Vol. 71/No. 15      16 de abril de 2007

Teherán dijo que capturó al personal militar británico en aguas iraníes, mientras que Londres insiste en que estaban en territorio iraquí.

El estancamiento a propósito de los detenidos se ha entrelazado con la campaña imperialista contra Irán, dirigida por Washington, Londres y sus aliados, en torno a las aspiraciones de Teherán de desarrollar su propia industria energética nuclear y a la influencia iraní en Iraq. Esto ha incluido dos rondas de sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU, el asesinato de un importante científico nuclear iraní por la policía secreta israelí, Mossad, y el arresto por fuerzas estadounidenses en Iraq de cinco ciudadanos iraníes. Blair y el presidente estadounidense George Bush públicamente habían descontado un intercambio de los cinco iraníes por los 15 soldados británicos.

Una reunión de cancilleres de la Unión Europea en Bremen, Alemania, amenazó con tomar “medidas apropiadas” si no liberaban a las tropas británicas. Bush dijo el 31 de marzo que apoyaba “fuertemente” a Londres. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que expresaba “profunda inquietud por la captura” de los 15.

Un diplomático iraní secuestrado el 4 de febrero en Bagdad fue puesto en libertad ayer. Según Prensa Asociada, “El gobierno iraquí busca intensivamente la liberación de cinco iraníes detenidos por fuerzas estadounidenses en Iraq en enero … Obtener la libertad de los iraníes ayudará a conseguir que suelten a los británicos detenidos”.  
 
Abortan intento de secuestro
El Independent publicó un artículo ayer que señala lo que tal vez haya desatado la crisis. “Un frustrado intento estadounidense de capturar a dos funcionarios de seguridad de alto rango en una visita oficial al norte de Iraq fue el disparo de salida que 10 semanas después llevó a los iraníes a capturar a 15 marineros e infantes de marina británicos”, dijo.

Informó que el operativo ocurrió el 11 de enero —poco después del discurso en que Bush anunciara la escalada estadounidense de su guerra en Iraq— en Erbil, en el Kurdistán iraquí. Fuerzas estadounidenses helitransportadas realizaron una redada sorpresiva en una oficina iraní establecida mucho tiempo atrás y capturaron a cinco funcionarios iraníes a quienes Washington acusó de espías. Las autoridades estadounidenses aún los mantienen detenidos.

Según el Independent, el verdadero objetivo (que fue abortado) de la redada estadounidense era capturar a Mohammed Jafari, subjefe del Consejo de Seguridad Nacional Iraní y al general Minojahar Frouzanda, jefe de inteligencia de la Guardia Revolucionaria Iraní. Los dos se encontraban en Kurdistán en una visita oficial durante la que se reunieron con el presidente iraquí Jalal Talabani y Massoud Barzani, presidente del Gobierno Regional de Kurdistán.

“El objetivo de los americanos era arrestar a oficiales de seguridad iraníes, quienes habían ido a Iraq a desarrollar cooperación en el área de seguridad bilateral”, dijo el ministro iraní del exterior Manouchehr Mottaki a la Agencia Iraní de Noticias en aquel momento.

Reuters informó que unos 60 mil aficionados corearon “¡Muerte a Inglaterra!” en un partido de fútbol el 30 de marzo en Teherán.

A medida que los dirigentes de los partidos Conservador, Demócrata Liberal y Nacionalista Escocés —los principales partidos de oposición británicos al gobernante Partido Laborista— expresaban su apoyo al gobierno, se desarrolló una discusión entre políticos capitalistas y en la prensa sobre qué hacer.

William Hague, portavoz en política exterior del Partido Conservador, abogó por una “diplomacia callada”.

Un editorial del 27 de marzo del Financial Times sostuvo que la situación “es parte de un patrón de tensiones crecientes que luce peligroso … Depende de Irán, sobre todo, de retroceder un paso y calmar la situación”.

Un editorial del 31 de marzo del Daily Telegraph exigió sanciones, incautarse de bienes iraníes y lanzar “ataques tácticos contra instalaciones militares iraníes”. Hay miles de soldados británicos en Iraq y Afganistán, señaló el periódico.

Londres también tiene una considerable presencia naval, tras duplicar recientemente su compromiso en el Golfo Arábigo-Pérsico. La flota británica opera como parte de la comandancia marítima de la coalición encabezada por Washington, cuyas 45 naves de 19 países participan en lo que llaman “patrullas rutinarias” contra el “contrabando”. El Ministerio de Defensa británico dice que sus fuerzas y las tropas aliadas en el norte del Golfo abordaron por la fuerza barcos en 66 ocasiones en marzo.
 
 
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