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Vol. 72/No. 36      15 de septiembre de 2008

 
Operación OTAN-EUA
mata a 90 civiles afganos
 
POR RÓGER CALERO  
A pesar de extensas protestas, Washington defiende una operación militar que llevó a cabo en el occidente de Afganistán el 22 de agosto y que resultó en la muerte de por lo menos 90 personas. Según la Voice of America News (Noticias Voz de América), “El Pentágono cree que el ataque estuvo dirigido contra militantes que eran blancos legítimos”.

Pero una investigación de las muertes producidas por la operación que realizó la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán, encontró que murieron 90 civiles, 60 niños, 15 mujeres y 15 hombres.

Aunque inicialmente Washington insistió que solo habían muerto fuerzas de al-Qaeda y el Talibán, el 26 de agosto declaró que también habían muerto cinco civiles. Desestimando las muertes de civiles, el teniente estadounidense Nathan Perry dijo, “Creemos que esos eran miembros de la familia del militante Mullah Sadiq”.

Las fuerzas de la “coalición” dirigida por Washington y comandos del Ejército Nacional Afgano realizaron el ataque por tierra y aire el 22 de agosto contra el distrito de Azizabad, en donde estaban reunidos decenas de aldeanos para participar en un acto en honor de un aldeano que fue muerto el año pasado. Funcionarios locales declararon al Washington Post que no recibieron ninguna advertencia del ataque.

Bajo crecientes presiones de responder al aumento de víctimas civiles de este tipo de operaciones, el presidente afgano Hamid Karzai despidió a dos oficiales de alto rango del ejército afgano que estuvieron involucrados en la operación en Azizabad. El Consejo de Ministros de Afganistán anunció el 25 de agosto que iba a revisar sus acuerdos con las fuerzas de ocupación para mejorar la coordinación durante las operaciones militares.

Al mismo tiempo, el asesor principal de Karzai aseguró a los reporteros que su gobierno no planea demandar que se retiren las tropas de ocupación. “Necesitamos las fuerzas extranjeras hasta que nuestras propias instituciones militares sean capaces de defender a Afganistán”, dijo Homayan Hamidzada. En la actualidad casi 70 mil tropas extranjeras están estacionadas en Afganistán.

Más de 3 400 personas han muerto como parte de la guerra en Afganistán este año. Funcionarios afganos y de la coalición alegan que la mayoría de ellos son insurgentes islámicos.

Karzai ha advertido repetidamente a los imperialistas que las víctimas civiles están perjudicando sus operaciones, y ha solicitado a las fuerzas dirigidas por Washington que se enfoquen en luchar contra al-Qaeda y el Talibán en Pakistán. “La guerra contra el terrorismo se halla en otras partes, y allí es donde debe irse la guerra”, dijo en abril, según el International Herald Tribune.

Mientras tanto, el 25 de agosto se quebró la coalición de gobierno de Pakistán, establecida hace cinco meses, cuando Nawaz Sharif, el líder principal de la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, abandonó la coalición junto otros miembros de su partido. Sharif se retiró después que el dirigente del Partido Popular de Pakistán Asif Ali Zardari anunciara que se postularía para presidente para reemplazar a Pervez Musharraf, quien fue forzado a renunciar bajo amenazas de ser despedido de su puesto.

Zardari, quien se ha convertido en la principal figura política desde la dimisión de Musharraf, ha realizado una serie de gestos para demostrar que está resuelto a luchar contra las fuerzas islámicas. En una entrevista con la BBC el 24 de agosto, Zardari dijo que el Tehrik-i-Talibán, un grupo relacionado al Talibán en Pakistan, debería ser proscrito. Al día siguiente, el grupo fue incluido en la lista de organizaciones prohibidas del Ministerio del Interior.  
 
 
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