Vol. 71/No. 44 26 de noviembre de 2007
El 3 de noviembre Musharraf suspendió la constitución de Pakistán, disolvió la Corte Suprema, arrestó a cientos de dirigentes opositores y cerró las agencias de noticias privadas que no están asociadas al estado. Se estima que ahora hay 15 mil arrestados, entre ellos sindicalistas prominentes.
El sub secretario de estado norteamericano John Negroponte reiteró el respaldo de Washington al dictador pakistaní el 7 de noviembre, declarando a la prensa que el presidente Musharraf ha sido indispensable en la guerra mundial contra el terrorismo y que la colaboración con su régimen era la única opción.
A la vez que intentan tomar distancia de las últimas medidas drásticas, los gobernantes de Estados Unidos dudan si deberían descartar a Musharraf, un aliado clave en su guerra contra el terrorismo, pues no existe alguien que lo remplace y que pueda garantizar un régimen estable.
Musharraf tomó el poder en un golpe de estado en 1999. Al principio era el protector del régimen dirigido por el Talibán en el vecino país de Afganistán. Cuando Washington se aprovechó de los ataques del 11 de septiembre de 2001, para intensificar su guerrerismo en el sur de Asia y en el Medio Oriente, Musharraf se convirtió en un firme aliado de la guerra de Estados Unidos. Desde entonces el ejército pakistaní ha llevado a cabo operaciones militares conjuntas para combatir a las fuerzas del Talibán y de al-Qaeda. La ayuda militar de Estados Unidos a Pakistán llega a un promedio de 80 millones de dólares mensuales.
El 12 de noviembre, el gobierno prohibió a la oposición realizar una protesta desde Lahore hasta Islamabad contra las drásticas medidas militares. La acción fue convocada por Bhutto, ex primera ministra y líder del Partido del Pueblo de Pakistán.
El papel de Bhutto
Varios partidos de oposición han anunciado que boicotearán las elecciones de enero si el estado de emergencia continúa en vigor. Bhutto, cuyo partido es el partido capitalista más grande de la oposición, dijo a la prensa el 11 de noviembre que aun habían posibilidades de negociar con Musharraf. Dos días después pidió la renuncia del cada vez menos popular presidente.
Después de ocho años de exilio, Bhutto regresó a Pakistán en octubre, como resultado de un acuerdo respaldado por Washington. Musharraf retiró los cargos de corrupción en su contra, y Bhutto acordó oponerse al boicot de las elecciones que planean los otros partidos burgueses. Estados Unidos espera que los dos, que muestran una militancia luchadora, puedan compartir el poder después de las elecciones, leía un despacho de Reuters el 12 de noviembre.
Aunque se opone al estado de emergencia de Musharraf, que impide las acciones de su partido, Bhutto no se ha opuesto a la guerra contra el terrorismo de Washington, incluyendo la ocupación imperialista de Afganistán y las operaciones militares en la frontera pakistaní.
Se acechan a sindicalistas y otros
La organización Amnistía Internacional informó el 12 de noviembre que cinco individuos que protestaron en contra del estado de emergencia han sido acusados de traición, delito que se castiga con la pena de muerte. Dos de los cinco Ayub Qureshi y Hasil Bizenjo son dirigentes de la nacionalidad Baluchi.
También fueron arrestados Farid Awan, secretario general de la Federación Sindical de Pakistán; Liaquat Ali Sahi, dirigente del sindicato en el Banco Estatal de Pakistán, y Yusuf Masti Khan, vice-presidente del Partido Nacional de Trabajadores.
Manzoor Razi, presidente central de la Federación de Trabajadores de Ferrocarriles, fue arrestado con otros manifestantes en una demostración en Karachi. Mohammad Ashiq Bhutta, secretario de información del Federación Nacional de Sindicatos de los trabajadores de Alimentos, Bebidas y Tabaco, fue detenido brevemente.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto