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   Vol. 70/No. 39           16 de octubre de 2006  
 
 
Crítica del Papa al islam desata protestas
(especial)
 
POR BRIAN WILLIAMS 
El Papa Benedicto XVI pronunció un importante discurso el 12 de septiembre en la Universidad de Ratisbona en Alemania. Proyectada como una presentación sobre fe y razonamiento, la charla tenía como objetivo reforzar la cristiandad como parte integral de la alianza “occidental” de las potencias imperialistas. Un punto secundario del discurso sobre el islam provocó protestas tanto de regímenes burgueses en países con mayorías musulmanas desde Asia del Sur hasta el Medio Oriente como de grupos islámicos. Las reacciones incluyeron quemas de iglesias y una declaración de guerra por Al-Qaeda en Iraq contra quienes “adoran la cruz”.

Cuidadosamente preparado, el discurso representó un cambio en la posición de la iglesia con respecto a la propugnada por el Papa anterior, Juan Pablo II, quien señalaba que la principal fuente de los problemas que enfrentan los cristianos en la región es el despojo de los palestinos.

En cambio, en su discurso del 12 de septiembre el Papa Benedicto hizo hincapié en que la verdadera fuente del peligro para la cristiandad en el Medio Oriente es el yihadismo islámico.

Para sostener su punto, el Papa citó en su discurso un libro que relata una conversación sobre la cristiandad y el islam entre el emperador bizantino del siglo XIV Manuel II Paleólogo y un erudito persa. “El emperador se dispone a hablar sobre el tema de la guerra santa yihad”, dijo el Papa. Luego citó al emperador quien dijo, “Muéstrame justo lo que Mahoma trajo que era nuevo, y allí has de encontrar solo lo vil e inhumano, como su mandato de difundir con la espada la fe que se predica”. Prosiguió citando al emperador: “A Dios no le place la sangre, y el no actuar razonablemente … Para convencer a un alma razonable, uno no necesita un brazo fuerte, o armas de ninguna clase, o cualquier otro medio de amenazar a una persona con la muerte”.

La mayor parte del discurso del Papa estuvo dedicado a oponerse a la “deshelenización” de la iglesia, es decir, favorecer la restauración de la lógica de los filósofos griegos como Aristóteles como parte de la doctrina religiosa; apelando a las personas de pensamiento práctico y científico a incluir la teología cristiana como parte de la explicación de la civilización “occidental”; y arguyendo que el catolicismo, al combinar “fe y razón” y al haber asumido su “carácter histórico en Europa”, aunque hoy día está afianzado en gran parte del mundo semicolonial, es la iglesia mejor dispuesta para un “diálogo” con otros credos religiosos y es, por tanto, parte indispensable de lo que es la extensión del “occidente”.

Sin embargo, fueron las palabras del Papa sobre el islam lo que llamó la atención. Una editorial en el Investor’s Business Daily del 15 de septiembre observó: “Tenemos que asumir que el Papa sabía exactamente lo que hacía cuando puso esas líneas en su discurso cuidadosamente preparado. Las palabras del emperador son más duras que las que emplearía un Papa de la época moderna”.

Los comentarios del Papa provocaron la respuesta proyectada. Unas 2 mil personas organizadas por el grupo palestino Hamas, que administra la Autoridad Nacional Palestina y procura una República Islámica, marcharon el 15 de septiembre en Gaza para protestar contra los comentarios de Benedicto. Siete iglesias fueron atacadas con bombas incendiarias el 16 y 17 de septiembre en la Ribera Occidental y Gaza. El servicio noticioso Aljazeera informó que en Ciudad de Gaza “explotaron cuatro bombas de fabricación casera en un centro juvenil de la iglesia cristiana más antigua de la ciudad”. En Basora, al sur de Iraq, 150 manifestantes atacaron una iglesia e incendiaron una efigie del Papa. Similarmente, otra efigie fue incendiada en India. En Mogadiscio, Somalia, una monja italiana de 65 años fue muerta a balazos por dos hombres en un hospital infantil el 17 de septiembre “en un ataque posiblemente relacionado con una ira mundial contra el Papa Benedicto”, informó el New York Sun.

El parlamento de Pakistán aprobó unánimemente una resolución de condena al Papa por hacer comentarios “derogatorios” y que exigía una disculpa. “Quienquiera que describa a la religión del islam como intolerante incita a la violencia”, dijo Tasnim Aslam, una portavoz del ministerio de relaciones exteriores de Pakistán a Prensa Asociada. El gobierno de Turquía tomó una postura similar.

Hubo protestas en Líbano y Egipto y el gobierno de Marruecos retiró a su embajador ante el Vaticano.

Una declaración publicada por el Consejo Shura Muyahidín, dirigido por Al-Qaeda en Iraq, dijo, según Reuters, “Decimos al adorador de la cruz (el Papa) que tú y el Occidente serán derrotados, como sucede en Iraq, Afganistán, Chechenia. Romperemos la cruz y derramaremos el vino … Dios (ayudará) a los musulmanes a conquistar Roma…. (Que) Dios nos permita degollarlos, y hacer de su dinero y descendientes el botín de los muyahidín”.

El 17 de septiembre el Papa publicó una “declaración de arrepentimiento”, que no contenía una disculpa por lo que había dicho. “Lamento profundamente las reacciones en algunos países por unos cuantos párrafos de mi discurso … que fueron considerados ofensivos a la sensibilidad de los musulmanes”, dijo el Papa. “Estos, en realidad, eran una cita de un texto medieval que de ninguna forma expresa mi pensamiento personal”.

Muchas personalidades musulmanas dijeron inicialmente que la declaración del Papa era insuficiente. Sin embargo, en las 24 horas subsiguientes muchos dirigentes religiosos se distanciaron de las protestas violentas. “El Papa se ha disculpado, y eso es suficiente, así que tranquilicémonos”, dijo Hasyim Muzadi, dirigente de Nahdlatul Ulama, la organización islámica más grande de Indonesia, según el New York Times del 18 de septiembre. “Si nos mantenemos furiosos, eso demostrará que el Papa estaba en lo cierto”.  
 
 
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