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Vol. 72/No. 37      22 de septiembre de 2008

 
Cubanos reconstruyen tras ciclones
 
POR BRIAN WILLIAMS  
La isla de Cuba sufrió una inmensa devastación a consecuencia del huracán Gustav que llegó a sus costas el 30 de agosto.

Ni una sola persona murió allí a consecuencias de este huracán. El gobierno revolucionario de ese país organizó al pueblo cubano para que se movilizara y evacuara a aquellos que viven en las zonas más amenazadas.

Una semana después de Gustav, el huracán Ike azotó el noreste de Cuba el 7 de septiembre. Alrededor de 2.6 millones de personas fueron evacuadas de las zonas más amenazadas antes de la llegada del huracán. Cuatro personas murieron en Cuba a causa de Ike.

En contraste, en el cercano Haití, que también fue golpeado por el huracán Gustav, murieron por lo menos 163 personas. Los trabajadores de este país se vieron forzados a enfrentar la situación por su cuenta.

Gustav golpeó Cuba con vientos de 150 millas por hora y ráfagas de viento de hasta 212 millas por hora, y afectó a áreas por todo el país. La Isla de la Juventud y las provincias de la parte occidental de la isla incluyendo Pinar del Río y La Habana fueron las más afectadas.

En su columna “Reflexiones” en Granma del 3 de septiembre, el ex presidente Fidel Castro estima que se necesitaran entre 3 y 4 mil millones de dólares para la reconstrucción. “¿Cuántas viviendas anticiclónicas, seguras, necesita Cuba? No menos de 1.5 millones de ellas para 3.5 millones de familias totales” escribió.

“El hecho adverso debe servir para trabajar con más eficiencia cada día y el empleo justo y racional de cada gramo de material”, añadió Castro.

Al mismo tiempo, el dirigente cubano añadió: “¡Suerte que tenemos una revolución! Ningún ciudadano quedará abandonado a su suerte”.

Hubo una amplia preparación para resguardar a la población antes de la llegada de los huracanes. Los centros de evacuación, por ejemplo, tenían médicos, enfermeras y provisiones médicas listas de antemano. Equipos de trabajadores limpiaron las tuberías de alcantarillado, almacenaron provisiones de alimentos y llevaron a los animales a lugares más altos.

Después del huracán Gustav, el coronel Miguel Angel Puig, jefe del Departamento de personal de Operaciones de Defensa Civil dijo que solo 19 personas sufrieron heridas, pero ninguna que ponía en peligro la vida, según informó Granma.

Castro relata la historia del esfuerzo que se hizo para rescatar a cinco tripulantes de una embarcación de langostas desde Batabanó en la provincia de La Habana.

“Tan pronto amainó el tiempo comenzó la búsqueda, que llegó a reunir 36 embarcaciones, tres helicópteros y dos aviones durante casi dos días”, escribió. Se encontró vivos a los hombres y fueron rescatados.

Más de 100 mil casas fueron destruidas por el huracán Gustav en Cuba. Solo en Pinar del Río fueron 70 mil, en donde también sufrieron daños 500 escuelas, según informes de la Cruz Roja.

En la Isla de la Juventud, el Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias General Alvaro López Miera vio “las torres de acero retorcidas, las casas convertidas en ruinas y la destrucción por todas partes”, escribió Castro. De las casi 25 mil casas de la isla, 20 mil sufrieron daños por la tormenta y la mitas de estas no tienen techos o fueron totalmente destruidas. Solo 16 panaderías, todas equipadas con generadores y hornos eléctricos pudieron funcionar inmediatamente dado el severo daño de los edificios, dijo Castro.

En la provincia de La Habana, los residentes sufrieron de los daños producidos por la inundación y los vientos, aunque los daños fueron menos severos que en otras áreas. Se cayeron árboles, y el viento arrancó los tanques de agua de las casas. Los vientos y el agua dañaron las plantaciones de plátano y de legumbres.

En las provincias más occidentales se dañó el sistema de electricidad. Más de 3 millones de residentes de La Habana y 800 mil de Pinar del Río y la Isla de la Juventud se encontraban sin electricidad al día siguiente. Sin embargo, 48 horas después más del 40 por ciento de la población tenía electricidad suplida por generadores independientes que se habían instalado previamente.

Washington ha ofrecido 100 mil dólares en lo que califica de ayuda humanitaria a Cuba. Sin embargo, insiste en que el dinero solo será disponible para las organizaciones de ayuda privada, y no para el gobierno cubano. La oferta también incluye que se permita la entrada a agentes de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional para que “evalúe” los daños.

Si el gobierno norteamericano verdaderamente quisiera ayudar, dijo el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba en una declaración, “debería permitir la venta a Cuba de materiales indispensables y suspender las restricciones que impiden a las compañías norteamericanas ofrecer créditos comerciales privados a nuestro país para comprar alimentos en Estados Unidos”.

En 2005, La Habana ofreció enviar 1 500 médicos a Nueva Orleáns y las zonas aledañas para proveer ayuda médica urgente a los miles de trabajadores víctimas del Huracán Katrina. Washington se rehusó a aceptar esta oferta.  
 
 
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