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Vol. 72/No. 39      6 de octubre de 2008

 
Washington prepara gran rescate bancario
Nuevos recortes sociales para trabajadores
(artículo principal)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
El gobierno federal anunció un plan el 19 de septiembre para gastar 700 mil millones de dólares comprando títulos respaldados por hipotecas casi sin valor que están en manos de muchos bancos. Así espera frenar la crisis financiera más severa que encara la clase dominante norteamericana desde los años 30.

El paquete de rescate se anunció tras el colapso o la amenaza de colapso de varias de las mayores instituciones financieras estadounidenses, y la parálisis del crédito en los mercados mundiales, en la cual muchos bancos no han querido prestar dinero.

El plan le permitiría al gobierno comprarles deudas incobrables a los bancos durante los próximos dos años. El gobierno se quedaría con estos títulos por unos años con la esperanza de que recuperen un poco su valor. El rescate cobijaría a bancos norteamericanos y demás bancos que tengan “operaciones considerables” en el país, según informó el Departamento del Tesoro. El Tesoro compraría no solo bienes en peligro de juicio hipotecario, especialmente valores y préstamos respaldados por hipotecas, sino “otros bienes, según se considere necesario para estabilizar efectivamente los mercados financieros”.

Aumentaría el nivel de la deuda nacional del gobierno norteamericano de $10.6 trillones a $11.3 trillones (un trillón es un millón de millones). Anteriormente se había elevado el límite máximo de la deuda antes de que el gobierno tomara control de las agencias hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.

El presidente George Bush dijo, “La gente comienza a dudar de nuestro sistema, la gente comienza a perder confianza, y yo entiendo que es importante tener confianza en nuestro sistema financiero”.

Tanto el candidato presidencial republicano John McCain como el demócrata Barack Obama han pretendido presentarse como defensores del pueblo trabajador en medio del debate sobre el rescate. Ambos dicen que los jefes de las empresas receptoras de estos fondos no deben de ser premiados con alzas salariales.

Obama afirmó que el plan “no puede ser solo para Wall Street, también debe ser un plan para Main Street” que “ponga dinero en los bolsillos de las familias trabajadoras”.

Su compañero de fórmula Joseph Biden dijo, “Si vamos a rescatarlos a ustedes…. entonces más vale que abran sus libros de contabilidad y nos dejen constatar exactamente lo que tienen”. McCain dijo que aún estaba indeciso respecto a cómo votar sobre el paquete de 700 mil millones.

Róger Calero, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente, dijo que el plan de rescate “no resolverá la crisis financiera de los capitalistas, la cual no es producto ni de ‘mala’ regulación ni de ejecutivos sobrepagados, sino más bien el resultado del sistema salarial. Los demócratas y republicanos pretenden socializar ciertas pérdidas de los capitalistas. Solo “abrirán sus libros” selectivamente para unas pocas personas, en la medida que estas les ayude a estabilizar su sistema.

“Los candidatos socialistas exigimos que abran los libros de las empresas a los trabajadores, sus sindicatos, asociaciones de vecinos y comités de control de precios, para que podamos ver cómo nos explotan y para defender nuestro nivel de vida, las condiciones de trabajo, la salud y seguridad laboral. En el transcurso de esto aprenderemos a controlar y manejar la producción, como un paso hacia la toma del poder estatal y el fin de la explotación capitalista”.

El Banco Federal de Reserva ha sobreextendido sus reservas a raíz de sus programas de préstamo y rescate. A mediados de 2007 el banco central tenía alrededor de 800 mil millones de dólares en títulos del Tesoro. A mediados de septiembre de este año, la cifra había bajado a apenas más de 300 mil millones. Actualmente el gobierno federal se empeña en recaudar fondos vendiendo nuevos bonos del Tesoro lo más rápidamente posible.

El 21 de septiembre el Banco Federal de Reserva autorizó convertir a Goldman Sachs y Morgan Stanley, los dos grandes bancos de inversiones que aún existían, en compañías tenedoras (holding companies) para bancos, las cuales funcionarán más como bancos comerciales. Esta medida permite que ambos bancos tengan mayores opciones al pedir préstamos del Banco Federal de Reserva y más acceso a depósitos bancarios.  
 
 
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