Dos movilizaciones del movimiento obrero en Norteamérica señalan el camino en la lucha para enfrentar la crisis de seguridad en el trabajo y el afán de ganancias patronal que pone en peligro la vida de los trabajadores. Ambas acciones merecen el apoyo firme de los sindicatos y de todos los trabajadores y agricultores.
Una de estas acciones es la huelga de 5 500 mineros del cobre y zinc en el norte de México por mejores medidas de protección y para denunciar la codicia patronal que causó la muerte de 65 mineros en una mina de carbón tras una explosión de metano. La otra es la protesta convocada para el 7 de marzo por el sindicato minero UMWA en Montgomery, Alabama.
El desdén patronal de la seguridad es la causa de la muerte de los mineros del carbón en Coahuila, México, al igual que la muerte de 24 mineros en Estados Unidos en lo que va de 2006. Pero tanto patrones como funcionarios del gobierno y medios de difusión capitalistas están empeñados en encubrir la verdad.
Un artículo del New York Times del 24 de febrero proclamó que la muerte de los obreros era simplemente parte de la cultura de pueblos misérrimos…taquerías y la iglesia católica. Inspectores de minas del gobierno mexicano han argumentado que nadie puede ser culpado porque los accidentes suceden, y hasta dicen que los obreros fueron responsables de su propia muerte al desatender la seguridad.
Pero los mineros de Pasta de Conchos cuentan una versión diferente. Para los patrones no más era producir, producir, producir, dijo Ignacio Moreno. Nunca he visto algo más terrible en cuanto a la seguridad. Si hubieran dedicado más atención y dinero a la seguridad, esto no habría pasado, agregó.
Los trabajadores no son la causa de las muertes en las minas. Ni tampoco la naturaleza, ni un acto de Dios. Es la campaña voraz de los patrones para aumentar la producción y sus ganancias.
No es cierto que la muerte de mineros en el trabajo es inevitable. Cuando los trabajadores están organizados y usan su sindicato, pueden evitar muertes. Hace un mes, cuando 72 obreros quedaron atrapados por un fuego dentro de una mina de potasa en Esterhazy, Saskatchewan, Canadá, no murió ni un solo minero. La razón: los trabajadores, que tienen sindicato, habían obligado a la compañía a instalar refugios en la mina y otras medidas que salvaron la vida de todos.
El punto de partida del movimiento obrero debe ser: ni un minero, ni un trabajador tiene que morir. La única forma de prevenir muertes y lesiones en el trabajo es con la organización y la movilización de la fuerza sindical de los trabajadores.
Los trabajadores en México, Estados Unidos y Canadá somos hermanos y hermanas. Compartimos condiciones comunes y tenemos un enemigo común: los patrones y su afán de lucro.
Un acto ejemplar de solidaridad obrera del Local 890 del sindicato CEP en la mina de potasa en Saskatchewan, Canadá, ilustra estos intereses comunes. El presidente del local, Phil Polsom, envió un mensaje al sindicato minero en México diciendo, Podemos solidarizarnos sin importar las fronteras.
Instamos a todos los trabajadores y jóvenes a que apoyen a los huelguistas en México y la marcha del UMWA en Montgomery. ¡Envíen mensajes de apoyo! ¡Organicen delegaciones de solidaridad! Divulguen lo que están haciendo estos trabajadores, quienes sientan la pauta para todo el movimiento obrero.
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