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Vol. 71/No. 16      23 de abril de 2007

 
Evento en Toronto promueve libro sobre
cubanos chinos en la Revolución Cubana
 
POR JOE YOUNG  
TORONTO—“Si has leído el libro o has ido a Cuba, sabes que la revolución ha creado una sociedad donde realmente no hay discriminación contra los chinos”, dijo la moderadora Karen Sun, al iniciar el mitin del 25 de marzo aquí sobre Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana.

Sun es la directora ejecutiva del capítulo de Toronto del Consejo Nacional Chino-Canadiense (CCNC), una de las organizaciones que auspició el evento, el cual atrajo a unas 120 personas. El CCNC nacional, el Comité de Toronto por la Libertad para los Cinco de Cuba, la Revista China de la Universidad de Toronto y Libros Pathfinder también auspiciaron el evento que fue celebrado en la Universidad de Toronto.

El programa empezó con música, baile y una película. Una actuación de un grupo de danza afro-cubana fue seguida por dos canciones de ópera cantonesa interpretadas por Lai Ching Lau. Doug Ham, un destacado historiador de la comunidad china en Canadá, le dijo al público, que la ópera cantonesa ha jugado un papel cultural importante entre los inmigrantes de China en muchas partes del mundo.

Parte del documental Chinese Restaurants: On the Islands (Restaurantes Chinos: en las islas) por el documentalista chino-canadiense Cheuk Kwan introdujo al público al actual Barrio Chino de La Habana.

Laureano Cardoso, el cónsul general cubano en Toronto inició la discusión. El y Armando Choy, uno de los tres generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en cuyas historias se basa el libro, eran adolescentes en la ciudad de Santa Clara en los años 50. Ahí, se involucraron en la lucha revolucionaria para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista.

Cardoso enfatizó la integración de los cubanos de ascendencia china en la lucha revolucionaria y en el Ejército Rebelde. Describió el monumento en La Habana dedicado a los chinos que lucharon por la independencia de Cuba de España a finales del siglo diecinueve. “Miles de chinos participaron en las guerras de independencia de Cuba”, dijo. “De estos, se dice, no hubo ‘ni un solo desertor cubano-chino. Ni un traidor cubano-chino’”.

El documentalista Cheuk Kwan comentó que los chinos traídos a Cuba como trabajadores contratados eran prácticamente esclavos. Kwan describió cómo mientras trabajaba en su documental en Cuba, había encontrado un número de asociaciones chinas sobrevivientes, incluso una compuesta por aquellos que emigraron a Cuba de la aldea de sus ancestros. “No obstante, no encontré muchos rostros chinos. Es como si los chinos hubieran desaparecido. Pero, en realidad, han sido integrados a la sociedad cubana”. Hay un “dicho famoso por un poeta cubano que es muy cierto”, dijo. “Los cubanos son una parte china, una parte española y una parte negra”.

Colleen Hua, presidenta del Consejo Nacional Chino-Canadiense, dijo que la historia de los chinos en Cuba era “algo que no conocía antes de haber leído el libro”. Citó la respuesta dada por uno de los generales, Moíses Sío Wong, a la pregunta de por qué los chinos no son objeto de discriminación como lo son en otras partes de América. “¿Cuál es la diferencia entre la experiencia de los chinos en Cuba y los de los otros países de la diáspora? La diferencia es que aquí se llevó a cabo una revolución socialista. La revolución eliminó la discriminación no solo por el color de la piel. Sobre todo, eliminó las relaciones de propiedad que crean la desigualdad no solo económica, sino también entre el rico y el pobre”.

“Esto realmente me llegó”, dijo Hua. “Aquí muchos de ustedes conocen sobre la lucha por que se reconozca a los que pagaron el impuesto por persona y sus descendientes”. Muchos chinos fueron forzados a pagar un impuesto de hasta 500 dólares por cada uno para venir a Canadá entre 1885 y 1923 y después fueron prácticamente excluidos hasta 1947.

