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Vol. 72/No. 19      12 de mayo de 2008

 
¡Legalización de los inmigrantes ya!
¡Alto a las redadas y deportaciones!
Declaración del candidato presidencial del Partido
Socialista de los Trabajadores
(articulo principal)
 
Róger Calero, candidato a presidente de Estados Unidos por el Partido Socialista de los Trabajadores, emitió la siguiente declaración el 29 de abril.

Me siento orgulloso de sumarme a decenas de miles de otros trabajadores que marchan el Primero de Mayo para exigir “¡Legalización ya!” y “¡Alto a las redadas y deportaciones!”

Marcho en Los Angeles, donde obreros de la fábrica de Micro Solutions en Van Nuys, California, son uno de los principales contingentes. La odiada migra hizo una redada en la planta en febrero. Desde entonces 138 obreros han combatido el intento de deportarlos.

Muchos deben portar un brazalete electrónico para que la policía vigile sus actividades, y un juez de inmigración les impuso un toque de queda para frustrar sus gestiones de organización. Sin embargo, siguen luchando públicamente, encarnando la consigna popular de este movimiento: “Somos trabajadores, no criminales”.

Los obreros de Van Nuys son parte de una emergente vanguardia de la clase obrera estadounidense. Muestran que la única manera de responder a las tácticas de terror de los patrones es buscar la solidaridad y resistirlos.

Mi compañera de fórmula, Alyson Kennedy, marcha en Chicago. Ahí, entre la vanguardia obrera se encuentra un grupo de obreros metalúrgicos de la Wheatland Tube que combaten el intento patronal de despedirlos con las cartas no-match del Seguro Social.

Luchas como estas muestran que la batalla por la legalización no es simplemente una lucha por los inmigrantes: es una demanda que debe enarbolar todo el movimiento obrero.Los patrones pretenden forzar a los trabajadores a cargar el peso de la creciente crisis económica. Reducen salarios, recortan beneficios, aceleran la producción y prolongan la semana laboral. Sus ganancias dependen de mantener una reserva de mano de obra inmigrante en condiciones de segunda clase, con lo cual buscan deprimir los salarios de todos. Ellos esperan que al aumentar el desempleo nos mantendremos divididos y culparemos a otros trabajadores, no a los patrones y su sistema.

Pero cuando los trabajadores luchamos, a los gobernantes les sale el tiro por la culata. Ejemplo reciente de esto es la lucha de los obreros del matadero de la Dakota Premium Foods en St. Paul, Minnesota. Cuando yo trabajé allí en 2000, me uní a la campaña de sindicalización, que triunfó.

En enero la compañía intentó ganar una votación para anular la certificación del sindicato. En los meses previos, empezaron a contratar a muchos obreros nacidos en Estados Unidos, incluidos negros, indígenas y blancos, y a muchos que están bajo libertad condicional. Creían que estos nuevos empleados no se unirían con los trabajadores latinos, la mayoría, para defender la unión.

Pero los patrones nos subestimaron. Los obreros captaron a muchos de los nuevos empleados y derrotaron la descertificación. Ahora luchan por un contrato digno.

La semana pasada un juez en Nueva York absolvió a los policías que mataron a Sean Bell en una balacera de 50 tiros. A las protestas en Nueva York se unieron inmigrantes que, por ser vendedores ambulantes, diariamente son acosados por la policía.

A través de estas batallas vemos el camino hacia la transformación de los sindicatos en instrumentos de lucha. Por esta vía la clase obrera puede forjar un partido obrero basado en los sindicatos. Un partido que llevará las luchas obreras al campo político y retará a los partidos gemelos de los capitalistas, los demócratas y republicanos.

Al luchar juntos este Primero de Mayo estamos dando un paso por ese camino. ¡Legalización ya!
 
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