Ese día, agentes del FBI fuertemente armados, realizaron seis redadas en hogares y oficinas en la isla, incautando documentos, archivos y computadoras. Ningún arresto fue hecho. El FBI declaró que las redadas fueron hechas para prevenir un “ataque terrorista doméstico” presuntamente planeado por partidarios de la independencia.

“Estamos aquí mostrando nuestra oposición a la actitud del FBI, a esta persecución de nuestros hermanos y hermanas puertorriqueños”, dijo Alberto Jesús a los medios de comunicación durante la protesta en las afueras del edificio federal en San Juan. “Nosotros tenemos aquí a un país extranjero que nos pone la etiqueta de terroristas”.

Más de 50 manifestantes participaron en una acción similar el 13 de febrero en Nueva York.

El 23 de Septiembre Filiberto Ojeda Ríos, dirigente del grupo independentista los Macheteros, fue asesinado por agentes del FBI en una redada a su hogar en Hormigueros. Ojeda fue uno de los 15 independentistas puertorriqueños enjuiciados en los años ochenta bajo cargos de conspiración para robar un camión blindado de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut.

En Trujillo Alto en las afueras de San Juan, el FBI realizó una redada en el hogar de Norberto Cintrón, dirigente de la pro-independencia Coordinadora Caribeña y Latinoamericana de Puerto Rico. Cintrón pasó 15 meses preso en los años ochenta por negarse a testificar ante un gran jurado estadounidense. Ayudó a organizar el funeral para Ojeda Ríos, que se convirtió en una protesta masiva contra la dominación colonial de Washington sobre Puerto Rico.

En San Juan, el FBI realizó un cateo en el apartamento de la activista independentista Lilliana Laboy. A ella y a sus abogados se les negó el derecho a estar presente al momento del cateo. El FBI roció gas pimienta y atacó a los manifestantes y periodistas que se habían reunido afuera del apartamento.

“Tenemos que hacer como hicimos en Vieques”, dijo William Mohler del Comité Ecuménico para el Desarrollo Económico Comunitario al diario puertorriqueño El Vocero. “Debemos manifestar nuestro repudio a cosas como esta y así esta gente nos va a respetar como pueblo”.

Arrin Hawkins en Nueva York, contribuyó a este artículo.  
 
 
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