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   Vol. 70/No. 44           20 de noviembre de 2006  
 
 
Estudiantes asiático-americanos
debaten luchas contra discriminación
Panel destaca libro sobre Revolución Cubana
(portada)
 
POR ERNEST MAILHOT  
EVANSTON, Illinois—Más de 250 estudiantes participaron en la Segunda Conferencia Nacional Estudiantil Asiático-Americana celebrada del 3 al 5 de noviembre en la Universidad de Northwestern aquí al norte de Chicago. Estudiantes de ascendencia china formaron el componente más grande de la conferencia que también incluyo jóvenes vietnamitas, camboyanos, indios, laosianos, japoneses, filipinos y otros orígenes nacionales. Vinieron de más de 20 universidades y colegios del Medio Oeste e incluso de California y Massachussets.

Después de patrocinar su primer encuentro nacional en 2004 en la Universidad del Sur de California, los organizadores explicaron que decidieron celebrar esta en el Medio Oeste del país dada la creciente población asiática y pacífico-americana. Los jóvenes asiáticos son el 17 por ciento de la población estudiantil de la Universidad de Northwestern (NWU) y una cuarta parte de los 25 mil estudiantes en la Universidad de Illinois en Chicago (UIC).

La esencia de la conferencia fue un día con más de 30 talleres sobre toda una gama de temas. Entre estos estuvieron “El nuevo movimiento pro derechos de inmigrantes”, “Reconstruyendo la comunidad; creando una voz”, “Raza, género y sexualidad”, “Reactivando la acción en la Acción Afirmativa”, “Quiénes somos”, “Campañas por estudios asiático-americanos”, “Justicia Ambiental 101”, y “Organizando mujeres asiático-pacífico americanas”.

El taller sobre “Reconstruir la comunidad; crear una voz” abordó las luchas de la comunidad vietnamita de 6 mil personas en Nueva Orleans, una de las concentraciones vietnamitas más importantes del país. Minh Nguyen, de la Asociación de Dirigentes Jóvenes Vietnamita-Americanos de Nueva Orleans, ha formado parte de las protestas para exigir viviendas decentes y oponerse al desarrollo de un depósito de desechos tóxicos en la comunidad vietnamita.

“Antes que el huracán Katrina golpeara sabíamos que no podíamos depender del gobierno. Por eso nos organizamos rápidamente para luchar por nuestros derechos y tratar de reconstruir”, dijo. “Mucha gente de la comunidad vietnamita en el país fueron a ayudarnos. Los jóvenes donde yo vivo se organizaron para llevar a los ancianos a las protestas”.

En el taller “Campañas por estudios asiático-americanos”, Bettina Johnson y Aaditi Dubale, estudiantes de la UIC, discutieron la lucha de 15 años por lograr un Departamento de Estudios Asiático-Americanos en su universidad. En 2005, estudiantes y sus partidarios finalmente lograron un Centro de Investigaciones Asiático-Americanas. La lucha por un departamento plenamente acreditado y la opción de una carrera en estudios asiático-americanos continúa.

Uno de los talleres con más asistencia presentó el libro Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana.

La moderadora del taller fue Michelle Tsao, presidenta de la Asociación de Estudiantes Chinos en la Universidad de Northwestern. Habiéndose criado en Hong Kong, explicó, fue aquí en Estados Unidos donde realmente aprendió lo que es discriminación. Tsao dijo que antes de leer el libro, no sabía que había chinos en Cuba y se inspiró en aprender cómo chinos, ex esclavos africanos y cubanos de origen europeo habían superado barreras históricas y culturales y se habían unido en la lucha por la independencia de Cuba en la segunda mitad del siglo 19. Como estudiante de medicina, quedó impresionada con el papel que los médicos voluntarios cubanos juegan en Venezuela. En Estados Unidos, dijo, “la mayoría se vuelven doctores por el dinero y el prestigio. El hecho que los doctores cubanos van a las zonas más pobres y atienden gente gratuitamente es de veras admirable. Es lo que la medicina debiera ser”, dijo.

Mary-Alice Waters, editora de Nuestra historia aún se está escribiendo y moderadora del taller al que asistieron unas 35 personas, dijo que el libro es “una de las mejores introducciones de la revolución cubana”. Pero más importante aun, dijo, “es que no es solo sobre Cuba sino es sobre nosotros, y por qué una revolución socialista aquí mismo es no solo necesaria y posible: es también liberadora”.

Waters señaló que Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong relatan cómo cuando jóvenes tomaron parte en la lucha que en 1959 derrocó a la dictadura batistiana respaldada por Washington e inició la primera revolución socialista en las Américas. Los tres participaron en la defensa cubana de Angola contra los ataques del régimen de apartheid de Sudáfrica en las décadas de 1970 y 1980. Notó que ese rumbo internacionalista —que continúa hoy, con decenas de miles de voluntarios médicos cubanos que cumple misiones en países alrededor del mundo— está arraigado en las mismas políticas obreras que han guiado a la revolución en Cuba. Han conducido a lo que el dirigente sudafricano Nelson Mandela describió como “el compromiso sin paralelo” con la “erradicación sistemática del racismo”.

Las lecciones contenidas en Nuestra historia aún se está escribiendo, señaló Waters, “nos ayudan a aprender a luchar de forma más eficaz y a ganar, cómo la clase trabajadora puede tomar el poder político, y transformar la sociedad y a sí misma a la vez”.

Jason Eng, presidente de la Coalición Asiático-Pacífico-Americana en Northwestern, dijo que sabía poco de Cuba y que el libro le despertó la curiosidad.

“Lo único que uno escucha es que Cuba es realmente mala”, dijo Eng. “En la secundaria tampoco aprendimos nada de la historia china en este país, como el hecho que hubo chinos que lucharon en la Guerra Civil. Leer el libro me hace pensar sobre todo lo demás que nos dicen”. Añadió, “Aunque los generales eran chinos, se sentían en casa en Cuba. Eso es distinto de Estados Unidos y otros lugares donde los asiáticos son discriminados”.

Amy Gao, miembro de la junta ejecutiva de Naciones Unidas Modelo en la Northwestern, dijo que el libro por los tres generales cubanos-chinos muestra “completamente el otro lado de lo que dice Estados Unidos”, refiriéndose a la defensa cubana de Angola contra el régimen del apartheid. Y agregó que a pesar del aislamiento impuesto a Cuba, el país ha logrado desarrollarse y el libro muestra cómo “se ha empoderado a la población”.
 
 
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