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Vol. 72/No. 18      5 de mayo de 2008

 
Evento en Texas suscita debate:
¿es posible una revolución en EE.UU.?
(portada)
 
POR JACQUIE HENDERSON
Y ROBERT SILVER

DENTON, Texas—Unas 90 personas, en su mayoría estudiantes de la Universidad del Norte de Texas (UNT) en esta ciudad, participaron en dos eventos aquí el 16 de abril con presentaciones de Mary-Alice Waters sobre el libro Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana. Los eventos provocaron animadas discusiones no solo sobre la revolución socialista en Cuba sino sobre la necesidad de una revolución en este país.

Nuestra historia aún se está escribiendo, publicado por Pathfinder, contiene entrevistas a tres generales cubano-chinos: Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong. De adolescentes se incorporaron a la lucha revolucionaria para derrocar al dictador militar cubano Fulgencio Batista en los años 50, y hoy día son dirigentes activos de la revolución.

A invitación de la profesora Mariela Núñez-James, Waters habló ante 45 estudiantes, en una clase de antropología aplicada. Ella habló sobre ese libro así como su propia participación en luchas sociales y políticas en Estados Unidos, lo cual se describe en parte en otro título de Pathfinder, Cuba y la revolución norteamericana que viene.

Después de la clase, Waters fue la oradora principal en un evento auspiciado por la División de Equidad y Diversidad de la UNT, el Centro Multicultural, la secretaría de la universidad y los Departamentos de Antropología y Lenguas Extranjeras y Literatura.

Ignacio López-Calvo, del Departamento de Lenguas Extranjeras y Literatura, presentó a Waters a los casi 50 estudiantes y catedráticos. El habló sobre la historia de la inmigración china a Cuba y sus investigaciones sobre la cultura china en Cuba hoy. Después de leer lo que narran Choy, Chui y Sío Wong, dijo López Calvo, él decidió revisar su propio libro, que iba a publicarse pronto, sobre imágenes de los chinos en Cuba. López-Calvo le entregó a Waters un certificado de reconocimiento del Centro Multicultural.

Antes de las palabras de Waters, se mostró un segmento del video Ancestors in the Americas: Coolies, Sailors, and Settlers (Antepasados en América: culíes, marineros y colonos), un documental de la cineasta independiente Loni Ding, cuyos padres nacieron en China. El documental describe de forma viva el comercio de trabajadores por contrato que fueron llevados de China a trabajar en las plantaciones azucareras de Cuba en el siglo 19, cuando ya se estaba reduciendo el número de esclavos traídos de Africa.  
 
Reacción ante racismo, opresión
Waters señaló que Choy, Chui y Sío Wong “se criaron en diferentes partes de Cuba, en diferentes circunstancias, y como cientos de miles de jóvenes de su generación, se lanzaron a la lucha para derrocar a la dictadura apoyada por Washington.

Con la caída de Batista el 1 de enero de 1959, se dieron a la tarea de crear una sociedad con más igualdad social y justicia”.

Llevaron a cabo una reforma agraria, entregando títulos a más de 100 mil familias y asegurando que no serían desalojadas de la tierra que trabajaban. Realizaron una campaña de alfabetización, movilizando a 100 mil jóvenes para eliminar el analfabetismo en Cuba en menos de un año. El gobierno revolucionario prohibió la discriminación racial en la contratación y en los servicios sociales. E hicieron cumplir esa ley. Abrieron las puertas al empleo para la mujer.

Al hacer esto, dijo Waters, entraron en conflicto con los intereses económicos de las familias cubanas acaudaladas y del imperialismo norteamericano. Millones de acres de las mejores tierras en Cuba, así como las compañías de electricidad y teléfono, ferrocarriles, refinerías de petróleo y mucho más estaban en manos de familias norteamericanas. Cuando Washington se movilizó para echar atrás estas medidas, los cubanos rehusaron retroceder, y hasta la fecha esto es la causa de la hostilidad implacable del gobierno norteamericano hacia la Revolución Cubana”.  
 
‘No es Cuba una dictadura’
“¿Pero usted cómo puede defender a Cuba?”, preguntó una estudiante oriunda de México. “¿No es una dictadura?”

“No, no es una dictadura”, dijo Waters. “El pueblo trabajador en Cuba ejerce un mayor control sobre las políticas más fundamentales que definen su vida que en esta “democracia americana”. Esto se expresa no solo a través de elecciones, sino asambleas en los centros de trabajo y muchas otras formas. Es el masivo apoyo popular lo que ha permitido que la Revolución Cubana avance, bajo las condiciones más difíciles, y haga frente al imperialismo”.

“No sé mucho sobre Cuba”, dijo otro estudiante, quien le agradeció a Waters la información que presentó. “Pero sí sé que el gobierno de Estados Unidos y los medios masivos mienten acerca de las guerras y el espionaje contra el pueblo y otras cuestiones. Entonces, ¿por qué no van a mentir sobre Cuba también?”

Contestando preguntas de los estudiantes sobre la degradación del medio ambiente y el hambre en el mundo, Waters explicó, “Estas condiciones sociales son producto del sistema capitalista. La devastación de la naturaleza acompaña la ruina del pueblo trabajador”.

Waters contrastó la explotación mundial de la tierra y del trabajo por el capitalismo con el internacionalismo de Cuba. Los tres generales lucharon en Angola, junto con otros 300 mil voluntarios cubanos, para ayudar al pueblo angolano a repeler al ejército de la Sudáfrica del apartheid. “Los cubanos no lucharon en Angola por el petróleo o por diamantes o marfil o madera”, dijo. “Y cuando el ejército sudafricano fue derrotado, no se llevaron más que sus muertos”.  
 
¿Está ‘sobrepoblado’ el mundo?
Un estudiante cuestionó la declaración de Waters de que es posible producir suficientes alimentos para las necesidades de todos. Otra argumentó que el sistema capitalista ofrece las mejores oportunidades para todos. “Mírenme”, dijo. “Yo he tenido una vida cómoda, puedo ir a la escuela y tener un futuro bueno”.

Otros estudiantes le respondieron. “Yo provengo de una familia obrera aquí en Texas”, dijo un joven. “Lo que tú describes no corresponde a la realidad de mi vida o de mi familia. Millones vivimos en condiciones de pobreza, sin buena vivienda, alimentación o seguro médico”.

Otro estudiante señaló las guerras de Washington en Iraq y Afganistán y la destrucción del medio ambiente. “Tenemos que acabar con el capitalismo, o no habrá porvenir para la humanidad”, dijo.

Waters concluyó diciendo a los estudiantes que Nuestra historia aún se está escribiendo “es un libro que muestra cómo personas comunes y corrientes obraron para cambiar la historia. No se publicó para Cuba”, dijo. “Ante todo, se publicó porque nosotros necesitamos este ejemplo aquí”.
 
 
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Folleto: ¿Es posible la revolución socialista en Estados Unidos?  
 
 
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