Hamas pone en desbandada a la facción dirigente, nubla proceso de paz, se leía en el titular principal del New York Times el 27 de enero, al día siguiente de las elecciones. La política estadounidense se considera la gran perdedora en las elecciones palestinas, dijo el Washington Post un día después.
Sin embargo, las declaraciones de funcionarios israelíes y estadounidenses indican que el resultado de las elecciones palestinas no tendrá impacto alguno en el curso de Tel Aviv o de Washington con respecto a Israel y la región en general. Dos días antes de las elecciones, el primer ministro en funciones Ehud Olmert dijo que la política de Tel Aviv, de mantener asentamientos en los territorios palestinos y de erigir un muro que separe a Israel de la Ribera Occidental, iba a continuar independientemente de quién dirija la Autoridad Palestina (AP). Después que Hamas fuera declarado vencedor, Olmert y dirigentes militares israelíes dejaron claro que seguirían recurriendo al uso de la fuerza asesina contra los palestinos, incluido el asesinato de dirigentes de Hamas, como lo han hecho en el pasado.
Entretanto, el presidente George Bush, políticos demócratas y republicanos, así como funcionarios de la Unión Europea (UE), dijeron que iban a presionar a la Autoridad Palestina para que presione a Hamas para poner fin a los ataques armados y reconozca a Israel.
Hamas ganó una victoria decisiva sobre Fatah, que por mucho tiempo ha sido la facción dominante en el Consejo Legislativo Palestino y en la Organización para la Liberación de Palestina. Hamas logró 76 de los 132 escaños en el parlamento, lo que le da el poder de formar un nuevo gabinete. Funcionarios palestinos dijeron que el presidente de la AP, Mahmoud Abbas, dirigente de Fatah, iba a pedir a Hamas que lo hiciera. En una conferencia de prensa, Bush instó a Abbas a que se mantuviera en el cargo bajo un gabinete dirigido por Hamas.
Al presentarse en el programa televisivo De cara a la nación de la CBS, el presidente de Estados Unidos dijo que Hamas tendría que disolver sus milicias y renunciar a su plataforma en que llama a la destrucción de Israel, si la Autoridad Palestina va a seguir recibiendo ayuda económica de Washington. Si Hamas se niega, dijo Bush, los paquetes de ayuda no se van a aprobar. La decisión la tienen que tomar ellos Pero no vamos a dar ayuda a un gobierno que quiere destruir a nuestro aliado y amigo.
En una conferencia anual sobre política israelí el 24 de enero, Olmert dijo que Tel Aviv podría iniciar retiradas unilaterales del territorio palestino para garantizar una mayoría judía en el país. Este sería otro paso en su curso para intentar mantener a Israel como una potencia imperialista menor, al actuar a partir de la realidad de que el sueño sionista de Un gran Israel se ha venido abajo por el fracaso de los judíos occidentales de inmigrar en grandes números, según se informó que Olmert había dicho el año pasado.
El Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas), un partido burgués, a menudo se ha responsabilizado de atentados dinamiteros suicidas. Sus dirigentes han intentado aparentar una actitud conciliadora luego de las elecciones.
Fatah perdió apoyo popular a medida que un número cada vez mayor de palestinos consideró su manejo de la Autoridad Palestina como ineficaz en todos los frentes, desde la política exterior al manejo de sus asuntos económicos y sociales, y que se ha caracterizado por la corrupción.
Abbas había promovido concesiones a Washington y Tel Aviv, ganando poco a cambio. El desempleo oficial entre los palestinos supera el 28 por ciento. Para finales de enero de 2005, las fuerzas israelíes habían matado a 3 570 palestinos y herido a otros 28 500, según informes de la Media Luna Roja palestina. Su esfuerzo de sofocar la intifada (levantamiento) palestina se llevó a cabo con creciente impunidad.
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