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Vol. 72/No. 42      27 de octubre de 2008

 
Los Cinco Cubanos defendían
revolución de ataques basados en EUA
(Tercero de una serie)
 
POR MARTÍN KOPPEL  
Fue hace 10 años en septiembre, que agentes del FBI arrestaron y fabricaron cargos contra Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González. En un juicio caracterizado por violaciones de derechos constitucionales fundamentales, el gobierno norteamericano obtuvo condenas contra los cinco cubanos bajo cargos falsos que variaban desde “conspiración para cometer espionaje” hasta “conspiración para cometer homicidio”.

El Militante está publicando una serie de artículos sobre la creciente campaña internacional para lograr la excarcelación de estos cinco luchadores obreros, conocidos como los Cinco Cubanos. El artículo anterior, que apareció en el número del 25 de agosto, explicó que el juicio amañado contra los cinco y su excarcelación se enmarcan en una arremetida más amplia por parte de los gobernantes capitalistas norteamericanos contra los derechos y el nivel de vida del pueblo trabajador en Estados Unidos durante la última década y media.

Los cinco hombres fueron encarcelados por el “crimen” de mantener informado al gobierno cubano acerca de las actividades de grupos contrarrevolucionarios, con base en Estados Unidos, que tienen un largo historial de ataques contra Cuba.

Las acciones violentas de estos grupos forman parte de la agresión económica y militar desde hace casi 50 años con la cual el gobierno norteamericano, bajo 10 administraciones demócratas y republicanas, ha intentado derrocar a la Revolución Cubana y reimponer el dominio capitalista.

La política hostil de Washington contra Cuba no es ni irracional ni está guiada por objetivos a corto plazo. Las familias multimillonarias que gobiernan Estados Unidos quieren castigar a los trabajadores y campesinos en Cuba por tener la audacia de tomar el poder estatal y hacer una revolución socialista. Lo que ellos odian y temen ante todo es el ejemplo político que esta revolución le ofrece al pueblo trabajador por todo el mundo, incluido Estados Unidos.

“¿Qué se esconde tras el odio yanqui a la revolución cubana?” pregunta la Segunda Declaración de la Habana, un manifiesto aprobado en febrero de 1962 por una asamblea popular de un millón de cubanos.

“Los une y los concita el miedo”, fue la respuesta. “No el miedo a la revolución cubana; el miedo a la revolución latinoamericana…el miedo a que los pueblos saqueados del continente arrebaten las armas a sus opresores y se declaren, como Cuba, pueblos libres de América”.  
 
Medidas revolucionarias
El 1 de enero de 1959, los trabajadores y campesinos en Cuba, dirigidos por el Ejército Rebelde y el Movimiento 26 de Julio, derrocaron a la dictadura de Fulgencio Batista, que era respaldada por Washington. El gobierno revolucionario inmediatamente empezó a tomar medidas para responder a las necesidades de la mayoría. En cuestión de meses promulgó leyes que redujeron los alquileres de viviendas en un 30-50 por ciento y rebajaron drásticamente las tarifas de electricidad y de teléfonos que cobraban los monopolios norteamericanos. Se prohibió la discriminación racista en el empleo y en instalaciones públicas. Se tomaron medidas para integrar a las mujeres a la fuerza laboral, los sindicatos y las actividades políticas. En mayo de 1959 una profunda reforma agraria expropió las grandes haciendas y entregó títulos de propiedad a 100 mil campesinos sin tierra.

Se extendió la educación y la atención médica a todos los sectores de la sociedad. En 1961 se movilizaron a más de 100 mil jóvenes por todo el país para enseñar a leer y escribir a un millón de trabajadores y campesinos, eliminando así el analfabetismo.

Los trabajadores se movilizaron para combatir el sabotaje económico por parte de los capitalistas y, para fines de 1960 fueron nacionalizadas las principales empresas norteamericanas y casi todas las grandes industrias de propiedad cubana. Estas y otras medidas establecieron el carácter socialista de la revolución.

