El Militante (logo)  

Vol. 72/No. 42      27 de octubre de 2008

 
Washington impulsa guerra ampliando
sus alianzas con fuerzas afganas
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
A medida que Washington intensifica su guerra en Afganistán, con más tropas en la región que colinda con Pakistán, los generales norteamericanos responsables de dirigir la ocupación imperialista están buscando aprovechar oportunidades para forjar una alianza más amplia contra al-Qaeda, incluso entre los talibanes. Aunque las fuerzas de la OTAN dirigidas por Washington han sufrido crecientes bajas en Afganistán, los talibanes y otras fuerzas opuestas al gobierno han cobrado un saldo mucho más elevado.

Según informes de la prensa, más de 170 talibanes murieron en tres batallas durante la última semana. Desde que empezó la guerra en 2001, han muerto unos mil soldados de las fuerzas dirigidas por Washington.

Las fuerzas norteamericanas han escalado sus ataques aéreos usando aeronaves teledirigidas y aviones caza contra los talibanes de ambos lados de la frontera con Pakistán.

Los ataques talibanes han aumentado en un 40 por ciento en lo que va del año. Los funcionarios de Washington, de la OTAN y de Kabul lo atribuyen a la creciente inestabilidad en Pakistán y al ingreso de milicianos islamistas que han huido de Iraq.

También han aumentado las muertes de civiles. Según las cifras de la ONU, 1 455 civiles fueron muertos por ambos lados en lo que va del año, comparado con 1 500 en 2007. La ONU atribuye un poco más de la mitad de estas muertes a los talibanes, quienes han realizado 142 ejecuciones sumarias en lo que va del año.

Según versiones del gobierno de Afganistán y de la ONU, fuerzas aéreas norteamericanas efectuaron un ataque el 22 de agosto que mató a unos 90 civiles, incluyendo 60 niños. Al principio Washington dijo que no había más de siete muertos civiles pero cambió la cifra a 33 cuando se publicó una foto aérea mostrando más de 30 cadáveres.

Actualmente las tropas norteamericanas y de la OTAN en Afganistán suman entre 62 mil y 64 mil. Washington se prepara para enviar una brigada del ejército de 5 mil efectivos, así como 3 500 marines para principios de 2009, según la Prensa Asociada. Además, el general David McKiernan ha solicitado hasta 15 mil tropas adicionales.

Tanto el candidato presidencial demócrata Barack Obama como su rival republicano John McCain abogan por el envío de más tropas a Afganistán.

Aplicando sus experiencias de Iraq, los comandantes norteamericanos ahora debaten tácticas para intensificar su ofensiva militar y bregar con la creciente inestabilidad en la región. Esto incluye la posibilidad de negociar con sectores de los talibanes y sus aliados.

“Se han producido combates muy muy recios este año, y va a ser más recio el año que viene a menos que nos adaptemos”, dijo el almirante Michael Mullen, jefe del estado mayor norteamericano, al hablar con reporteros el 9 de octubre. McKiernan, el principal comandante estadounidense en Afganistán, hizo comentarios similares la semana antes.

En las ediciones del 9 de octubre del New York Times y del Los Angeles Times se divulgaron aspectos de esta política. Los artículos citaron un borrador de un “Estimado de Inteligencia Nacional” que debe divulgarse después de las elecciones de noviembre. La evaluación que ofrece el informe es que el gobierno central de Afganistán se está debilitando.

El general David Petraeus, nuevo comandante del Comando Central estadounidense, y el secretario de defensa Robert Gates dijeron estar predispuestos a la “reconciliación” con los talibanes y otras fuerzas antigubernamentales. Gates enfatizó que no habría discusiones con fuerzas vinculadas a al-Qaeda.

En una reunión de la Heritage Foundation el 8 de octubre, Petraeus dijo que en Iraq los oficiales militares norteamericanos se sentaron “con algunos de los que disparaban contra nosotros” e identificaron a aquellos “con los cuales podrían reconciliarse”. Washington colaboró estrechamente con Londres en este esfuerzo, explicó, implicando que las dos potencias probablemente harían lo mismo en Afganistán.

Petraeus también habló de forma positiva sobre una reunión a fines de septiembre respaldada por Londres y auspiciada por el rey Abdula en Meca, Arabia Saudita. En la reunión participaron Abdula, dos funcionarios del gobierno afgano, 11 representantes talibanes y un representante de Gulbuddin Hekmatyar, dirigente del Partido Islámico de Afganistán (HIA).

El HIA, junto con los talibanes, se atribuyó un atentado contra el presidente Hamid Karzai de Afganistán. El gobierno en Kabul comenzó sus intentos de negociar con Hekmatyar en septiembre de 2007, si no antes, y hasta le ofreció a Hekmatyar la posibilidad de formar parte del gobierno.

Las conversaciones en Meca fueron parte de los intentos del gobierno de Karzai de negociar la paz con el mullah Mohammed Omar, ex jefe del gobierno talibán en Afganistán, a cambio de poder regresar a Afganistán y, se supone, negociar una parte del poder en el país. Wakil Ahmed Muttawkil, ex funcionario de los talibanes, dijo que el grupo podría romper sus lazos con al-Qaeda como parte de un acuerdo de paz con Kabul.

Más o menos al mismo tiempo, Sherard Cowper-Coles, embajador británico en Afganistán, dijo a la prensa francesa que un “dictador aceptable” sería la mejor solución en Afganistán.

Hasta la fecha, la estrategia norteamericana se había enfocado en una ofensiva militar contra los talibanes y al-Qaeda en aldeas afganas. El resultado de esa política ha sido más muertes de civiles, lo cual ha alimentado el odio popular contra la ocupación. Las fuerzas dirigidas por Washington “no podemos lograr la victoria solo matando”, dijo el almirante Mullen al explicar la nueva estrategia.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto