Vol. 71/No. 46 10 de diciembre de 2007
Los 22 panelistas, de los cuales 4 ó 5 presentaron cada día, incluyeron activistas políticos y escritores de Estados Unidos de diversas perspectivas políticas, y varios ciudadanos estadounidenses que residen en Venezuela. Cientos de venezolanos y otros participaron en las sesiones. Decenas de ellos hicieron preguntas o comentarios desde el público. El foro fue cubierto por la televisión, radio y los periódicos venezolanos. Los temas debatidos sobre el carácter de la clase trabajadora y las perspectivas de una revolución en Estados Unidos causaron una discusión política que se vio reflejada en la feria. El próximo número del Militante tendrá un artículo sobre la feria.
El foro empezó el 10 de noviembre con presentaciones de Mary-Alice Waters, miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la Editorial Pathfinder; Eva Golinger, abogada venezolano-americana y autora de El código Chávez; Chris Carlson, contribuidor al sitio venezuelanalysis.com; y Tufara Waller, coordinadora del programa cultural del Centro Highlander en Tennessee. Los temas presentados en esa primera sesión permanecieron en el centro del debate los subsiguientes cuatro días. (Vea el artículo Venezuela: en foro debaten perspectivas de revolución en EE.UU. en la edición previa del Militante.)
Además de los panelistas antes mencionados, también participaron Bernardo Alvarez, el embajador de Venezuela en Estados Unidos; el ex profesor de la Universidad de Colorado, Ward Churchill; August Nimtz, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Minnesota; William Blum, autor de varios libros en contra de la política exterior estadounidense; el ex sacerdote de Maryknoll, Charles Hardy; y Dada Maheshvarananda, instructor de yoga y fundador del Instituto Prout.
Debate sobre trabajadores inmigrantes
Las perspectivas políticas más fuertemente debatidas en los cinco días fueron, primero, el impacto y la importancia de millones de trabajadores inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, y, segundo, la historia de luchas revolucionarias en Estados Unidos y las lecciones de dichas luchas para las posibilidades revolucionarias. De manera sobresaliente, la discusión registró que los que viven y participan en la lucha de clases en Estados Unidos en general expresaron más confianza en las capacidades revolucionarias del pueblo trabajador que los ciudadanos estadounidenses y muchos participantes latinoamericanos que viven fuera de Estados Unidos
Varios de los panelistas participan activamente en labores para aumentar los derechos de inmigrantes en Estados Unidos. Entre ellos estaba Diógenes Abreu, un organizador comunitario oriundo de la República Dominicana y quien ahora vive en Nueva York; Luis Rodríguez, un activista chicano en el Valle de San Fernando en California; y Gustavo Torres, un organizador del grupo pro derechos de inmigrantes Casa de Maryland. Varios de ellos presentaron una descripción vívida y precisa de las condiciones de vida de los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos y la creciente resistencia y confianza manifestada en las huelgas y las continuas movilizaciones callejeras contra las redadas y deportaciones.
Tanto Torres, como Antonio González, presidente del Proyecto para la Educación y el Registro de Votantes del Suroeste, dijo que el camino al poder es organizando a los latinos a votar. ¿Qué hace un revolucionario hoy en Estados Unidos? preguntó González. Tomar el poder dondequiera que puedas eligiendo a latinos para cargos públicos municipales, estatales y federales. Su presentación de PowerPoint enfatizó el creciente número de votantes latinos.
Durante los períodos de discusión, cada día varios de los participantes de Venezuela y de otras partes de América Latina no estuvieron de acuerdo con que los trabajadores inmigrantes que resisten la superexplotación que encaran en Estados Unidos son una fuerza importante de la vanguardia obrera que está emergiendo ahí. De diferentes maneras, algunos dijeron que los latinoamericanos que viven y trabajan en Estados Unidos sencillamente están ahí para obtener una pieza del pastel.
Solo están ahí para conseguir pasaportes, dijo un participante. Una vez que los tengan, dejarán de marchar. Muchos caracterizaron a los trabajadores inmigrantes como vendidos que creen en el sueño americano a expensas de luchar por cambios políticos, económicos y sociales en América Latina.
En la discusión, Carlos Samaniego, un trabajador de una procesadora de carne en Minnesota, respondió a este punto de vista. Describió el papel de vanguardia que los trabajadores inmigrantes están desempeñando en las luchas en Estados Unidos desde las minas del carbón en el Oeste a las luchas sindicales en los mataderos en el Medio Oeste.
Herencia revolucionaria de EE.UU.
La otra cuestión muy debatida fue el historial revolucionario de los trabajadores en Estados Unidos, y por extensión, las posibilidades de una Tercera Revolución Americana, una revolución socialista.
