Vol. 72/No. 16 21 de abril de 2008
Abaka fue el moderador del panel de una reunión celebrada el 6 de abril en esta ciudad para discutir el libro en la cual participaron más de 100 personas. El libro contiene entrevistas con tres cubano-chinos que se unieron a la guerra revolucionaria de 1956-58 que derrotó a la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Los tres Armando Choy, Gustavo Chui, y Moisés Sío Wong llegaron a ser generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y actualmente continúan a cargo de importantes responsabilidades políticas.
Como detalla el libro, Choy, Chui y Sío Wong tomaron parte en la misión internacionalista cubana en Angola en los años setenta y ochenta para ayudar a derrotar una invasión del régimen del apartheid de Sudáfrica. La audiencia irrumpió en aplausos cuando Abaka leyó una cita de un discurso dado por el dirigente sudafricano Nelson Mandela en Cuba en 1991,.
El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de Africa, dijo Mandela. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en Africa que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan. Fragmentos del discurso están incluidos en Nuestra historia aún se está escribiendo.
El programa tuvo lugar en el centro comunitario Veye-Yo, una organización pro derechos de los haitianos en Miami. Otros patrocinadores incluyeron el African-New World Studies Program [Programa de Estudios Africanos-Nuevo Mundo] de la Universidad Internacional de Florida, y Alianza Martiana, una coalición de grupos que se oponen al embargo y las restricciones de viaje a Cuba impuestos por Washington.
Tony Jeanthenor de Veye-Yo dijo, Cuba fue a muchos lugares en Africa Africa con todo su oro y diamantes. Y los cubanos regresaron cargando solamente a sus muertos. Otros que fueron a Africa se llevaron el oro. Los cubanos regresaron con sus cabezas en alto.
Leyes anti chinas
Winnie Tang, presidenta del capítulo del sur de la Florida de la Organización de Chinos Americanos, explicó que hay una historia sobre los chinos en Estados Unidos que no es relatada en los textos escolares. Los chino-americanos enfrentan muchos más problemas de lo que la mayoría se imagina, dijo.
Tang habló de las leyes de exclusión en el siglo XIX que prohibían que nos reunificáramos con nuestros familiares al no permitirles venir aquí, y leyes que prohibían que los inmigrantes chinos y de otros países asiáticos adquirieran tierras. Estas leyes racistas fueron incluidas en la Constitución de Florida. Después de muchos años de esfuerzos por activistas de la comunidad asiática y sus partidarios, se pondrá a voto en un referendo estatal en noviembre la revocación de la sección de la constitución que prohíbe a los extranjeros excluídos de la ciudadanía adquirir propiedad. Si se adopta el referendo, Florida será el último estado del país en revocar este tipo de leyes.
La contribución más importante que hace este libro, dijo Andrés Gómez de Alianza Martiana, es demostrar como los cubanos de ascendencia china contribuyeron a forjar la nación cubana y las contribuciones que hicieron a la revolución.
Los que esperan una transición del socialismo al capitalismo en Cuba están siendo absurdos, dijo Gómez. Lo que está pasando en Cuba hoy no es porque Fidel se ha retirado, sino precisamente por lo que Fidel nos enseñó. Hoy en día la revolución es más fuerte, explicó, señalando los pasos que se están tomando para incrementar el acceso a la educación universitaria a jóvenes de los sectores más pobres de la población, un porcentaje alto de los cuales son negros. Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder y quien estuvo a cargo de la edición de Nuestra historia aún se está escribiendo, explicó que los cubanos que hicieron la revolución hace casi cinco décadas eran jóvenes que no comenzaron como comunistas o socialistas.
Este libro, dijo, y los casi 60 otros títulos sobre Cuba que Pathfinder ha publicado, son la historia de jóvenes que querían crear un mundo con más justicia social. En esto se basaron las medidas iniciales de la revolución, la reforma agraria, la campaña de alfabetización, las leyes prohibiendo la discriminación por el color de la piel, y la expansión de los trabajos para las mujeres, explicó Waters.
A medida que la revolución ejecutó estas medidas, chocó con las propiedades y los privilegios de las familias capitalistas de Estados Unidos, cuyo gobierno, dijo, inició la agresión contra la revolución cubana que continua hasta hoy.
Waters rindió homenaje a los últimos blancos de la determinación de Washington de aplastar el ejemplo de Cuba, los cinco héroes de la revolución cubana que han pasado casi una década en cárceles estadounidenses, rehenes del gobierno norteamericano como castigo al pueblo cubano por haber hecho una revolución socialista, por rehusarse a rendirse. Los cinco son Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González. El libro, explicó Waters, no es sobre el pasado, aunque cuenta con una rica historia, sino sobre las luchas en las que estamos involucrados hoy día. A través de el podemos entender mejor porque hay millones de personas en las calles de Estados Unidos demandando legalización para los inmigrantes, luchando por un mundo sin fronteras, por el día cuando los que transformamos la naturaleza y producimos la riqueza del mundo con nuestro trabajo podamos cruzar las fronteras tan fácilmente como lo hace el capital.
Derechistas sufren revés
En los días previos a la reunión, El Nuevo Herald, el diario de gran circulación en español, publicó un artículo sobre el programa en el cual citan a Félix Ismael Rodríguez, el presidente de la Asociación de Veteranos de la Bahía de Cochinos (Brigada 2506), la banda de mercenarios de la CIA que atacaron a Cuba en 1961, y a Huber Matos, un conocido enemigo de la Revolución Cubana. Ambos denunciaron el libro y el evento.
Es un libro de propaganda comunista que ellos tienen la libertad de presentar aquí aprovechando las libertades de una sociedad democrática, algo que no podemos hacer nosotros en una sociedad totalitaria como la que rige en Cuba, dijo Rodríguez.
Según El Nuevo Herald, Matos calificó el lanzamiento como un intento ditirámbico de los partidarios del gobierno de Raúl Castro.
En décadas pasadas, enemigos derechistas de la revolución cubana han intentado, y a veces han logrado, movilizar grandes fuerzas para interrumpir y desorganizar eventos políticos y culturales que ellos perciben como favorables a la Revolución Cubana. Los organizadores del evento sobre Nuestra historia aún se está escribiendo estaban bien preparados para que esto no sucediera esta vez.
Sin embargo, a pesar del artículo de primera plana del Nuevo Herald, la reunión tuvo lugar sin ningún incidente, lo que representa un registro de la expansión del espacio político y de los cambios en la relación de fuerzas en Miami.
En respuesta a una pregunta de un periodista de United Chinese News de Florida sobre las diferencia políticas entre los chino-cubanos en diferentes regiones de la isla, Waters explicó, La población china en Cuba estaba dividida en clases, como otros sectores de la sociedad cubana. Algunos eran ricos y huyeron a lugares como Miami y Nueva York después de la revolución. Otros, sobre todo los de los sectores pobres de la clase trabajadora apoyaron la revolución. Nuestra historia aún se está escribiendo habla sobre esta verdadera lucha de clases en Cuba.
Abaka cerró el evento diciendo, Todos debemos aprender a hablar el idioma de los otros, y pidió un aplauso a los traductores quienes lo hicieron del inglés al español al creole, y del español al inglés y creole. Deberíamos de tratar de organizar eventos como este cada mes, añadió, mientras el público aplaudía con entusiasmo.
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