La dirección revolucionaria también ofreció su solidaridad a luchas antiimperialistas por todo el mundo. Ya en 1963 combatientes voluntarios cubanas fueron a Argelia para defender al nuevo gobierno independiente de ataques apoyados por el imperialismo. Esta trayectoria internacionalista proletaria se mantiene hasta el día de hoy, con miles de médicos cubanos que brindan servicios de salud de alta calidad a través de Africa, América Latina y Asia.

Estas medidas profundas enfurecieron a los acaudalados gobernantes norteamericanos y a los capitalistas cubanos. A diferencia de otros gobiernos, el liderazgo en Cuba revolucionaria no se sometía a sus intereses. Para los imperialistas, lo más preocupante era que Cuba revolucionaria sentaba un ejemplo para millones de personas en el mundo: de que sí era posible derrocar el dominio capitalista y hacer una revolución socialista.

En respuesta, Washington en julio de 1960 eliminó casi todas las importaciones de azúcar desde Cuba. En enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con Cuba y restringió los viajes por ciudadanos norteamericanos a la isla. En febrero de 1962 la administración Kennedy decretó un embargo total al comercio estadounidense con Cuba.

En abril de 1961 el gobierno norteamericano lanzó una invasión mercenaria a Cuba, que fue derrotada en Playa Girón por los trabajadores y campesinos organizados en las milicias populares, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la policía revolucionaria. En octubre de 1962 Kennedy decretó un bloqueo naval de la isla y llevó el mundo al borde de un holocausto nuclear después que Cuba aceptó misiles de la Unión Soviética frente a los preparativos imperialistas para invadir a Cuba. Las movilizaciones del pueblo trabajador cubano frenaron la mano de Washington.  
 
Campaña de terror de Washington
Entre 1959 y 1965, casi 4 mil bandidos contrarrevolucionarios —armados, entrenados y financiados por el gobierno norteamericano— libraron una campaña de sabotaje y terror en Cuba, especialmente en la sierra del Escambray. Torturaron y asesinaron a cientos de personas, entre ellos alfabetizadores voluntarios y campesinos beneficiados por la reforma agraria. El pueblo trabajador cubano organizó una campaña para derrotar a los bandidos, y lo logró para mediados de los años 60.

Durante años, contrarrevolucionarios apoyados por Washington quemaron cultivos de caña, dinamitaron almacenes en La Habana y realizaron cientos de atentados contra Fidel Castro. Las autoridades cubanas han ofrecido pruebas de que Washington ha librado una guerra biológica contra la nación caribeña, incluyendo brotes de la fiebre porcina africana en 1971 y del dengue hemorrágico en 1981.

En gobierno norteamericano ha apretado su embargo económico contra Cuba, incluyendo con la Ley Torricelli de 1992 y la Ley Helms-Burton de 1996, las cuales, entre otras cosas, sancionan a empresas internacionales que comercien con Cuba.

Contrarrevolucionarios entrenados por la CIA también han efectuado ataques criminales en territorio norteamericano y en Puerto Rico, una colonia estadounidense. Eulalio Negrín, un empresario cubanoamericano que apoyaba iniciativas para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, fue asesinado el 25 de noviembre de 1979 en Union City, Nueva Jersey. Félix García Rodríguez, diplomático de la misión cubana ante Naciones Unidas, fue asesinado en una calle de Nueva York el 11 de septiembre de 1980. Carlos Muñiz Varela, dirigente en San Juan, Puerto Rico, de la Brigada Antonio Maceo, una organización de jóvenes cubanos que apoyan la revolución, fue asesinado el 28 de abril de 1979.

En octubre de 1976, contrarrevolucionarios entrenados por la CIA detonaron una bomba en un avión cubano sobre Barbados, matando a los 73 pasajeros, muchos de ellos miembros del equipo nacional cubano juvenil de esgrima. Entre los implicados en este crimen horroroso estaban Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, quienes fueron detenidos en Venezuela. Posada Carriles, ex mercenario de Playa Girón, había sido jefe de operaciones de la policía secreta venezolana. A pesar de ser condenado por el ataque de Barbados, se le permitió fugarse de la cárcel en 1985.

