Vol. 72/No. 17 28 de abril de 2008
Bueno, la respuesta es: todos ustedes que están presentes esta noche, dijo. Leyó los nombres de las 12 organizaciones y departamentos que auspiciaron la actividad, celebrada el 8 de abril en el Centro Cultural Asiático-Americano de la Universidad de Rutgers en New Brunswick. Asistieron más de 85 personas, más de 50 de las cuales eran estudiantes de la universidad.
Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana, editado por Pathfinder, se basa en entrevistas a Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong. Ellos se incorporaron a la lucha revolucionaria en Cuba cuando eran adolescentes en los años 50, participaron en la revolución de 1958-1959, y en la actualidad son dirigentes activos de la Revolución Cubana.
Entre los patrocinadores del evento estaban el Programa de Estudios Asiáticos, el Centro de Artes y Cultura Latinas y el Departamento de Estudios Latinos e Hispano Caribeños, además de siete grupos estudiantiles, entre ellos la Organización Estudiantil China; Lambda Theta Alfa, Capítulo Epsilon; y la Unión de Estudiantes Cubano-Americanos de Rutgers.
Los panelistas fueron Matsuda; Leo Ng, vicepresidente de la Organización Estudiantil China; Aldo Lauria Santiago, presidente del Departamento de Estudios Latinos e Hispano Caribeños, quien habló y moderó el evento; y Mary-Alice Waters, editora del libro y presidenta de Pathfinder. Monique Hernández, de la Unión de Estudiantes Cubano-Americanos de Rutgers, dio la bienvenida.
Este libro trata de personas comunes y corrientes, dijo Matsuda, y de cómo y por qué llegaron a ser parte de una revolución y de cambios.
El cambio: también posible en EU
Ng dijo que una de las cosas que más le impresionaron de la obra fue comprender cómo la Revolución Cubana superó animosidades entre gente de distintas culturas. El dijo que Nuestra historia aún se está escribiendo le permitió ver que si un país tan pequeño como Cuba puede hacer una revolución, yendo al parecer en contra de todas las probabilidades, entonces es posible el cambio en Estados Unidos y en el resto del mundo.
Nuestra historia aún se está escribiendo es un libro que destaca la cuestión del liderazgo: se enfoca en dirigentes que surgieron del seno de la clase trabajadora y de distintos grupos raciales, nombres que tal vez no conocíamos, y que hoy día siguen participando activamente, dijo Lauria. Alentó a los presentes a que leyeran ese libro y otras obras publicadas por Pathfinder.
Waters dijo que el libro narra la historia de la Revolución Cubana en boca de quienes la vivieron y la hicieron.
La Revolución Cubana no fue un hecho aislado, dijo. Fue parte de una gran ola de luchas de liberación nacional que se propagaron por el planeta durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Este libro es uno de las mejores introducciones a la Revolución Cubana, explicó. Pero no solo tiene que ver con Cuba. Tiene que ver con nosotros, aquí en Estados Unidos hoy. Nos ayuda a nosotros también a recuperar nuestra historia de lucha.
Existe una larga historia de lucha revolucionaria en este país, desde las batallas contra [el sistema de segregación racial] Jim Crow hasta las luchas por anular las leyes de exclusión contra los chinos y otros inmigrantes, dijo Waters. A través de estas luchas se aprecia mejor por qué las cuestiones de inmigración y de la necesidad de luchar por un mundo sin fronteras pueden hacer que millones de trabajadores salgan a las calles hoy en día.
Eso por eso que este libro ha tocado una fibra sensible, dijo. La amplitud del interés en este relato no tiene precedentes para Pathfinder. Y eso tiene mucho que ver con lo que está sucediendo en Estados Unidos.
Después de las presentaciones hubo una animada discusión. Un estudiante preguntó si realmente era posible hacer una revolución en Estados Unidos cuando aquí había tanta preocupación por las cosas materiales.
Las luchas revolucionarias no empiezan con ideas. Empiezan porque uno llega a tal punto que ya no le queda más recurso y tiene que hacer algo para cambiar las condiciones que enfrenta, dijo Waters. Ella se refirió a la creciente crisis económica y a los inicios de resistencia entre los trabajadores en este país como señales de las luchas por venir.
Un estudiante de ascendencia cubana dijo que sus padres le habían dicho que casi todos los chinos se habían ido de Cuba después de la revolución.
Waters dijo que muchos cubano-chinos que eran propietarios ricos sí habían abandonado la isla después de la revolución. Había una línea divisoria entre los cubano-chinos, al igual que entre otros sectores de la sociedad cubana, apuntó. Agregó que una de las razones por las cuales decayó el Barrio Chino en La Habana fue que después de la revolución, los chinos se integraron a todos los sectores, a todos los niveles de la sociedad, en vez de quedar aislados en un barrio.
Nuestra historia aún se está escribiendo ofrece un ejemplo para los trabajadores y jóvenes que quieren luchar para cambiar las cosas en Estados Unidos, dijo Waters. Como dice Choy, Un mundo mejore sí es posible, pero solo con una revolución socialista.
Articulos relacionados:
Continuidad revolucionaria en el liderazgo de Cuba
Palabras de Raúl Castro al nominar al primer vicepresidente, jefe del ejército
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto