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   Vol. 70/No. 30           14 de agosto de 2006  
 
 
‘Hemos tenido el privilegio de luchar’
Cubanos celebran 53° aniversario
del asalto al cuartel Moncada
(especial)
 
POR MARY-ALICE WATERS
Y LUIS MADRID
 
LA HABANA, 26 de julio—“No es porque seamos mejores”, dijo Fidel Castro ante un mitin de 100 mil personas en Bayamo, al describir los recientes logros del pueblo de la oriental provincia de Granma. “Más bien, es porque hemos tenido el privilegio de luchar”.

El presidente cubano se estaba dirigiendo a la celebración del 53 aniversario del asalto simultáneo que dirigió contra el cuartel Moncada en Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Los ataques, de los que Castro fue el principal organizador, inició la lucha revolucionaria que cinco años y medio más tarde, el primero de enero de 1959, derrocó a la odiada dictadura de Fulgencio Batista, la cual era respaldada por Washington, y abrió el camino a la primera revolución socialista en las Américas.

Al comienzo del mitin se leyeron mensajes de Fernando González y René González, dos de cinco revolucionarios cubanos que cumplen condenas draconianas en Estados Unidos luego de habérseles montado cargos y de condenárseles en 2001 bajo cargos que incluían conspiración para cometer espionaje así como conspiración de asesinato. “Nuestro orgullo crece al conocer de la contribución cubana a la alfabetización de cientos de miles de personas en diferentes partes del mundo”, escribió Fernando González desde la prisión federal en Oxford, Wisconsin. Saludando a los granmenses, René González, quien está encarcelado en Marianna, Florida, le dijo al mitin, “hasta esta celda, remontando el silencio concertado y la calumnia maliciosa, llegan desde Cuba los ecos de cada victoria… Cada triunfo de su pueblo es siembra de dignidad, ideas y solidaridad que encuentra tierra fértil más allá de nuestras fronteras”.

Junto a Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón Labañino, los cinco han permanecido presos cerca de ocho años, aun cuando hace ya casi un año que un tribunal de apelaciones en Atlanta derogó sus condenas en base a que no habían recibido un juicio justo en Miami. Esa decisión ha sido apelada por el gobierno de Estados Unidos.

El discurso de Castro se concentró en los logros del pueblo de Granma desde el 2002, cuando se iniciaron varias campañas sociales importantes. Entre los numerosos ejemplos citados por Castro estuvo el programa para introducir computadoras en la educación primaria. El esfuerzo que comenzó con una computadora en una escuela primaria con 18 estudiantes en el pueblo de Pilón, se ha convertido en un programa de capacitación en computadoras que beneficia a 75 mil estudiantes de escuela primaria en toda la provincia con acceso a más de 2 mil computadoras.

Al recalcar los logros a nivel educativo, de salud y demás en estos cuatro años, el presidente cubano dijo, “Realmente, Granma no necesita ningún plan de transición yanki para alfabetizar, vacunar y atender la salud de nuestra población”. La Revolución Cubana en sí fue la “transición” por la que el pueblo cubano combatió y murió, señaló.

Castro hacía referencia a un informe emitido el 5 de julio por la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre, que goza de nivel de gabinete en el gobierno norteamericano, y que proclama que Washington va a ofrecer oportunidades de salud, educación y vivienda así como ayuda humanitaria a los cubanos durante un período de “transición” para retornar del socialismo al capitalismo: si el gobierno revolucionario es primero derrocado por fuerzas que Washington considere “democráticas”.

Objeto de un amplio desdén popular hoy día en Cuba, los planes trazados en Washington estipulan arrebatar las viviendas, la tierra y la industria básica a los trabajadores y campesinos de la isla, y devolverlas a sus dueños de antes de 1959 quienes muchas décadas atrás se fueron a Miami y otras partes del mundo.

Castro señaló que se habían instalado paneles solares para suplir la electricidad requerida por los televisores y demás equipo instalado en 485 escuelas en Granma: un tercio de las cuales tiene menos de cinco estudiantes y 24 cuentan con un alumno y un maestro cada una. “Esas escuelas no gastan ni un centavo de combustible para disponer de la electricidad necesaria”, le recordó a los presentes, añadiendo que los recursos dedicados al mantenimiento de estas escuelas es un compromiso importante no solo para los niños, sino también para las mujeres de Cuba. La única alternativa, indicó, una que fue rechazada por la dirección revolucionaria cubana, habría sido que las madres de los niños que asisten a esas pequeñas escuelas rurales asumieran la responsabilidad de su educación.

Esa noche en Holguín, Castro inauguró el nuevo sistema integrado de pequeñas plantas generadoras de la provincia. Sincronizadas con la red nacional, estas unidades han impulsado la producción eléctrica en el país en más de 100 mil megavatios. La batería de generadores más grande instalada hasta la fecha en el país—119 en 27 sitios distribuidos en 13 de los 14 municipios de la región—es parte de una campaña multifacética que se realiza aquí en lo que se conoce como “el año de la revolución energética”.

En conjunto, las medidas que se están llevando a cabo van a reducir el consumo de electricidad en más del 50 por ciento al instalarse equipo industrial más eficiente en cuanto al consumo de energía, y al poner a la disponibilidad millones de enseres electrodomésticos ahorradores de energía a precios subvencionados (hasta la fecha entre 8 millones y 9 millones de estos se han distribuido en hogares por toda Cuba), a la vez que se aumenta la capacidad de generar electricidad y se descentraliza para a la vez fortalecer la preparación del país para resistir una agresión militar.

El pueblo cubano toma en serio la amenaza militar en vista del anunciado “plan de transición” de Washington y su creciente hostilidad para con los avances sociales y políticos que registra el pueblo de Venezuela. Los gobiernos en La Habana y Caracas no solo colaboran en muchas iniciativas, sino que decenas de miles de cubanos hoy día viven y trabajan en Venezuela como médicos, maestros, especialistas agrícolas y contribuyen en numerosos programas sociales más.

Al mitin en Holguín se dirigieron representantes de miles de jóvenes venezolanos y bolivianos que estudian en la provincia, así como una representante de las familias cubanas que alojan en sus hogares a estudiantes de medicina latinoamericanos.

Al saludar su presencia y los avances que se están realizando en sus países, Castro también se dirigió al pueblo de Cuba diciendo que ellos tendrán “la satisfacción de haber luchado durante más de medio siglo, bajo amenaza, bloqueo y Período Especial, que serán condecoraciones que llevarán sobre sus hombros no solo los hijos de las familias cubanas; las llevarán por igual los hijos de otros pueblos latinoamericanos porque nosotros no somos extranjeros para ustedes, ni ustedes serán jamás extranjeros para nosotros”.

“Nos alienta conocer”, señaló Castro, “que vamos creciendo en este planeta los que defendemos la justicia, la verdadera libertad, los verdaderos derechos humanos, y no los que acosan y matan a cientos de miles de seres humanos como ahora ocurre en el Líbano, un país pacífico, merecedor de la simpatía y el respeto internacional, cuyo pueblo está siendo ahora masacrado, bombardeado e intervenido por el imperialismo yanki”.

En la víspera del 26 fogatas alumbraban cuadra por cuadra las calles de La Habana, mientras que en el curso del día los vecinos contribuían con verduras, carne y especias para que el “chef” de sopas de la cuadra diera manos a la obra. Una vez la apetitosa caldosa estaba en su punto, jóvenes y viejos la saboreaban, al tiempo que intercambiaban—algunos bailando—, en tanto la medianoche traía consigo otro 26 de julio.  
 
 
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