En una entrevista en 1998 con el New York Times, Posada Carriles se jactó de su participación en una serie de ataques dinamiteros en hoteles habaneros en 1997, incluyendo uno que mató a un turista italiano, Fabio Di Celmo, en el hotel Copacabana. Posada Carriles también fue implicado en un fracasado intento de asesinar a Fidel Castro en noviembre de 2000 en Panamá. Hoy día, tanto Posada Carriles como Bosch caminan libremente por las calles de Miami. Washington ha rechazado la solicitud del gobierno venezolano de extraditar a Posada Carriles.  
 
Hermanos al Rescate
Uno de los grupos contrarrevolucionarios cubanoamericanos basados en Estados Unidos es Hermanos al Rescate, el cual se autodenomina falsamente como organización “humanitaria” que rescataba a cubanos que salían del país en balsa. Su cabecilla, José Basulto, fue uno de los invasores de Playa Girón entrenados por la CIA y tiene largos antecedentes de efectuar ataques armados contra Cuba.

Hermanos al Rescate violó repetidamente el espacio aéreo de Cuba, sobrevolando la isla con avionetas de modo provocador y tirando volantes que llamaban al pueblo cubano a alzarse en contra del gobierno. Las autoridades cubanas informan que Hermanos al Rescate realizó 25 incursiones ilegales entre mediados de 1994 y febrero de 1996, y en muchas ocasiones entablaron protestas contra estas provocaciones. Washington hizo caso omiso de las protestas.

El 24 de febrero de 1996, Basulto dirigió tres avionetas Cessna que penetraron el espacio aéreo cubano rumbo a La Habana. Los pilotos desoyeron las advertencias de los controladores aéreos cubanos de que debían dar marcha atrás. Entonces aviones caza de la Fuerza Aérea cubana derribaron dos de las avionetas, que llevaban a cuatro miembros de Hermanos al Rescate, mientras el avión de Basulto logró escapar. A partir de esta acción decisiva de Cuba para defender su soberanía se acabaron los vuelos provocadores desde Estados Unidos.

En respuesta al derribamiento de las avionetas de Hermanos al Rescate, la administración Clinton intensificó sus acciones hostiles contra la Revolución Cubana. Entre otras cosas promulgó la Ley Helms-Burton, y arrestó y enjuició bajo cargos fabricados a los Cinco Cubanos en 1998.

El gobierno norteamericano decidió imponerle un castigo especialmente severo a uno de los Cinco, Gerardo Hernández. Hernández fue condenado a doble cadena perpetua, bajo acusaciones de “conspiración para cometer homicidio” con el pretexto desvergonzado de que él había sido responsable del derribamiento de los aviones de Hermanos al Rescate.

Al justificar sus acciones violentas contra Cuba, grupos como Hermanos al Rescate dicen hablar a nombre de todos los cubanoamericanos. Pero la población cubana en Estados Unidos está dividida en clases. Los grupos derechistas solo representan los intereses de un puñado de empresarios acaudalados, entre ellos los antiguos capitalistas y sus esbirros que después de 1959 perdieron la posibilidad de explotar al pueblo trabajador de Cuba.

La gran mayoría de los cubanoamericanos son trabajadores. Hoy día muchos, si no la mayoría —sobre todo entre los que emigraron durante las últimas décadas y las generaciones nacidas aquí— se oponen al embargo norteamericano y a la prohibición de viajar, especialmente a las restricciones a su derecho de visitar a sus familiares en la isla.

Algunas organizaciones cubanoamericanas, entre ellas la Alianza Martiana en Miami, se pronuncian en contra del embargo y a favor de la liberación de los Cinco Cubanos.

El próximo artículo relatará las historias y los logros de cada uno de los cinco cubanos encarcelados.  
 
 
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