6 de enero. “Una mina sindicalizada tiende a cumplir mejor las normas”.

Entre los fallecidos en la Sago se encontraban 11 obreros y un capataz. El único sobreviviente, Randal McCloy hijo, de 26 años, había quedado atrapado con sus compañeros de trabajo después de la explosión, y hoy continúa hospitalizado en estado crítico.

Las anotaciones que dejó uno de los mineros, Jim Bennett, un operador de vagón de 61 años de edad y con 25 años de experiencia minera, indican que él y los otros se habían acurrucado en una parte de la mina detrás de una cortina de plástico que habían levantado para evitar los altos niveles de monóxido de carbono, manteniéndose con vida al menos 10 horas después de la explosión.

La empresa esperó dos horas antes de informar de la explosión a la Administración de Seguridad y Salud en las Minas (MSHA), retrasando el envío de equipos de socorristas. El primer equipo llegó siete horas después del estallido pero no pudo entrar en la mina hasta que llegara el equipo de respaldo cuatro horas más tarde. Para hallar a los hombres tardó casi 42 horas.

Para reducir sus gastos, las empresas mineras han ido recortando la capacidad de respuesta rápida de los equipos socorristas. Según la ley, todas las minas de carbón en Estados Unidos deben contar con al menos dos equipos socorristas, señaló el Charleston Gazette. Pero según la MSHA, en 2004 había solo un equipo de rescate por cada cuatro minas subterráneas a nivel nacional. La mina Sago, como otras minas pequeñas, contrataba a otra empresa para realizar esta operación.

“Hemos llegado al punto donde hay que decir basta ya”, dijo Christina Colombo, de 31, una maestra de segundaria en Philippi, Virginia del Oeste. “Las cosas recaen más duro sobre la clase trabajadora”.

En 2005 las autoridades federales habían citado a la mina Sago por 208 violaciones de seguridad, pero solo 18 de ellas resultaron en cierres de secciones de la mina mientras se realizaban las reparaciones, informó el Dominion Post. El año pasado se produjeron 20 derrumbes de techo en la mina Sago. Las multas impuestas por la MSHA por muchas de estas violaciones oscilaban entre 70 y 250 dólares por las más serias.

El gobierno ha recortado el presupuesto de la MSHA, que por ley debe inspeccionar las minas subterráneas de carbón al menos cuatro veces al año, en 4.9 millones de dólares para el año 2006 y la agencia ha eliminado 170 empleos.

Tom Watson, de 56 años, no estaba en la mina el día de la explosión porque había tomado un día de vacaciones. Citado en la edición del 8 de enero del Charleston Gazette, Watson se refirió a la compra de la mina por la ICG el año pasado. “Cuando la adquirieron todo el mundo decía, ‘Es una mina de carbón mala’. Había agua y techos malos. Y lodo hasta las rodillas”. Watson, que ha trabajado 28 años en las minas, estuvo en la unión hasta 1985, cuando la patronal consiguió eliminar al UMWA de las minas de la región.

Derek Bragg, de 25 años, trabaja como fijador de techos en la mina Robinson Run. Antes de comenzar su turno el 6 de enero, Bragg describió al Militante su experiencia en la Sycamore Número 2, una mina no sindicalizada de la ICG. “Las condiciones eran horribles”, dijo. “Ser miembro del UMWA es muy importante. Si vemos algo peligroso, el sindicato nos respalda. En las minas no sindicalizadas, y lo digo por experiencia, o lo haces, o pierdes el trabajo. No tienes nada que te respalde”.

La MSHA y la Oficina de Seguridad y Capacitación para la Salud de los Mineros en Virginia del Oeste han iniciado investigaciones sobre la explosión en Sago; se anticipa que tardarán meses. La mina sigue cerrada por el momento.

La explosión en la mina Sago es “un agravio porque hubo tantas violaciones anteriores en la mina y porque los mineros no tienen sindicato. Ellos viven al borde de un precipicio”, dijo Richard Fuller, quien lleva 35 años trabajando en numerosas minas sindicalizadas y actualmente hace mantenimiento de correas en la Robinson Run. “Deberíamos ser más los mineros sindicalizados los que nos levantamos y denunciamos estas atrocidades que se dan en las minas de carbón”. En referencia a la MSHA, Fuller añadió: “Mientras nadie muere, se contentan con seguir su rutina. Solo actúan cuando alguien muere. Deberían hacer algo antes y no después”.

Maura DeLuca en Pittsburgh contribuyó a este artículo.
 
 
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