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Vol. 72/No. 1      7 de enero de 2008

 
Chicago: protestan contra
muertes por la policía
Manifestantes: castigo y cárcel a los policías culpables
(portada, articulo principal)
 
POR LAURA ANDERSON
Y BETSY FARLEY
 
CHICAGO—Una ola de muertes causada por la policía aquí ha provocado protestas para exigir que los policías culpables sean condenados. La mayoría de los muertos han sido negros y por lo menos dos latinos.

Freddie “Latee” Wilson, de 34 años de edad es la muerte más reciente. La policía alegan que dispararon contra Wilson después de que este los amenazara durante una parada de tránsito el 13 de noviembre. Dicen haber encontrado una pistola.

Sin embargo, los testigos reportan algo diferente. Grace Hazzard, quien acababa de salir de una tienda aledaña, dijo al Chicago Sun-Times que Wilson “nunca llegó a su carro”. Agregó que no vio a Wilson con una pistola.

Andre Grant, un abogado de los parientes que han entablado una demanda contra la ciudad por muerte injusta, dijo que los testigos dijeron que Wilson iba caminando hacia su carro cuando fue confrontado por la policía. “El pensaba que lo estaban hostigando y empezó a tomar fotos de ellos con su teléfono celular cuando irrumpieron los balazos”, dijo Grant.

Parientes y amigos de Wilson hablaron en una audiencia del consejo municipal de Chicago el 30 de noviembre. Se les unieron unas 150 personas para exigir que la policía sea hecha responsable por sus acciones.

Corinthia Frederick, ex pareja de Wilson y madre de su hijo, habló del hecho de que la oficina del médico forense del Condado Cook determinó que Wilson había sido balaceado 18 veces, por lo menos tres veces en la espalda. “La policía dice que tienen duda razonable para disparar. ¿Pero, cómo justifican 18 disparos?” preguntó.

La mayoría de los oficiales del departamento de policía se salieron arrogantemente de la audiencia cuando terminaron de dar su testimonio y los representantes de las familias empezaron a dar los suyos.

En la audiencia también estuvieron presente parientes de otras víctimas de la brutalidad policiaca.

Ashunda Harris, tía de Aaron Harrison, dijo que “la policía de Chicago ha declarado que la vida de afro americanos e hispanos, no tiene valor, que es justificable disparar a las espaldas de alguien”.

Annie Johnson, la madre de Harrison, también dio testimonio. “Exigimos que los policías sean procesados y encarcelados”, dijo. El 8 de diciembre, unas 65 personas realizaron una marcha de protesta hacia el sitio donde mataron a Harrison, de 18 años de edad.

Según el superintendente del Departamento de Policía de Chicago, Dana Starks, 32 personas han recibido disparos por la policía en 2007.

Cuando se les preguntó si entre los 32 balaceados habían personas atacadas con pistolas Taser, los oficiales contestaron que no. Por lo menos dos personas en Chicago en los dos últimos años —Geoffrey Johnson, de 42 años, y Ronald Hasse, de 54 años— murieron después de recibir descargas de una pistola Taser. El caso de Hasse fue la primera vez que un médico forense ha declarado la descarga de un arma de electrochoque como la causa principal de la muerte. La policía comúnmente atribuye las muertes de las pistolas Taser a las drogas encontradas en el sistema de la víctima.

En las últimas semanas, la ciudad de Chicago ha tomado medidas para acallar las protestas contra el abuso policial. El alcalde Richard Daley anunció el 29 de noviembre el nombramiento de un nuevo superintendente policial, el ex oficial del FBI, J.P. Weiss.

El gobierno de la ciudad también anunció recientemente que pagaría 19.8 millones de dólares a cuatro ex prisioneros condenados a muerte indultados en 2003 por el antiguo gobernador George Ryan.

Los cuatro son parte de una lista de varias personas, afro americanos en su mayoría, que fueron obligados a admitir bajo tortura crímenes entre 1971 y 1992, bajo la dirección del antiguo teniente de policía Jon Burge.

El Chicago Tribune publicó una serie de abusos policiales en diciembre titulado “Protegidos de la verdad”. La serie reportó que, como promedio, la policía de Chicago dispara contra un civil cada 10 días. Más de 100 personas han muerto a manos de la policía en la última década; otras 250 han sido heridas. No obstante, solo una pequeña fracción de los disparos —menos de 1 por ciento— han sido declarados injustificados.  
 
 
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