Estados Unidos fue creado por la revolución, dijo el panelista Lee Sustar, editor laboral del periódico Socialist Worker que refleja las ideas de la Organización Socialista Internacional. En la sesión del 13 de noviembre, se refirió a la Guerra Civil Estadounidense como la conclusión de la revolución democrática burguesa que había ganado la independencia de las 13 colonias británicas unos 80 años antes.
Nunca ha habido una revolución en Estados Unidos, y el que piense que la ha habido es ignorante de su propia historia, respondió el panelista Richard Gott, autor y periodista británico. Gott dijo que la Revolución Americana que derrotó el dominio colonial británico no podría ser considerada una revolución. Más bien fue una guerra para quitar la tierra de las tribus nativas americanas, cuyo territorio era protegido por el ejército real británico.
No, una revolución no es posible en Estados Unidos, dijo Gott. Es conservador y reaccionario. La única esperanza es América Latina.
Quiero expresar que estoy de acuerdo totalmente, interpuso Haiman El Troudi, el moderador del panel del día. ¡Nunca ha habido una revolución en Estados Unidos y nunca la habrá! El Troudi ha ocupado varios puestos en el gobierno de Chávez y ha escrito libros incluyendo Ser capitalista es mal negocio e Historia de la revolución bolivariana.
Es imposible que una revolución empiece en Estados Unidos, dijo un participante venezolano desde el público. Señaló lo que considera la complicidad de los trabajadores estadounidenses en las guerras de Washington contra Iraq y Afganistán como prueba de que el pueblo trabajador está insensabilizado a la injusticia.
Sin embargo, en comentarios durante el panel del 11 de noviembre, el ex Marine y fundador de Veteranos de Iraq contra la Guerra, Jimmy Massey, describió su evolución de un patriota proguerra a un fiel opositor a la guerra en Iraq. Explicó sus experiencias cotidianas en Iraq que lo condujeron a oponerse a las políticas de Estados Unidos en el Medio Oriente y a organizar a soldados compañeros a hacer lo mismo.
Otra idea frecuentemente expresada por participantes del público y por varios de los panelistas fue que el cambio tiene que venir del Sur, refiriéndose a América Latina. Muchos dijeron que la única esperanza era esperar hasta que suficientes países en Latinoamérica cerraran sus puertas a la penetración imperialista hasta causar una caída en la economía estadounidense. El hecho de que en ninguna parte de Latinoamérica, excepto Cuba, el pueblo trabajador ha realizado exitosamente hasta la victoria el tipo de lucha revolucionaria necesaria para poner fin a la dominación imperialista recibió muy poca atención.
Algunos participantes arguyeron que el capitalismo estadounidense sería lanzado a una crisis si suficientes gobiernos de izquierda en Latinoamérica fueran elegidos y se rehusarán a firmar acuerdos bilaterales de comerció libre con Washington o a participar en el Area de Comercio Libre de las Américas. Otros señalaron a las luchas populares en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua como la clave para educar al pueblo trabajador en Estados Unidos. A pesar de los diferentes argumentos y énfasis, el punto en el que coincidian es que no se puede esperar ninguna iniciativa por parte del pueblo trabajador dentro del bastión imperialista.
Un punto de vista contrastante fue presentado por Héctor Pesquera, un dirigente del Movimiento Independendista Nacional Hostosiano de Puerto Rico. La lucha puertorriqueña está vinculada a la revolución norteamericana, dijo. Pesquera resumió el empeoramiento de las condiciones de trabajo que enfrentan los trabajadores tanto en Puerto Rico, como los puertorriqueños que viven en Nueva York. Señalando al movimiento que forzó a Washington a retirar sus bases navales de la isla puertorriqueña de Vieques, Pesquera dijo que ese golpe a los gobernantes estadounidenses había fortalecido a los movimientos sociales en Estados Unidos.
Voy a discrepar con lo que todos ustedes han dicho, dijo Amiri Baraka, un poeta de Newark, New Jersey, desde el público. Baraka, una panelista el último día del evento, ha participado en la política nacionalista negra, maoista y del Partido Demócrata desde los años 60. Al atacar a Sustar por no identificarse como trotskista, y acusar falsamente a su co panelista George Katsiaficas de presentarse como ex miembro de las Panteras Negras, la intervención de Baraka fue la primera vez en cuatro días de debate agudo que el tono de discusión civil fue violado.
Sesión final
La primera vez que oí el tema de este foro, pensé que era una broma, dijo Steve Brouwer, un estadounidense que vive en Venezuela y que está escribiendo un libro sobre las cooperativas campesinas. Brouwer fue un panelista en la última sesión. Pero cuando pensé más en lo que está pasando en el mundo, y escuché más a mis hermanos latinos aquí, me convencí más de que el cambio revolucionario en Estados Unidos sí es posible.
