Funcionarios de esa institución imperialista dijeron que castigaban a Chad por aprobar una ley que dará al gobierno más acceso a las ganancias de un oleoducto operado por la ExxonMobil. Marco Mantovanelli, del departamento áfrica del BM, dijo que la nueva ley representaba el incumplimiento del convenio de préstamo. El acuerdo obligaba al gobierno a dedicar una cantidad equis de sus ingresos por petróleo a la reducción de la pobreza.
Esto es totalmente injustificado, dijo el ministro de finanzas chadiano Abbas Muhamad Tolli el 13 de enero en una declaración en el sitio web del gobierno. Es inaceptable que una nación tenga bloqueado su acceso a ingresos generados por las ventas de sus propios recursos naturales.
En 2000 el Banco Mundial aceptó prestar 39 millones de dólares a Chad para ayudar a financiar un oleoducto valorado en 3.7 mil millones de dólares y operado por un consorcio de la ExxonMobil, la ChevronTexaco y la Petronas, empresa estatal de Malasia. El oleoducto va desde los campos petroleros de Doba al sur de Chad hasta el puerto de Kribi en Camerún, en el golfo de Guinea.
Un requisito del préstamo era que Chad depositara en fideicomiso en una cuenta del Citibank en Londres todos los pagos que recibiera por regalías de las empresas petroleras, y que el grueso de esos fondos se gastara en reducir la pobreza. Esto incluía un 10 por ciento que se debía poner aparte en un fondo para generaciones futuras. Un comité supervisor que incluye organizaciones no gubernamentales debía aprobar los gastos. Solo un 15 por ciento de los ingresos del petróleo podría ir al tesoro chadiano.
Las sanciones del Banco Mundial fueron impuestas luego que Chad aprobara un decreto que eliminaba el fondo para generaciones futuras. El presidente Idriss Déby denunció las acciones del banco como un ataque contra la soberanía del país. Dijo que el gobierno necesita tener acceso de inmediato a una parte del dinero para sus necesidades generales, según informó la BBC.
En un editorial del 16 de octubre titulado Rompiendo con la maldición del petróleo, el New York Times sermoneó así, Chad estaba supuesto a ser la excepción de la trágica historia de encontrar petróleo en países pobres, donde el petróleo ha fomentado corrupción, erosionado instituciones gubernamentales, socavado el desarrollo de una clase media, reducido los empleos y ha conducido a guerras. Refiriéndose a las deliberaciones de la Asamblea Nacional chadiana sobre el proyecto de ley, el editorial instó al Banco Mundial a reconsiderar si debiera seguir haciendo préstamos petroleros a países donde los gobiernos son corruptos y los ciudadanos carecen de poderes reales.
La prensa burguesa y los grupos liberales de apoyo repiten este tema de la maldición del petróleo con respecto a otros países africanos, desde Nigeria hasta Guinea Ecuatorial. Culpando de la pobreza en las naciones semicoloniales a la corrupción gubernamental, instan a los regímenes imperialistas y a los monopolios petroleros a imponer la transparencia y la rendición de cuentas por parte de los gobiernos africanos sobre cómo emplean sus ingresos por petróleo.
El diario liberal francés Libération citó de forma anónima a un miembro de una organización no gubernamental en Chad: este país no está listo todavía para utilizar su dinero petrolero. Sin embargo, pocos de estos comentaristas informan sobre qué porción de las riquezas petroleras va a parar a los bolsillos de las compañías petroleras imperialistas.
Desde que comenzó la producción petrolera a gran escala en Chad en 2003, se han exportado cerca de 134 millones de barriles de crudo y Chad ha recibido 399 millones de dólares en ingresos directos brutos, informó la agencia Reuters el 13 de enero.
Pero el convenio con las compañías petroleras apenas da a Chad 12.5 por ciento del total de los ingresos, según la Agencia France-Presse. La mayor porción termina en las arcas de la ExxonMobil y las de los otros dos conglomerados. La ExxonMobil reportó cerca de 10 mil millones de dólares en ganancias globales para el tercer trimestre de 2005, las más grandes en la historia empresarial estadounidense. La Royal Dutch Shell recibió un poquito menos, 9 mil millones.
En contraste, el ingreso medio para la mayoría de los 9 millones de habitantes de Chad es menos de un dólar diario. En esa antigua colonia francesa la esperanza de vida es inferior a 45 años y uno de cada cuatro niños muere antes de cumplir cinco años de edad.
En Camerún, el otro supuesto beneficiario del oleoducto, hay solo siete médicos por cada 100 mil habitantes. La esperanza de vida es de 51 años y la mortalidad infantil es de 68 por cada mil nacidos vivos. Camerún, colonizado antiguamente por Alemania, Francia y Gran Bretaña, tiene una población de 16 millones.
Las estadísticas de ingresos por petróleo tampoco ofrecen la historia completa. Chad y Camerún deben dedicar parte de estos fondos para pagar préstamos con intereses al Banco Mundial y a otros acreedores extranjeros que financiaron el proyecto del oleoducto. Chad tiene una deuda externa total de más de mil millones de dólares, mientras que Camerún debe a los banqueros imperialistas 8.4 mil millones de dólares.
Además, a lo largo de su extensión el oleoducto amenaza el sustento de muchos trabajadores. Agricultores en la región chadiana de Doba sostienen que les ne garon acceso a sus tierras o a una indemnización, según informó la BBC. En Camerún, pescadores del pueblo costero de Kribi, donde termina el oleoducto, dicen que durante la construcción de una instalación petrolera mar adentro destruyeron un arrecife.
A esta gente no le importa más que su oleoducto y el dinero que van a sacar, nosotros no les importamos nada, dijo a Reuters Agathe Mbedi, quien vende pescado en el mercado de Kribi. Destruyeron la roca que protegía el agua donde los peces iban a desovar. Prometieron que la iban a remplazar, pero no han hecho nada. El consorcio petrolero prometió una indemnización; la gente en Kribi dijo que solo alcanzó para 70 redes de unos 2 mil pescadores.
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