Mary-Alice Waters, quien entrevisto a los tres generales y editó Nuestra historia aún se está escribiendo, fue la última oradora. Ella señaló la importancia del libro para los lectores en Canadá y Estados Unidos. “El pueblo trabajador en Cuba no empezó conscientemente con hacer una revolución socialista cuando luchó por derrocar la dictadura de Batista hace 50 años”, explicó. “Solo estaban resueltos a construir una sociedad con más igualdad social”.

Llevaron a cabo una reforma agraria, una campaña de alfabetización, redujeron el desempleo, incorporaron a las mujeres a la fuerza laboral y pusieron fin al racismo institucionalizado contra los negros y chinos. “A medida que hicieron esto se encontraron en conflicto con las familias gobernantes de Estados Unidos que eran dueños de una inmensa cantidad de la tierra productiva y de la industria en Cuba. El conflicto llegó cuando el pueblo trabajador cubano sencillamente se rehusó a retroceder. Hombres y mujeres como Choy, [Gustavo] Chui y Sío Wong eran jóvenes común y corrientes que construyeron una nueva sociedad y en el proceso se transformaron a sí mismos”.

Waters señaló que “el libro nos hace querer saber más sobre nuestra propia historia en Estados Unidos y Canadá, no sólo las leyes de exclusión, pogromos y onerosos impuestos de todo tipo, sino aun más importante la orgullosa historia de resistencia”. El amplio interés en Nuestra historia aún se está escribiendo, añadió, refleja “nuevos vientos que soplan, creciente confianza y orgullo y nuevas luchas que están al horizonte“.

Durante el periodo de discusión, Ted Chang, estudiante de la Universidad Sir Wilfred Laurier en Waterloo, Ontario, preguntó sobre “los chinos que se fueron de Cuba”.

Waters contestó que la falsa idea de que “ya no hay chinos en Cuba” se basa en las mentiras que promueve el imperialismo. “Es cierto que ya no hay decenas de millares de chinos nativos en Cuba. Ha habido poca inmigración en las décadas recientes. Pero, la realidad es que hay centenares de miles, probablemente millones, de cubanos de ascendencia china. Nadie sabe el número exacto porque están tan integrados. Ese proceso fue un resultado de la lucha revolucionaria por la independencia que estaba entrelazado a la lucha por la abolición de la esclavitud y la mano de obra de contrata en todas sus formas. Como parte de la lucha revolucionaria contra la dominación imperialista estadounidense y la dictadura de Batista. Como parte de la lucha por construir una sociedad socialista. Es por eso que Cuba es tan diferente a otras partes de América”.

Respondiendo a otra pregunta sobre la diferencia entre las condiciones de los chinos en Cuba y Canadá, Colleen Hua comentó que los chinos en Canadá “lucharon y murieron por este país” en la Segunda Guerra Mundial. Es por eso que la Ley de Exclusión en Canadá fue abrogada en 1947. “¿Por qué no concedieron la ciudadanía en ese entonces?”, preguntó.

En sus comentarios finales Waters señaló que la ley de exclusión en Estados Unidos, que fue promulgada en 1882, también fue anulada en 1943 como maniobra para apoyar al gobierno de Chiang Kai-shek en China y las alianzas de Washington durante la guerra contra Japón. No fue un reconocimiento de que los chino-estadounidenses habían luchado por el imperialismo norteamericano.

Katherine Ng, estudiante de derechos humanos en Canadá en la Universidad Ryerson, dijo que el mitin le pareció “muy informativo. Aprendí sobre Cuba y la influencia china en Cuba y la diferencia en cómo los canadienses y los cubanos tratan a los chinos”.

Val Pollock, miembro del sindicato de la industria alimenticia UFCW, en el matadero Maple Leaf Pork, dijo, “Me hizo querer estudiar más sobre las luchas de los diferentes grupos étnicos en diferentes países y aprender más sobre los chinos en Canadá”.

Después del mitin los participantes se quedaron bebiendo té y comiendo bollos chinos mientras seguían conversando y viendo las exhibiciones y los videos. Los participantes compraron 15 copias de Nuestra historia aún se está escribiendo en inglés y español, además de una docena de otros títulos de Pathfinder. Sing Tao, unos de los principales diarios chinos en Toronto publicó un artículo sobre el mitin al día siguiente.  
 
 
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