Vol. 71/No. 40 29 de octubre de 2007
Estas luchas dieron pie al movimiento de masas encabezado por la clase trabajadora que llevó al derrumbe del sistema de segregación Jim Crow en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Este es el segundo de tres artículos que trazan el papel de vanguardia de los obreros negros en la historia de las luchas proletarias en Estados Unidos. El artículo de la semana pasada repasó el ascenso y la caída de los gobiernos de la Reconstrucción Radical en el Sur después de la Guerra Civil.
Con el derrocamiento de la Reconstrucción Radical la derrota más grande que ha sufrido la clase trabajadora estadounidense en su historia, los gobernantes capitalistas impusieron en el Sur la segregación racial institucionalizada en prácticamente todas las facetas de la vida, desde los trabajos hasta las escuelas, para mantener a los negros prácticamente en condición de peonaje.
Al umbral del siglo XX, más de 7 millones de los casi 9 millones de negros vivían en el Sur. La mayoría trabajaba la tierra como arrendatarios o aparceros. A la mayoría se les negaba el derecho al voto y otros derechos ciudadanos.
Esta súper explotación se hacía cumplir con la violencia, tanto estatal como la de escuadrones extra legales de terror como el Ku Klux Klan. La soga con dogal fue una herramienta clave para imponer tal condición.
La Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), formada en 1909, comenzó una campaña contra los linchamientos. Según informó la NAACP, entre 1889 y 1918 se realizaron 3224 linchamientos.
Las oportunidades presentadas por el boom en la industria norteña en torno a la Primera Guerra Mundial impulsaron una migración masiva de negros del Sur rural a los centros urbanos del Norte. Esta migración se aceleró de nuevo a medida que Washington avanzó hacia la Segunda Guerra Mundial. Para 1945 una mayoría de la población negra se había mudado a las zonas urbanas del Sur y del Norte.
Hasta la década de los años 30 la mayoría de trabajadores no calificados no estaban sindicalizados y los funcionarios de la Federación Americana del Trabajo organizaban los sindicatos como estrechas estructuras de oficios. A los negros se les excluía de muchos sindicatos.
A pesar de estos obstáculos, los trabajadores afroamericanos estuvieron al centro de luchas en Alabama y Virginia del Oeste que forjaron el sindicato de mineros UMW, y en la década de los 20, en las batallas de los trabajadores de empacadoras de carne en Chicago. Los obreros negros organizaron la Hermandad de Porteros de Coches Dormitorio en 1925 en la reconocida empresa antisindical Pullman.
En los años 30 se libraron batallas en las industrias automotriz, siderúrgica, empacadora de carne, textil y muchas más. Millones se integraron a los sindicatos industriales para forjar el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO). Para septiembre de 1937, el CIO había crecido a 32 sindicatos con unos 3.7 millones de miembros.
Los sindicatos del CIO abrieron más puertas a los negros, quienes pasaron a ser sus partidarios más incondicionales. De los 500 mil obreros del acero sindicalizados en 1937, unos 85 mil eran negros. En las empacadoras de carne de Chicago, informó el Chicago Defender en 1939, los trabajadores afroamericanos formaban el espinazo del Comité para la Sindicalización de Obreros de Empacadoras, afiliado al CIO. La combatividad y conciencia de los obreros negros fue decisiva para la capacidad de la clase trabajadora de arrebatar conquistas sociales básicas en los años 30, como el Seguro Social.
En la víspera de la Segunda Guerra mundial, los gobernantes capitalistas estadounidenses, con ayuda de sus lugartenientes en la cúpula sindical, intentaron domesticar la radicalización obrera y avivar una fiebre belicista. No obstante la presión, muchos trabajadores negros rehusaron subordinar su lucha contra las leyes Jim Crow al esfuerzo de guerra.
En 1941 las organizaciones de negros convocaron una marcha en Washington para reivindicar la igualdad en los empleos y el fin de la segregación en el Sur y en las fuerzas armadas estadounidenses. El Movimiento de la Marcha en Washington (MOWM) lo dirigió A. Phillip Randolph, presidente de la Hermandad de Porteros de Coches Dormitorio.
La posibilidad de que decenas de miles de negros convergieran en la capital al momento que Washington apretaba el paso hacia la guerra aterró al gobierno de Roosevelt. Bajo presión de los liberales Randolph canceló la marcha, pero el movimiento logró algunas concesiones.
En 1942 el MOWN organizó protestas en Nueva York y Chicago. En abril 1943, 10 mil personas muchos en contingentes de sindicato automotriz UAW, marcharon en Detroit contra la discriminación. En agosto del mismo año, Harlem estalló en respuesta a la muerte de un soldado negro a manos de la policía.
Por todo el país se dieron luchas y escaramuzas en fábricas y diversos centros de trabajo por parte de negros que rehusaban ser marginados de las industrias de producción bélica. Grupos de obreros negros lucharon en los trabajos por igualdad de oportunidades en el empleo y en la capacitación, como también dentro de las fuerzas armadas contra la segregación.
El movimiento social de masas que forjó los sindicatos industriales dio un gran ímpetu a las batallas contra la discriminación racial sistemática: uno de los principales obstáculos a la unidad y capacidad de lucha de la clase trabajadora norteamericana. Los obreros en la vanguardia de esta lucha estuvieron también entre los dirigentes pioneros del movimiento de masas por los derechos de los negros que en los años 50 y 60 sonó el toque de muerte para el sistema de Jim Crow.
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