Brouwer dijo que la complacencia de la clase trabajadora en Estados Unidos en los años 20 había cedido el paso a las batallas laborales en los años 30 que moldearon la política estadounidense por 45 años. Señaló a un partido Demócrata ligeramente progresista, influenciado por estos desarrollos en el movimiento laboral, como la clave para lo que denominó un curso progresista que terminó con la elección de Ronald Reagan en 1980.
Amiri Baraka y Amina Baraka también fueron panelistas en la última sesión.
Amina Baraka, quien se presentó como una mujer negra que es una comunista que emplea la arena cultural, habló de su trabajo y leyó un poema.
Amiri Baraka volvió a la discusión del día anterior y discrepó con Gott y otros que negaron las dos grandes revoluciones en la historia de Estados Unidos. También discrepó con la caracterización de Sustar de la Guerra Civil como la conclusión de la revolución democrática burguesa.
Esa revolución nunca ha sido concluida, dijo Baraka. Todavía no hay democracia para los negros. Propuso la unidad entre los negros y latinos, incluso la burguesía negra progresista, en torno a la abolición del colegio electoral; el establecimiento de un sistema parlamentario unicameral; prohibir dinero privado en las campañas electorales; hacer obligatorio el voto; y restaurar los derechos de votar a personas sentenciadas de delitos graves. Tales reformas constitucionales, dijo, cambiarían el poder hacia la democracia popular en Estados Unidos. Metas revolucionarias entonces podrían ser puestas en la agenda.
Lo que ha desviado todas las luchas revolucionarias anteriores en Estados Unidos, dijo Baraka, es el privilegio blanco. Señaló la derrota de la Reconstrucción Radical después de la Guerra Civil, el fracaso del levantamiento obrero de los años 30 en no llegar más lejos, y el declive del movimiento de masas que derrotó el sistema de segregación racial Jim Crow como tres ejemplos. Además, el privilegio blanco y el fracaso de la izquierda blanca en luchar contra este, sigue siendo el obstáculo principal a las luchas hoy.
Baraka también renovó su ataque contra Katsiaficas, quién había hablado en el panel del día anterior sobre las luchas de estudiantes asiáticos. Baraka lo acusó de ser un agente que busca fomentar apoyo en Venezuela a las marchas estudiantiles contra el gobierno de Hugo Chávez.
Baraka conc luyó con una lectura de su poema, Alguien hizo estallar Estados Unidos. Una traducción fue distribuida a los participantes. Escrito después del 11 de septiembre de 2001, el poema presenta una larga lista de atrocidades históricas, entremezclando retórica antiimperialista y anticapitalista con teorías de conspiración sobre la historia y antisemitismo. Quién decide que Jesús sea crucificado, pregunta el poema. Quién sabía que el World Trade Center iba a ser explotado / Quién le dijo a 4 mil trabajadores israelíes en la Torres Gemelas / Que se quedaran en casa ese día / ¿Por qué se mantuvo lejos Sharon?
Durante el primer día del panel un participante de Panamá había dicho durante la discusión que los judíos son el principal problema que el pueblo trabajador enfrenta en el mundo hoy porque tienen todo el dinero y controlan todo. Norton Sandler, un miembro del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos, habló desde el público el siguiente día y señaló el peligro para el movimiento obrero de usar chivos expiatorios y el odio antijudío.
Después de los comentarios de Baraka el ultimo día, Mary-Alice Waters tomó la palabra para agradecer a los organizadores de la feria del libro por reunir diversas fuerzas para una tan amplia variedad de perspectivas para la discusión que tuvo lugar aquí. Enfatizó la importancia del debate civil, subrayando que el veneno de acusar a alguien de ser agente o la creación de perjuicios en base al color de la piel deberían ser rechazados por todos.
Algunos oradores prominentes invitados a participar en el foro central no pudieron llegar durante dicho evento, pero participaron en la discusión los siguientes días.
Un programa el 17 de noviembre titulado Liberación, Imaginación, Panteras Negras destacando a Kathleen Cleaver, ex vocera nacional del Partido de las Panteras Negras, fue uno de los eventos más grandes en la feria aparte del foro central. Una entrevista de video a Noam Chomsky, el conocido autor, anarquista y profesor de lingüística, fue presentada después de la conclusión del foro, y un folleto con una traducción de sus comentarios fue distribuido gratuitamente.
Ramón Medero, presidente del Centro Nacional del Libro de Venezuela, el patrocinador de la feria, agradeció a todos los panelistas cuyos esfuerzos contribuyeron al éxito del evento, y expresó su satisfacción de que la feria haya podido abrir una discusión política muy necesaria.
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